OPINIÓN: El Circo diabólico

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OPINIÓN: El Circo diabólico
Fecha de publicación: 
12 Octubre 2025
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Es un Circo diabólico, un Anti Circo. El mundo se ha convertido en un Anti Circo gigante. Los payasos no tratan de hacer reír, aunque a veces sus mentiras sean tan ridículas que parezcan malos chistes. Los niños no ríen, mueren. Me refiero a los de las gradas superiores, a los que están de pie en los pasillos, porque no alcanzaron asiento. Los magos crean falsos positivos, desaparecen pruebas de crímenes horrendos, a veces también personas. Los malabaristas juegan con las palabras, cambian a su antojo los adjetivos, lanzan improperios, amenazas, maldiciones, como “hermosas” antorchas encendidas, que luego regresan a sus expertas manos. Los ilusionistas nos hacen ver y creer lo que no existe; y consiguen que dudemos de lo que realmente vemos. Pero no pueden engañar a todo el mundo, todo el tiempo. La indignación crece. Entonces, el Anti Circo de los poderosos reprime a los insumisos, que cada vez son más, a los que reclaman el cese del holocausto en Palestina y la entrega de armas a los fascistas ucranianos, la retirada de las naves de guerra del Caribe, o de la imposición de aranceles, bloqueos y sanciones unilaterales. 

Yo apuesto por la explicación más razonable: son seres cínicos, mienten a conveniencia (incluso, a veces, sabiendo que muy pocos les creen), han arribado a la convicción de que el uso de la fuerza (cuando son más fuertes), es tan lícita para imponer intereses, como lo son en la selva los fuertes colmillos y las garras del tigre. La ideología fascista que los anima expresa intereses muy concretos, aunque de repente parezca que se independiza, que adquiere valor en sí. Los intereses de clase, a veces se confunden, sí, con los personales. No caeré en la trampa de objetar un Premio Nobel que ya no existe, que ha usurpado su nombre y su prestigio de antaño, para convertirse en un instrumento cínico de intereses geopolíticos. Pido perdón y permiso a los hombres y mujeres que antes lo recibieron merecidamente, las excepciones hacen la regla o, tal vez, ayudan a conformarla. 

Que la paz es un hecho político, no cabe dudas. El premio, por tanto, también lo es. Pero ya sabemos que la política no es un ejercicio aséptico: si los políticos y la prensa mienten a sabiendas, los premios, las distinciones, y los abrazos que estos confieren lo recibirán los más crédulos o sumisos. Pero digo que se confunden y personalizan los intereses, porque la soberbia ególatra de Trump lo hizo imaginarse antes de tiempo en el estrado de la Academia Sueca, sin importar su respaldo a la guerra, su desprecio por la vida de los demás, sean palestinos, cubanos, venezolanos, o sus propios conciudadanos. Lo recibió su más sumisa actriz: María Corina Machado, quizás como preámbulo mediático de una agresión militar a Venezuela, que ella solicita. Sin embargo, el Anti Circo siempre guarda una sorpresa:

La Casa Blanca criticó el viernes al Comité Nobel por “hacer política” con su prestigioso Premio de la Paz, después de que el presidente Donald Trump hiciera una fuerte campaña para obtener el galardón, que finalmente fue otorgado a la líder opositora venezolana María Corina Machado, ¬-- informa El Nuevo Herald.

Trump quería igualarse a Obama, que también invadió países y acosó a Venezuela; ya se lo regalarán, en este Anti Circo todo puede ser. María Corina, sin embargo, fiel a la Voz del Amo, le dedicó el Premio, feliz de que Trump amenace con barcos y aviones de guerra las costas de su país. Porque el otorgamiento del Premio oculta un hecho muy peligroso, legitima la inminente intervención armada del ejército estadounidense en Venezuela, en Nuestra América. Un Premio de la Paz para legitimar la guerra. No sería la primera vez, pero Trump no entiende que los tiempos son otros. Quien se mete con Venezuela hoy, se mete con todos los latinoamericanos, con o sin el apoyo de los gobiernos regionales. 

Para todo esto, existe una explicación otra que no transita por los senderos de la Razón. Si Trump, acostumbrado a sentir que su dinero y su poder lo pueden todo ha llegado al punto sin retorno de creerse sus propias mentiras, pasamos a otro plano del análisis, porque tratamos con un enfermo mental. Sea su diagnóstico de cinismo o de locura (en ambos casos desaparece la moral como regulador del comportamiento), la Humanidad peligra. Los jurados del Premio Nobel ¿son cínicos o locos?, los líderes de la Union Europea que apoyaron hasta ayer el genocidio sionista y arman a Zelenski, ¿son locos o cínicos? Vivimos los años finales de una época, y el imperialismo occidental ya no genera estadistas, sino anti payasos cínicos o locos (Trump y sus epígonos Bolsonaro o Milei, Guaidó o María Corina), como último y desesperado recurso de sostenimiento, mientras se enraiza la creencia de que la izquierda debe ser razonable, discreta, comedida. Alarma la pasividad de algunos pueblos cuando las campanas tañen por todos. Ha vuelto Nerón, con armamento nuclear. 

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