OPINIÓN: El nuevo rostro de La Vieja Cuba

especiales

OPINIÓN: El nuevo rostro de La Vieja Cuba
Fecha de publicación: 
18 Agosto 2025
2
Imagen: 

Un experto en descarrilar debates, en lugar de situarlo en el apócrifo blog La Joven Cuba y su nuevo rostro, alentó la duda en torno a los invitados, y propició la discusión equivocada. En realidad, creo que cada uno de ellos respondió según lo que piensa, con sinceridad, como han hecho en otros foros; sus opiniones, desde hace varios años, son parte del debate nacional, estemos o no de acuerdo con ellas. Esas entrevistas muy pocos las hubiesen visto sin esos invitados. Ninguna hubiese suscitado esa curiosidad, de haber aparecido en un medio estatal. Como ha escrito González Penalva, el medio era el mensaje. Insisto, la mayor apuesta del nuevo/viejo proyecto era que nos distrajéramos en acusaciones que estimulan la lectura, y olvidáramos lo importante: el medio y sus fines.

Un pequeño recordatorio. La Joven Cuba, ese espacio que yo apoyé en sus inicios y del cual fui uno de sus impulsores (eso lo saben los tres fundadores), a pesar de las recomendaciones de Ted Henken ¬¬—el agente estadounidense que creó un simpático blog bilingüe, y estableció contacto amistoso con algunos blogueros cubanos, para luego visitarlos en un “tour” de trabajo por la isla, primero el de Yoani Sánchez (¿alguien se acuerda de ella?) y luego, uno a uno, el de cada joven crítico contactado¬¬—: “acérquense a Yoani, dialoguen con ella y aléjense de los oficialistas, ustedes son el futuro”, dijo como “buen” amigo. Su mapa de la blogosfera cubana, con ínfulas académicas, permitió a los repartidores de fondos otorgar viajes y becas. La Joven Cuba, el medio/mensaje al que nos referimos, devino paso a paso en una tribuna contrarrevolucionaria y su influencia real fue reduciéndose.

Creo que el giro actual, es el resultado de un profundo y podríamos decir, certero análisis de esa realidad. No es un cambio real, es un reacomodo discursivo (¿o han engañado a la Embajada de Noruega?). El país se ahoga en una crisis provocada por el bloqueo recrudecido, con medidas quirúrgicas añadidas, como ellos gustan decir, y sin embargo, la Revolución no se cae, la gente resiste. De repente los tanques pensantes del imperio han entendido que, a pesar de las condiciones extremas en las que transcurre nuestra vida (falta de electricidad y en ocasiones de agua y precios inalcanzables para la canasta básica), persiste en la población un deteriorado pero infranqueable muro ideológico que mantiene la apuesta histórica por la justicia social y la independencia. En Cuba existe una reserva moral cuyas proporciones verdaderas habían subestimado. Si los cubanos de hoy —en su mayoría nacidos después de 1959— no son indiferentes ante la pobreza, ante el destino de los otros, es porque somos hijos de la Revolución. El razonamiento del imperialismo es simple: las medidas de asfixia económica ya están, funcionan, ahora es necesario empujar suavemente, con un lenguaje cercano a la gente (y ello incluye tópicos revolucionarios), que inculpe al gobierno y acreciente la desconfianza, para introducir en la mente de las personas el deseo de un cambio de sistema. De todos los espacios que la contrarrevolución sostiene en Cuba, este era, por su ya lejano origen universitario, el más apropiado. Para ello nada mejor que usar a interlocutores revolucionarios, aunque a veces la jugada no les salga del todo bien.

Pero hay dos novedades evidentes: la aceptación del bloqueo estadounidense como un obstáculo a superar, y el señalamiento de que antes en Cuba no existía, por ejemplo, la mendicidad, pequeño pero contundente reconocimiento implícito del éxito de la Revolución (la mendicidad es endémica en el mundo, y especialmente en América Latina). Saben que tienen que repetir frases tan comunes en boca de la población como “esto no sucedía antes”, y ese antes no es la república mediatizada. No creo que lleguen a exaltar como hace la gente sencilla del país, la figura de Fidel. Pero como apostilló un entrevistado, antes de responder a la pregunta en torno a los cambios supuestamente exigidos por la población, “habría que definir también de qué cambios se trata”.

