¿George Céspedes se repite?

Esta es la misma idea de Mambo 3XXI, pero en vez de mambo, con rumba —decía alguien después del estreno de Identidad^-1, la más reciente coreografía de George Céspedes con Danza Contemporánea de Cuba. George Céspedes se repite —opinaba otro en el vestíbulo del teatro Mella.

Lo cierto es que, a primera vista, las coreografías tienen muchos puntos en común: hay aquí un entramado espectacular, muy demandante, rítmico hasta el paroxismo… Hay también un deconstrucción creativa de un baile popular… Es notable también una vocación “matemática” a la hora de diseñar el movimiento escénico.

Céspedes reta nuevamente al excelente cuerpo de baile de la compañía. Y los bailarines vuelven a estar a la altura. La pieza exige una homogeneidad, un control, una precisión contundentes. Como Mambo 3XXI…

Sin pretender una zambullida filosófica, hay también un ensayo sobre la identidad nacional, materializada en las secuencias fragmentadas, distorsionadas, recreadas, enfatizadas… de la rumba. Pero esta vez esas marcas están asumidas con un hieratismo evidente, como si se bailar más que diversión fuera misión divina, responsabilidad, circunstancia inevitable.

Deslumbran los dibujos y combinaciones de la línea de danza, que ocupan con suficiencia todo el espacio escénico. También el diálogo entre el cuerpo danzante y el diseño de luces.

Identidad^-1 convence por su fuerza avasalladora. La fórmula, obviamente, es muy parecida a otras obras de su creador. Pero, ¿no es acaso legítimo? Algunos dirán que el coreógrafo no ha dicho nada nuevo, que no ha crecido… Puede ser, pero, ¿es absolutamente necesario hacer aportes siempre?