Consejos para el uso correcto del nasobuco en sus hijos

Al menos en Cuba no era muy común percibir rostros con el resalte en especial de los ojos. Alguna que otra vez se veían tapabocas en el rostro de cierto foráneo de paseo, en otros por indicación médica, y en los últimos años en una comunidad más joven, de adolescentes que se unieron bajo el código de los llamados Team de Facebook o tribus digitales que lo utilizaban como muestra de distinción entre los diferentes grupos que fueron conformando.

Sin embargo, hoy día no existe prenda más usada que estos nasobucos. Como afirmaran diversas autoridades sanitarias y científicos a nivel global, y en nuestro contexto, el Doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, estos llegaron para quedarse. La pandemia de la Covid-19 ha modificado estándares de vestimenta e higiene. El 2020 vino con ellos y quizás lo extienda en el tiempo incluso con vacuna en proceso.

Hay quienes ya ha interiorizado profundamente su uso correcto. Pero, dentro de estos, están los que con el paso de tantas semanas y el pensamiento de que el virus no les va a tocar han flexibilizado el rigor de su uso. A nivel global se percibe cierta relajación a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que el SARS-CoV-2 aún no se logra controlar. Y entonces, ¿qué decir de los que ni al inicio le otorgaron la importancia que amerita?

Todo no queda ahí. Ciertos padres comentan que el fenómeno de las mascarillas no ha sido una tarea fácil. Para los más pequeños, y más para los que habitan en ambientes calurosos el problema se torna más complicado. Por ello el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) expone una vez más en su portal web oficial una guía de consejos para el uso adecuado en infantes.

Aclara la Unicef que nuestros hijos deben usar las máscaras en dependencia de factores como la edad y capacidad de usarla de forma segura y adecuada, no obstante, si la pandemia está muy extendida en su zona se debe usar en todos los entornos públicos. Este organismo de conjunto con la OMS sugiere que no se debe exigir que los menores de cinco años la porten, y que de seis a 11 sea en dependencia del desarrollo de la enfermedad en la zona donde residen.

Ya para los mayores de 12 años sí se aconseja el uso de los nasobucos en las mismas condiciones de los adultos, aunque los que padecen de trastornos del desarrollo, discapacidades u otras condiciones de salud, sea cual sea la edad, el uso obligatorio debe ser evaluado por las autoridades sanitarias de esa región. La OMS recomienda su uso para todos los menores que presentan problemas de salud subyacentes como fibrosis quística o cáncer. 

Para los niños se deben buscar máscaras que estén diseñadas para estos en especial, pues la mayoría son creadas para los adultos y no se ajustan bien a las proporciones de los rostros de los más pequeños. Los padres, refiere la Unicef, deben verificar que a sus hijos se les cubra bien la boca, la nariz y la barbilla, y que no se excedan por los lados, afectando la visión. Deben asegurarse de que estos puedan respirar cómodamente al caminar rápido y al hablar.

También especifica la Unicef que al hacer ejercicios se debe asistir a un espacio donde no sea necesario llevar la máscara ya sea en casa o al aire libre, siempre que se pueda mantener una distancia física segura de los demás. Tanto niños como adultos no deben llevarlas cuando practiquen deportes o realicen actividades físicas porque su uso puede afectar a la respiración y, además, el sudor hace que esta se moje y ello facilita el crecimiento de gérmenes.

Para incentivar el uso de los nasobucos en los niños la OMS propone buscar opciones creativas, con colores, dibujos y elementos decorativos que sean de su interés. Aclara que “cuanto más les guste a sus hijos el aspecto de sus máscaras, es más probable que las usen incluso cuando usted no esté presente”. En nuestras calles, desde hace meses ya se perciben modelos únicos con bordados coloridos y personajes animados que atraen la atención de estos para su uso.

Por último, vale destacar que en la medida en que los padres se involucren con sus hijos, adopten psicologías hacia el convencimiento y sin imposiciones será más fructífera la tarea. Como siempre se ha dicho la casa es la primera escuela, y este contexto se pone aún mas de manifiesto. Por tanto, seamos los padres los primeros en portar el nasobuco y de forma responsable, y así demostrar un buen ejemplo higiénico-sanitario. Por nuestros pequeños, su bienestar y salud, seamos nosotros los primeros en adoptar una postura cívica responsable contra la Covid-19.