EDITORIAL: El aporte de las universidades

EDITORIAL: El aporte de las universidades
Fecha de publicación: 
17 Marzo 2021
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El Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha insistido en recientes reuniones y visitas de trabajo en la necesidad de que las universidades aporten mucho más a la economía y a la sociedad cubana. Se refiere, fundamentalmente, a la aplicación o utilización eficaz de los resultados de investigaciones científicas o las innovaciones que se desarrollan en las casas de altos estudios. 

Ese es uno de los roles de los centros de enseñanza superior, más allá de la formación de profesionales. La universidad no puede asumirse como ente autosuficiente y elitista, desligado del desarrollo integral del país. Los propios programas de estudio deberían tomar en cuenta las particularidades del contexto, sus problemas y desafíos. Muchas veces los toman en cuenta, pero no siempre esa relación opera en los dos sentidos. El gobierno, las instituciones, las empresas y las organizaciones tendrían que aprovechar mucho más el aporte concreto de las universidades, hacerlas partícipes o incluso ejecutoras de muchos más proyectos de impacto económico y social.

Es más, a las universidades habría que encargarles la elaboración y seguimiento de muchas más estrategias puntuales de desarrollo, en todos los ámbitos.

Y no habría que esperar a que sea el centro docente el que se interese por esas acciones. Hay que ir a la universidad. Hay que implicarla. Hay que ofrecer espacios propicios para la investigación. Hay que atender los resultados y contribuir a la puesta en marcha de programas de aplicación.

Es una responsabilidad de las disímiles instancias gubernamentales y de las empresas de todos los sectores de la economía.

Se ha llegado al punto de que determinada empresa ha enfrentado determinado problema y una universidad cercana tiene la solución: la falta de diálogo y relaciones de trabajo fluidas y permanentes ha impedido que se pongan de acuerdo.

La academia tiene que nutrirse de las prácticas en el terreno. Y viceversa. Hay que aprovechar las experiencias de la academia, integrarlas a las rutinas productivas.

El Presidente también ha señalado el desbalance entre la superación profesional del personal de las universidades y el de los centros vinculados a la producción. La mayor parte de los doctores trabajan solo en el ámbito académico. Se necesitan más trabajadores de alta calificación en las empresas y otros centros laborales.

Y esa tiene que ser una prioridad para los decisores, independientemente del interés personal de cada trabajador.

Cuba cuenta con un sistema integral de centros de educación superior, distribuido por todo el país. Hay vínculos con universidades de todo el mundo. Se realizan trabajos de diploma e investigaciones sobre un amplísimo abanico de temas. Urge socializar mucho más ese acervo. Tiene que hacerlo la universidad, rompiendo lógicas endógenas que aún persisten. Tiene que hacerlo todo el entramado de la sociedad. El conocimiento tiene que estar puesto en función del desarrollo, del proyecto de una sociedad próspera y sustentable.

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