Un mar de basura

Desde el año 2005 el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, alerta sobre la contaminación que viven los océanos por única y exclusivamente la acción del hombre, y la cataloga como crisis mundial. Claro que hay fotografías hermosas de un cristalino y azul verdoso fondo marino repleto de corales, peces de colores y enigma. Sin embargo, del otro lado es distinto el panorama: un mar de plástico es lo que tendremos pronto porque la cara de la moneda que no vemos, la menos mediática, la que no concursa, es de muchísima basura acumulada en grandes distancias de mar por todo el planeta. Preocupa, sobre todo porque los indicadores no muestran disminución, sino todo lo contrario.

El plástico nos circunda. Es un material que puede ser, al mismo tiempo, resistente, ligero, económico; es muy fácil de manipular y con él se puede hacer maravillas. No obstante, su beneficio es, al mismo tiempo, su mal: dura muchísimo. No diría que es eterno, pero permanece casi intacto, y dependiendo del tipo que sea, necesita aproximadamente entre un siglo y mil años para que una sola pieza se descomponga en entorno natural. Además, la erosión hace que se fragmente en partículas diminutas, y que sea imposible de sanear. Eso quiere decir que todos esos desperdicios que llegan al mar, que hoy parecen islas, demorarán tanto en biodegradarse, que a este ritmo nunca veremos los océanos limpios y quizás, en el futuro, desde aquí, podamos llegar caminando a tierras continentales por encima de caminos insumergibles.

Fotografía tomada de https://www.informacion.es

Debe ser que no sabemos qué hacer con tantas sobras, la queremos fuera de casa y creemos que basta con dejarla en la puerta. Y una vez más vuelve a ser un problema económico mantener nuestro mundo limpio, pero, ¿y nuestras conciencias? Sí, porque no habrá suficientes papeleras, ni una infraestructura de reciclaje bien organizada y equipada, sin embargo, a mí no se me ocurre dejar restos por el camino. En mi cartera guardo desde el cucurucho de maní vacío hasta el envoltorio de galletas, y todo lo demás que entiendo no puedo botar en las calles, mucho menos en el mar.

Un vasito que una persona arroje al Malecón no es un simple vaso pequeño y transparente, no es un acto insignificante. Imagine que cada uno lanza un artículo, una bolsa de nylon, serían millones de desechos con destino a las profundidades solo en las costas cubanas. Suponga el mismo ejercicio en todo el mundo: personas comunes como usted y yo, grandes y pequeñas industrias, cada uno colaborando con la hecatombe de la suciedad por doquier.

Puede que parezca dramático, pero expertos en el tema refieren que cada día al mar llegan miles de kilogramos de ese componente, y de todo ello solo del 15 al 20 por ciento es lo que vemos porque se queda en la superficie, el resto va al fondo marino. Es así como la postal de revista de naturaleza deja de ser perfecta. Los biólogos explican que afecta el ecosistema y miles de animales quedan atrapados o ingieren residuos que, por ser de pequeño tamaño, y flotar, poco a poco desplaza al plancton. Existen especies en peligro de extinción por esos factores antrópicos, como la tortuga boba de los océanos Atlántico, Pacífico, Índico y Mediterráneo.

Fotografía tomada de https://www.infobae.com

He visto imágenes que muestran la inmensidad del mar como un gran depósito sucio, y costas llenas de cepillos de dientes, vasos, redes, envoltorios, y cuanta variedad exista de ese tipo de desperdicio, sin contar otros materiales como metal, vidrio, y mucho más.

Es una de las causas más graves de contaminación marítima. Y no parece tener solución salvo dejar de hacerlo ya y comenzar a recuperar toda esa cantidad de partículas plásticas desperdigadas por donde quiera, una tarea difícil. Los defensores del medioambiente, instituciones y activistas, no son suficientes.

No obstante, falla el sentido común por encima de la disciplina,  faltan las políticas públicas, en no pocos paises, para detener la muerte de los distintos ecosistemas. No necesitamos que nos cuenten la gravedad del asunto para entender que la basura se recicla. Y a pesar de que el problema está identificado desde hace años, tal comportamiento mutila la riqueza marítima y acaba de manera acelerada con la existencia humana. Si la humanidad se originó en el mar, es en el mar donde también la estamos aniquilando.
 

Fotografía tomada de https://www.nationalgeographic.com