La verdad, no expresada por los constructores del espacio, es que el capitalismo aumentaría exponencialmente la pobreza y la mendicidad en Cuba y conduciría a una pérdida de la soberanía nacional. Por eso no mencionan jamás las palabras capitalismo o socialismo, como si los cambios estuviesen desvinculados de la política —el ejercicio del poder de una clase sobre otra— como si una actitud pragmática pudiera saltárselas.

Vivimos una cruzada para abolir los límites, no precisamente los que cercenan la libertad. El asalto es a los límites conceptuales de toda identidad política: no existen, supuestamente, derecha o izquierda, capitalismo o socialismo; existen, eso sí, personas buenas o malas, soluciones eficaces o ineficaces. Para ello nada más eficaz que la libertad de pensamiento al estilo burgués: se exhibe todo en igualdad de condiciones, lo que implica una desigualdad de base por la hegemonía cultural que detenta el capitalismo global, y por la manera fraudulenta en la que se construye esa “diversidad”. Pero si aparecen medios tecnológicamente capaces de competir y la verdad revolucionaria, por accidente, se impone, inmediatamente se prohíbe y se reprime. Que lo cuenten RusiaToday, TeleSur o Al Jazzeera. Que lo cuenten los estudiantes estadounidenses que protestan contra el genocidio en Gaza. La unidad no es ajena a la auténtica diversidad, pero se construye en y para la Revolución.

Una pregunta formulada a uno de los invitados da vueltas en mi cabeza: ¿este es el país que nos prometieron? Estremece la distancia: ellos, los que prometen; nosotros, los que recibimos la promesa. La pregunta encierra la trampa: ellos somos nosotros. No hay un ellos, existe un nosotros. Nos prometimos, todos, otro país y trabajamos duramente por alcanzarlo. Y sí, logramos cosas increíbles. Pero no todo, y no de forma permanente. Ellos, en verdad, son los de enfrente, los que dijeron “no podrán”, e hicieron y hacen todo para impedirlo. ¿Ponerle fecha de cumplimiento al “venceremos”, como si nunca antes lo hubiésemos alcanzado, en un contexto de guerra despiadada? El Goliath que nos enfrenta no es solo el gobierno estadounidense, es el imperialismo occidental, cuyo liderazgo lo sigue ejerciendo Washington. Pero sí, existen planes de desarrollo que contemplan la permanencia del bloqueo. Nadie más empeñado en avanzar hacia el horizonte que los cubanos nos prometimos, que el Gobierno revolucionario. Y La Vieja/Joven Cuba, y sus instructores, lo saben.
 
Qué triste es, me dijo en una ocasión Pascal Allende, ex secretario general del MIR chileno en la época de la dictadura, no pertenecer a una esperanza colectiva. Hace unos días lo sentí de nuevo, viendo una película sobre las vidas de Bob Dylan y de Joan Báez, aunque Hollywood pase muy por encima del trasfondo político que los unía en los años sesenta y las reduzca a dos historias paralelas de amor y éxito. Pero el amor en aquellos años saltaba de lo privado a lo público, del compromiso social compartido a la intimidad amorosa. “Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela”, escribía en 1962 Roberto Fernández Retamar.

Qué tristeza despiertan esos jóvenes que se distancian de la esperanza colectiva, esos niños que creían “merecer” (les hicimos creer, sus padres, que lo merecían) el paraíso prometido; algo que debieron recibir y no les fue entregado. La Revolución no es eso: es el júbilo de construir juntos una sociedad mejor, más humana, “desafiando a poderosas fuerzas externas e internas”, sucios, rientes, enamorados, en la trinchera común, que puede convertirse en Parlamento como pedía Cintio Vitier, si no dejamos caer el fusil, ni creemos que debemos escuchar a Martínez Campos. No, tampoco nos acostumbramos a que exista pobreza en Cuba, por eso no aceptamos que nos vendan la “solución” capitalista.

No importa que el tono sea desenfadado, que el ambiente sea de sobremesa, las preguntas y las intenciones giran en torno a un yo desvinculado de los sueños que vivieron varias generaciones de cubanos. Ellos no fueron defraudados, porque la mayor recompensa que tuvimos, abuelos, padres e hijos, fue simplemente la de ser protagonistas de una de las historias más heroicas, más bellas, más humanas del siglo XX.

