De cuando Ana Fidelia Quirot vuelve a ser una niña cubana

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De cuando Ana Fidelia Quirot vuelve a ser una niña cubana
Fecha de publicación: 
5 Mayo 2025
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Es imperdonable no haber guardado su nombre aquella mañana de sábado, cosas que pasan cuando las emociones dominan al oficio ¿Cómo te sientes? Fue la primera pregunta que se me ocurrió después de verla salir de la pista, agitada aún, pero con suficientes energías para casi volar las gradas maltrechas del estadio Pedro Marrero al encuentro de una leyenda. “Me gusta, así que no me siento mal, me siento muy bien corriendo”, respondió .  

Claro que la conversación fue después de tomarle la foto con “la tormenta del Caribe”, una mujer a la que podría conocer solo a través de la admiración de sus mayores o en videos de aquellos días gloriosos en los que la pequeña atleta no había nacido y Ana Fidelia Quirot nos sacaba alegrías de todos colores de las pistas del mundo.

Sin embargo, la campeona del mundo en Gottemburgo 1995 y Atenas 1997 y medallista olímpica en Barcelona ´92 y Atlanta ´96 es, en esencia, una mujer  agradecida y, con la misma sencillez con que cosió nasobucos durante la pandemia de COVID 19, organiza hace 13 años el Memorial Blas Beato, nombrado en homenaje a uno de sus más entrañables entrenadores.


Foto tomada de Jit

“La motivación, sobre todo, es la selección de talentos para la velocidad en los eventos que yo corría, 400 y 800, buscar niños y niñas para la escuela de iniciación deportiva escolar en esta distancia donde tiempos atrás teníamos corredores con buenos resultados a nivel mundial”, me explicó la célebre santiaguera con la mayor sencillez. 

“Tú sabes que la velocidad cubana estaba pasando por un bache”, agregó, entonces quedarse de brazos cruzados no le sirve a una hija de Fidel: “queremos rescatar niños con condiciones, con cualidades para esta distancia, para ver si podemos salir de ese bache que hemos tenido durante unos cuantos años para por lo menos seguir luchando en Centroamérica y Latinoamérica por resultados relevantes. Nos hemos quedado un poco a la saga y es por eso que estamos realizando este evento”.

Algunos de sus colegas, aseguró, también encabezarán certámenes con propósitos similares, entre ellos nuestro recordista mundial de salto de altura, Javier Sotomayor y la primera camperona olímpica cubana, María Caridad Colón, en el lanzamiento de la jabalina.

La pequeña atleta está en 5to grado y probablemente sepamos de ella más temprano que tarde, en campeonatos escolares y luego juveniles y, quién sabe cuán lejos logre correr, por lo pronto, ha ganado una medalla en el relevo y está feliz. Su hermanita, un año menor, también se entrena en la pista y sus tías, que son profesoras de Educación Física, las acompañan en el empeño, pero la presencia de Ana Fidelia tiene un efecto que le cuesta expresar: “me da un poquito de pena que alguien como ella me vea correr, pero sobre todo me da ánimo, fuerza…”

Ana Fidelia lo sabe y disfruta el intercambio con la mayor sencillez: “para esos niños es un estímulo y para mí un orgullo que ellos me vean como ejemplo en el deporte y fuera del deporte. Uno se siente como si todavía estuviese compitiendo cuando un niño te pide hacerte una foto. Para ellos es un acicate, un ejemplo, un aliento, pues ellos también quisieran en el futuro representar a su provincia, a su país en una competencia”.

Y claro, eso la, nos, llena de esperanza. Por eso, aunque haya pasado un mes o dos, vale la pena contar esta historia del día en que Ana Fidelia Quirot, se mezcla con los niños en la pista y vuelve a ser futuro a través de ellos.

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