DIARIO DEL FESTIVAL: Cartas para contar la historia
especiales

Fotograma de Cartas a mis padres muertos.
Este es uno de los más interesantes y hermosos documentales que integran la muestra de esta edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Carta a mis padres muertos (Chile, 2025), la más reciente obra de Ignacio Agüero, ha despertado elogios unánimes de la crítica por su manera profundamente poética y humana de recorrer medio siglo de historia chilena a partir de un gesto íntimo: hablar con sus padres fallecidos.
Reseñas especializadas destacan la sensibilidad con que el cineasta entrelaza materiales de archivo personales, familiares y públicos con registros actuales, en un tejido que combina memoria personal y memoria colectiva. Ese diálogo con lo irrecuperable, que rehúye la rigidez de la “carta filmada” tradicional, se inscribe en lo que Agüero llama su “cine de la divagación”: un estilo reflexivo, libre y asociativo en el que el montaje funciona como constelación más que como línea recta.
Críticos y espectadores han subrayado la capacidad del documental para moverse con naturalidad entre la historia política y la vida cotidiana, entre la evocación de las heridas de la dictadura y la ligereza de las pequeñas epifanías domésticas.
Las reseñas elogian especialmente la voz en off del director, que fluye como pensamiento en proceso, y la inclusión de testimonios que amplían la carta hasta convertirla en un coro afectivo, en un espacio donde la conversación con los ausentes implica también un diálogo con los vivos.
La crítica también ha valorado la belleza formal del filme y su capacidad de convertir la casa familiar —espacio recurrente en la obra del cineasta— en una suerte de nave que atraviesa el tiempo.
Carta a mis padres muertos llega al Festival como una obra mayor dentro de la filmografía de Agüero, un documental que no solo revisita la historia de Chile, sino que invita a pensar en la memoria como un territorio vivo.
Título: Cartas a mis padres muertos
Director: Ignacio Agüero
País: Chile
Género: Documental
Tema central: Relato íntimo y político donde el cineasta actualiza a sus padres fallecidos sobre 50 años de historia personal y nacional.
Desde Bolivia...
La hija cóndor llega precedida por el interés que despertó en su estreno. El filme del cochabambino Álvaro Olmos Torrico se adentra en una historia nacida de un encuentro real: el del director con una partera quechua, la última de su región, depositaria de saberes ancestrales y puente entre la vida y la comunidad. En la película, esa figura se convierte en el punto de partida para retratar a una joven heredera de ese oficio, cuya voz —considerada un don divino— calma a mujeres en trabajo de parto, mientras revela una identidad profundamente ligada a su paisaje andino.
Las imágenes captadas por Nicolás Wong Díaz, con luz natural, pieles y texturas que respiran autenticidad, consolidan un tono íntimo que ha sido destacado por la crítica festivalera.
El conflicto central —la muchacha que abandona su rol de partera para seguir un sueño musical motivado por su contacto con artistas urbanos— encarna una tensión habitual en el cine latinoamericano contemporáneo: la oscilación entre la raíz comunitaria y la búsqueda de un destino personal. Olmos lo trabaja desde las miradas, los silencios y el sonido, en una poética que contrasta la crudeza contenida de las escenas de parto, filmadas sin sensacionalismo, con la apertura sensorial de la ciudad.
Ese contraste no solo expresa el choque de mundos, sino que revela la complejidad afectiva de la protagonista, dividida entre lo que heredó y lo que anhela. El uso de actores no profesionales —habitantes de la propia comunidad donde rodaron— añade un realismo emocional que sostiene el arco dramático.
La película, una coproducción entre Bolivia, Uruguay y Perú, se ha convertido en una carta de presentación poderosa para el cine boliviano en el circuito internacional. Su selección en la sección Centrepiece del TIFF —espacio reservado a obras de autor de alcance global— confirma su potencial y abre puertas para futuras ventas y festivales.
Es una obra que dialoga con problemáticas universales: la migración del campo a la ciudad, la responsabilidad intergeneracional, el peso de los dones y la libertad de romper con ellos. El director insiste en que no filmó un relato folclórico, sino una historia íntima que interroga la manera en que decidimos honrar o traicionar aquello que heredamos.
Título: La hija cóndor
Director: Álvaro Olmos Torrico
Países: Bolivia – Uruguay – Perú (coproducción)
Género: Ficción / Drama
Fotografía: Nicolás Wong Díaz
Elenco: Actores no profesionales de la comunidad andina donde se filmó.













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