Pepe Mujica regresa a la tierra
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José Mujica regresa a la tierra. Es justo, porque nunca aspiró al cielo. El expresidente de Uruguay, fallecido este martes, fue un hombre sencillo, consagrado, humilde y profundamente comprometido con las luchas comunes.
Su vida estuvo marcada por el rigor y el sacrificio, por años de prisión y resistencia, pero nunca perdió la sonrisa ni el sentido del humor. En tiempos donde proliferan los discursos de odio y los liderazgos autoritarios, él encarnó una manera distinta de hacer política: desde el diálogo, el consenso y la honestidad.
Mujica fue siempre un defensor de la justicia social, sin claudicar jamás en sus ideales.
No concebía la política como espectáculo ni como plataforma para el ego, sino como una herramienta para servir a los demás. Desde su austera chacra, en la que siguió viviendo aun siendo presidente, transmitió una lección ética de incalculable valor: vivir como se piensa.
Esa coherencia esencial lo convirtió en una figura respetada y querida en todo el mundo, incluso por quienes no compartían su visión ideológica. El «Pepe» Mujica fue un político que no necesitó disfraces ni artificios: lo sostenía la franqueza, la honradez y la fuerza de la verdad.
El cariño de millones de personas y el reconocimiento de líderes y pueblos lo ubican entre los indispensables de nuestra época. Mujica fue una voz lúcida en medio del ruido, un hombre sabio, capaz de reflexionar con profundidad sobre la vida, la economía, el poder y la humanidad.
Defendió siempre la dignidad del ser humano por encima del lucro y el consumo desmedido. No acumuló riquezas, sino afecto y respeto, y deja una herencia ética que atraviesa fronteras.
Amigo cercano de Cuba, José Mujica honró aquí, entre compañeros, el simbolismo de la Revolución y la figura de Fidel Castro.
Su compromiso con las causas progresistas de América Latina y su fe en la integración regional lo consolidaron como un referente internacional de la izquierda.
Pero más allá de cualquier etiqueta, fue, ante todo, una buena persona. Un ser humano excepcional que hizo de la política una forma de amor al prójimo.
Su legado queda en las ideas, en el ejemplo y en la memoria agradecida de los pueblos.
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Zarza
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