Marvel se mete con la conquista española sin mirarse el ombligo americano
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Eternals, la película número 26 del Universo Cinematográfico de Marvel, ya está disponible en las salas de cine sirviendo como mucho más que otra entrega en la saga. Es la cinta que marca un punto de inflexión. La que representa un antes y un después tras el final del arco de los Vengadores. Y no solo a nivel de personajes con nuevos héroes entrando en escena, sino en estilo, narración y riesgo. A muchos críticos no les ha gustado y por ser tan diferente al resto, Eternals corre el riesgo de convertirse en la película que más divida a los fans de Marvel. Tanto como hizo Los últimos Jedi en Star Wars. En cambio, creo que Eternals es la película más arriesgada del estudio. Tan arriesgada que existe una secuencia que quizás no caiga muy bien en España.
Para empezar cabe destacar que Eternals es una película de tintes poéticos que si bien juega con todo el engranaje de espectacularidad, acción, referencias y efectos de Marvel, no deja de ser una producción de Chloé Zhao, la ganadora del Óscar por Nomadland y referente del cine independiente desde que anclara sus pies en la industria estadounidense con la bellísima The Rider. La cineasta de origen chino es una directora fiel a su estilo, a las historias de independencia emocional, sobre la humanidad, sus miserias y las bellezas que se esconden en ella. Y Eternals es, sobre todo, su película. Su sello está latente de principio a fin por mucha parafernalia marvelita que se asome de vez en cuando. Pero esta oda al pluriculturalismo también peca de patriotismo protector, mientras lanza la piedra sobre el tejado de España.
Probablemente más de un lector se pregunte “¿España? ¿Marvel? ¿De qué estás hablando?” Pues este artículo trata específicamente de una secuencia que aparece en la nueva película del estudio, que seguramente no resuene en el resto del mundo pero que tiene suficientes papeletas como para remover entrañas entre defensores de la colonización y la representación histórica de la conquista española.
Eternals sirve de carta de presentación para un nuevo grupo de superhéroes colocando la acción principal tras el final de Vengadores: Endgame. Se trata de unos seres galácticos que llevan 7.000 años viviendo en secreto en el planeta Tierra, creados por unas fuerzas de creación del universo llamadas Celestiales para que protejan a la humanidad de sus enemigos, los Desviantes. Sin embargo, estos seres eternos con poderes especiales tienen la capacidad y conocimientos para liderar, moldear e influir en el desarrollo de la raza humana; pero su misión se los impide. Su labor es proteger y no inmiscuirse. Ni en nuestras glorias, avances y éxitos, y tampoco en nuestras guerras, catástrofes o tragedias. De esta manera conviven con la historia de la civilización, pasando por sus diferentes etapas, desde sus inicios a la Antigua Mesopotamia, Babilonia, la cultura maya y la actualidad.
Tanto detalle y extensión narrativa explica que la película dure 2 horas y 37 minutos. Y es por esa explicación minuciosa de toda la presentación que vemos diferentes etapas históricas donde los Eternals convivieron con la humanidad. Una de ellas, como apuntaba previamente: los mayas. Vemos a los Eternos conviviendo en armonía con cada civilización para de repente ser testigos de la conquista española.
En una secuencia clave que divide al grupo vemos cómo los españoles arrasan, destruyen, incendian y disparan al pueblo maya, con fuego rodeando el lugar y disparos resonando en el audio mientras los cuerpos caen al suelo. Vemos a los colonos destruyendo a su paso mientras los mayas se defienden o huyen como pueden. Y en ese momento, uno de los Eternos -Druig (Barry Keoghan)- siente la necesidad de intervenir y ayudar a la población local con sus poderes, pero la líder del grupo Ajak (Salma Hayek) le recuerda que no forma parte de su misión. A lo que él contesta: “Esto es un genocidio”.
Al ver la secuencia no pude evitar preguntarme cómo se tomarán la secuencia los espectadores españoles en general. No estamos viendo algo que no sea real o que no forme parte de la historia de la humanidad, pero es la secuencia histórica que sirve para moldear la narración de la película, haciendo hincapié en la violencia gráfica y los horrores de la humanidad. Y lo hace representándola con un capítulo que empaña la historia española cuando EE.UU. sale de rositas.
Es decir, es cierto que la película muestra, por ejemplo, el horror de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki. Pero lo hace de manera poética sin señalar gráfica o explícitamente a EE.UU. En cambio, en la masacre de la cultura maya despliegan el grafismo para remover emociones, comprender el horror y posicionar al espectador en la desesperación de este Eterno que quiere ayudar. Y si bien no deja de formar parte de la historia resulta curioso que Marvel haya optado por representar la conquista, malicia y violencia del ser humano a través de la colonización y no recurriendo o retratando la propia masacre americana sobre sus propios nativos. A este lado del charco puede dar la sensación que tiran la piedra sobre el tejado extranjero mientras los capítulos más oscuros de la historia estadounidense, como el destierro de sus nativos e incluso la esclavitud no aparecen por ningún lado.
Cuando vi la secuencia aproveché para preguntarle a Victoria Alonso, productora ejecutiva de Marvel y esta película, sobre la opinión del estudio en cuanto a cómo podía tomarse España esta representación. "Me parece que España lo va a tomar de la manera que pueda porque yo no soy nadie para decirle a España cómo lo va a tomar” me comentó en el estreno de la cinta en Londres. “Nosotros hacemos cine, no para decirte cómo te sientes o cómo políticamente podemos estar de un lado del otro, tomamos hechos y se los mostramos. Y ahora España tiene que verlo cómo lo quiera ver".
En cierto modo comprendo las palabras de Alonso. Marvel toma hechos y los plasma en la película. La colonización fue un hecho así como la masacre del pueblo maya y otras civilizaciones nativas en Latinoamérica a lo largo de la Conquista. Sin embargo, llama la atención que Marvel lance la piedra sobre el tejado histórico de España y no mire el ombligo de su propio país en la representación de la violencia que pretende demostrar cuando, si somos sinceros, tienen unos cuantos capítulos a lo largo de su historia.
Lo que consiguen con esa secuencia es posicionar al espectador en el lado del más débil a la hora de la guerra desigual, en el rechazo a la masacre y el horror de cualquier tipo de invasión. Poniendo sus miras en los conquistadores españoles a través de la secuencia más gráfica. De esta manera, el rechazo recaería en otra cultura sin necesidad de autoflagelarse ante un público tan taquillero como el estadounidense ni provocando polémicas en casa.
En resumen, en el arte todo vale y tampoco enseñan nada que no forme parte de la historia, pero no deja de resultar llamativo que la representación del horror se la echen a España y dejen a EE.UU. saliendo de rositas.
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