Silvio Rodríguez: Nostalgias de la niñez

Silvio Rodríguez: Nostalgias de la niñez
Fecha de publicación: 
11 Marzo 2023
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Pienso que de niño Silvio voló en la nave de los sueños hacia remotas regiones pobladas de seres fantásticos que ensancharon su prodigiosa imaginación. Época también de juegos sin fin, travesuras que le aceleraban los ritmos del corazón sin olvidar los sustos por posibles regaños…   
 
Del recuerdo de esa faceta de su vida surgirían después canciones melancólicas en las que él es el propio personaje como las tituladas Me veo claramente, Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol y El papalote.

En  Cuando yo era enano, rememora:       
Cuando yo era vejigo
me iba pal río porque era hermoso,
aunque estaba prohibido
por peligroso.
Como jagüey y ceiba,
como la palma y la yagruma,..
cuando yo era vejigo
yo era del monte y soñaba espuma.

Libertad, libertad,
Libertad para mi niño.

Sumado a sus condiciones musicales mostradas desde pequeño, Silvio sintió la influencia de su padre Víctor Dagoberto Rodríguez, amante de la lectura, sobre todo de la poesía, y de la familia materna, cuya abuela según dijera el propio trovador “cantaba canciones antiguas del tiempo de España”. Además, según recordaba, uno de sus tíos, Ramiro Domínguez, músico de profesión, cuando él aún estaba en la cuna y tenía que pararse aguantado, gustaba tocarle en la madera del escaparate una conguita para que bailara. A los seis o siete años, le regaló una pequeña tumbadora y le enseñó a usarla.Todo ese ambiente sonoro fue forjando la personalidad del intérprete y autor.

ARGELIA, LA MADRE

En una de mis visitas a casa de Argelia Domínguez, la entrañable madre de Silvio, la entrevisté acerca de la niñez de su hijo.

− El hogar preparó a Silvio para que fuera trovador. En mi casa todos cantábamos, mis padres, mis hermanos. Yo hacía un dúo con mi hermana Orquídea; éramos trovadoras, nos gustaba mucho Sindo Garay y otros famosos. Esa canción El colibrí, que Silvio interpreta con tanto amor, la aprendió en mi voz: él la tiene montada en su repertorio porque es muy linda.

− En San Antonio, cada vez que había una  actividad cultural, le decían a mi papá: “Mande a las muchachitas”. Y allá íbamos nosotras, que hasta llegamos a presentarnos en el Círculo de Artesanos. Sin embargo, todo quedaba ahí, en aquel tiempo ¿quién iba a pensar en ser artista? Silvio se ríe cuando  le digo que “a él la trova le viene por cañería porque desde que abrió los ojos la sintió, la vio y la oyó”.

−Cuando Silvio tenía un año y medio cantaba las canciones de moda y hasta se aprendía los anuncios de la radio. Una vez, llegaron los caballitos al pueblo, y una amiga mía lo llevó a la función: ella misma lo subió al micrófono y él cantó con una voz muy clara. Muy chiquito ganó un concurso; en un programa radial interpretó Viajera, y le regalaron un cake y le dieron de premio un billete de diez pesos; cuando llegó a la casa decía “Gané dinero de papel”.

-Mi  hijo siempre se sintió vinculado a la  música; a  los siete años inició sus estudios de piano y luego  tuvo que interrumpirlos. Tenía 16 cuando los reinició, pero por ese tiempo lo llamaron al  servicio militar; fue precisamente allí donde tomó la guitarra, una guitarra pintarrajeada, que ya no abandonaría más. Yo digo que esa es su novia más  querida, porque siempre la lleva muy cerca del corazón. Si está enfermo la pone junto a él en la cama y acaricia sus cuerdas. Me gustan las canciones de Silvio; las que más me llegan  son esas que tienen ese aire de la trova, esa forma de decir que tanto me recuerda a los viejos trovadores".

DE AQUEL PERSONAJE INOLVIDABLE

Durante una de sus actuaciones en el Teatro Nacional, en Caracas, Silvio al hablar de su infancia, contaba: “Como El colibrí que aprendí de mi madre, La canción del elegido y muchas más; también  El papalote es una canción de amor”. En ella Silvio evocaba a Narciso, el Mocho, un viejo negro que hacía papalotes y se había convertido en todo un personaje en el pueblo.

Un  día, de sus manos  salió brillando un coronel, pájaro perfecto; era un encargo y con el dinero Narciso compró alegría para los muchachos, pues los llenó de dulces. Y aquel hombre solitario, de corazón siempre dolido se puso un día a morir la muerte definitiva. ¿Acaso su vida no estaba llena de pequeñas muertes olvidadas en la embriaguez del alcohol?

Hasta su camastro en ruinas  hasta su casa en ruinas, allá en la calle Ancha, fueron todos los chicos del barrio. Esta vez, los vecinos no le gritaron, ni le tiraron piedras, en cuanto a los niños, sentían que con  él se iba un pedazo grande de sus sueños, aquellos que Narciso, el Mocho, alimentaba con los caramelos de la venta de sus papalotes.

Silvio estaba también allí, como lo otros, escondiendo las lágrimas. Ya músico, se inspiró en Narciso, amado fantasma de su niñez que aún le rondaba, y le cantó desde lo más hondo del sentimiento. En una de sus estrofas, dice:

Una noche el respeto
bajó y te puso bella corona
-respeto de mortales
que, muerto, al fin te hizo persona.
Pobre del que pensó
-pobre  de toda aquella gente-
que el día más importante
de tu existencia  fue el de tu muerte.

El papalote
cae, cae, cae, cae, cae.
Se va a bolina la imaginación
Buena cuchilla la picó.

La niñez  ha sido motivación en la obra de Silvio. Recordamos en especial Balada de Elpidio Valdés, 1970, tema sobre filmes de Juan Padrón; Canción infantil, 1977, para una obra infantil de teatro comunitario que trabajaba en la Sierra Maestra. Pioneros, 1976, Maquela do Zombo; Fábula de los tres hermanos, 1977; Cuando yo era enano, 1987, dedicada al poeta  Mario Benedetti; Blanca Nieves, 1986, donada a la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños; Cita con ángeles, 2003, al reverendo, Raúl Suárez y a sus hijos; Meñique, el primer largometraje cubano en 3D.  

Nota: Dos de sus discos el artista los dedicó a sus padres. El titulado Rodríguez a su papá, Dagoberto Rodríguez, fallecido en 1994, y Domínguez para su madre Argelia, quien muy joven aparece en la carátula. Ella murió en el 2021.

Comentarios

Escribo sin pretensiones de que alguien me lea, mucho menos Silvio. Me encantaría que supiera que me acompaña desde estudiante, hoy tengo 60 años y me siguen conmoviendo sus canciones. Fui a Cuba y entendí todo. Y tanto entendí que no poder cumplir mi sueño de conocerlo personalmente, no significó decepción. Es un grande.
Escribo sin pretensiones de que alguien me lea, mucho menos Silvio. Me encantaría que supiera que me acompaña desde estudiante, hoy tengo 60 años y me siguen conmoviendo sus canciones. Fui a Cuba y entendí todo. Y tanto entendí que no poder cumplir mi sueño de conocerlo personalmente, no significó decepción. Es un grande.

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