A estas alturas del juego, con tanta IA generativa, con tanto colisionador de hadrones, física cuántica y mundo simulado, no deberían existir mujeres en este mundo que cargaran con tanto como ese monumento describe, esa infinita jornada doméstica, que a veces se suma a la laboral.

Pero lo que resume la obra del artista catalán Jaume Plensa, ubicada en la calle de la Princesa, Barcelona, es una realidad abrumadora en las más disímiles geografías, porque el mundo no es homogéneo y los beneficiarios de tanto avance y bienestar no andan, ni mucho menos, desbordando todas las naciones.

Esa carga que soportan las mujeres no son solo individuales, sino estructurales.

Además de la injusta distribución de la riqueza, del conocimiento y de la tecnología; los prejuicios y patrones arcaicos persisten, a veces junto a los más actuales avances.

Por eso, aunque cada vez menos, todavía es una multitud de mujeres la que carga sobre sus hombres con tantas responsabilidades que deberían ser compartidas.

Mas llegará un día en que monumentos como ese serán solo un estandarte del pasado superado, Imagine, como invitaba Lennon.