Comentarios

Estimado Enrique Ubieta: Ni la Joven Cuba es neutral ni objetiva, ni la URSS era socialista, ni lo era la RDA, Rumanía, Bulgaria, Checoslovaquia, Albania, Cambodia de los Khmer Rojos, Iraq, Siria, Libia, Angola, Etiopía, Somalia... De haber sido socialistas, con los valores socialistas, no hubiesen terminado como lo hicieron. Tampoco es igual el capitalismo que persiste hoy en Venezuela socialista que el de Guatemala, ni la sociedad iraní o argelina o rusa o bielorrusa (supuestamente muy capitalistas todas ellas) que la marroquí, jordana, polaca actual o ucraniana actual. No es igual el capitalismo de Noruega que el de USA, ni el de Suiza que el de España o Haití. Por eso, si bien es engañoso y ladino abolir las categorías capitalismo y socialismo, lo cierto es que mucha gente se pone etiquetas que no le quedan bien, que no le pegan, pero le convienen en determinado momento, y han habido algunos "socialismos" más explotadores que algunos "capitalismos". Esos fenómenos y procesos son muy complejos para dividirlos en blanco y negro. Por eso es válido hablar de soluciones buenas y malas también. El Ché, comunista, puso de ejemplo la organización empresarial de la General Motors ante el Ministerio de Industrias, pero cambiando por supuesto el objetivo y método. Está en su carta a Fidel o en el libro "Mi vida con el Ché en el ministerio de Industrias" de L. Arcos Begnes editora sociopolítica. Hay cosas que no entienden de comunismo o capitalismo, funcionan o no. Son leyes físicas, psicología atávica de instintos, estadísticas de grandes números... Fuera e independientemente de nuestra conciencia. Y es válido tocar esos puntos pues muchas veces, en medio del genocida acoso yanqui, en medio de urgencias, deseos o como quiera decirse, se han violado varias leyes de ese tipo con voluntarismo político e incluso rechazo y sospecha a quien alertó de la violación. Eso es también una actitud política ante la vida, bastante negativa y para nada marxista. Entonces, claro que la Joven Cuba va a apuntar ahí, donde duele. Pero es que no nos tiene que doler porque no tenemos que volver una y otra vez a repetir los mismos errores. Tenemos que aprender de ellos. Existe la Joven Cuba porque los medios cubanos estatales, pese a contar con el marco legal, y ser muchos, no han sabido canalizar y expresar las inquietudes y puntos de vista genuinos y constructivos que existen en nuestra población, existen tabúes, temas pocos tratados, materiales con errores y datos inciertos, saturación de lo mismo y lo mismo, unanimidad evidente de los "diferentes expertos" incluso cuando cambian de criterio. Hagámoslo mejor. La estrategia de trabajo político ideológico del X pleno del PCC de este 4-5 de julio de 2025 incluye generar nuevos espacios de debate y dar cabida a distintos puntos de vista para construir y reforzar la Revolución. Pero en la práctica es muy difícil transformar la actitud mental y los métodos mientras el tiempo corre, y es la época de los reels, los memes, la internet, la imagen, la síntesis, etc. Cambiemos y la Joven Cuba se secará, como decía Maduro de Guaidó. Cambiemos y a la vez la Joven Cuba habrá servido para algo útil, esto es para impulsarle más fuerza a los cambios comunicativos y políticos para más socialismo que necesitamos. Y qué es socialismo en la concreta? Bueno, veamos el ejemplo de China. Puede debatirse lo que se quiera sobre actores privados y estatales, pero planifican la economía, el PCCh y gobierno controlan las licencias, la tierra, los recursos y métodos de producción fundamentales, la mayoría del pueblo ha mejorado su vida, están orgullosos de su patria, la defienden y siguen avanzando. Y están reproduciendo el modelo clásico de Marx pues están adquiriendo rasgos de país capitalista desarrollado a la vez que van acumulando excedente y nivelando en lo social las regiones del país para avanzar al Socialismo según sus criterios. No es por ahí, pero anda cerquita. Es lo que creo, puedo estar en un error.
preocupadopor@gmail.com
Muy de acuerdo con usted

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.