¿Libertario? No solo en Argentina

especiales

En este artículo: 
¿Libertario? No solo en Argentina
Fecha de publicación: 
4 Agosto 2025
0
Imagen: 

Cuando mencionamos la palabra libertario, muchos piensan en Javier Milei y la ejecución de esta doctrina que lleva a miles de argentinos a una situación precaria, en la que se pasa hambre y hasta se vive en la intemperie en una nación que rompe récords en producción alimentaria.

Experimento que enriquece a una minoría ociosa que, de una manera u otra, va controlando todas las facetas de poder, no solo en Argentina, sino -y con más fuerza- en Honduras, donde siguen predominando las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE).

La llegada de Xiomara Castro a la Presidencia significó un reto directo para los empresarios detrás de las ZEDE. Ella prometió derogarlas, y lo hizo. Pero desmontar un enclave no implica solo firmar un decreto.

Aunque la Corte Suprema las declaró inconstitucionales, un puñado de millonarios ha llevado su cruzada al arbitraje internacional. Así, uno de los países más empobrecidos de Centroamérica pelea ahora contra los ejecutores del experimento libertario más ambicioso del siglo XXI.

EL COMIENZO

Todo empezó en el 2009, con el derrocamiento de Manuel Zelaya, entonces presidente y esposo de la actual mandataria. Desde ese año, el país quedó al mando de una sucesión de regímenes autoritarios: el de facto de Roberto Micheletti y luego las cuestionadas administraciones de Porfirio Lobo (2010–2014) y Juan Orlando Hernández (2014–2022).

Mientras Honduras estaba contenida bajo control represivo, en el exterior se le condenaba diplomáticamente, lo cual, junto al aislamiento y la sequía de créditos, impulsaron al régimen a jugar una carta peligrosa para buscar dinero. En el 2011, Lobo puso en marcha una oferta que parecía irresistible: un Estado dentro del Estado para inversionistas. Sin regulación. Sin oposición. Con carta blanca.

El modelo venía de las llamadas 'charter cities', ideadas por el economista estadounidense Paul Romer, quien incluso asesoró directamente a Lobo. En Honduras, el proyecto tomó otro nombre: Regiones Especiales de Desarrollo (RED). El Congreso dio su bendición. Pero en  el 2012, cuatro de los cinco jueces de la Corte Suprema lo declararon inconstitucional.

Juan Orlando Hernández, entonces presidente del Congreso, tomó nota. En el 2013, pocos meses antes de asumir la Presidencia, promovió la destitución de los jueces rebeldes y nominó irregularmente a magistrados afines. El camino le quedó libre para la versión recargada del experimento: las ZEDE, cuyo nombre intentaba parecerse a las Zonas Económicas Especiales que están establecidas en varios países del mundo, entre ellos, varios de los BRICS.

LA GRAN DIFERENCIA

En el modelo de Zonas Económicas Especiales no se entrega soberanía. En las ZEDE, sí. El pacto en Honduras le permite a los privados hacer las leyes, elegir a su propio gobierno, diseñar su sistema tributario y decidir cuáles serán sus tribunales.
El proyecto de Romer fue financiado con fondos públicos. Para hacerlo viable, también se reformaron artículos de la Constitución, con la venia de un Congreso a la medida. Cuando el experimento empezó a oler mal, su autor decidió salir por la puerta lateral. 

Romer rompió con el gobierno de Lobo en el 2012 y denunció falta de transparencia, pero nadie detuvo la iniciativa. En el 2018, el ideólogo de las 'charter cities' recibió el Nobel de Economía, junto a William Nordhaus. La noticia cayó como una bendición en los círculos empresariales que ya operaban en Honduras y que la interpretaron como una palmadita académica al delirio libertario de Estado mínimo.

Mientras Estocolmo premiaba a Romer, miles de migrantes salían de Honduras con una mochila a cuestas, expulsados por la violencia, el aumento desmedido de la pobreza y la falta de oportunidades. 

En enero del 2022, Castro asumió la Presidencia. En el acto, donde estaban presente autoridades estadounidenses, la gente gritó: "¡Llévense a JOH!". En abril, Hernández fue extraditado a EE.UU. por su complicidad para transportar más de 500 toneladas de cocaína desde el 2004.

Según la Defensoría de los Derechos Humanos, el día en que Xiomara Castro asumió funciones, "todavía había gente [de la Administración de Hernández] en las oficinas triturando papel". "Los discos duros de todas las computadoras estaban vacíos", resalta.

El caso de Honduras es un experimento de largo alcance como observamos en Argentina, en tanto ya hay proyectos al respecto en ciudades de Senegal, Nigeria y Sudáfrica.

El margen de maniobra tampoco es sencillo para el gobierno hondureño, con una economía altamente dependiente de EE.UU. La mayoría de los inversionistas tiene un potente lobby en Washington. Uno de los cabilderos ha sido César Conda, exjefe de despacho del actual secretario de Estado, Marco Rubio. 

Además, la primera Administración de Donald Trump supuso un respaldo clave para Hernández después de su cuestionada reelección. Cuando las calles de Tegucigalpa aún ardían por las manifestaciones contra el "fraude" y la represión había dejado al menos 30 muertos, el republicano "felicitó" a Hernández por su triunfo.

Hoy, la política de Trump comanda una guerra comercial de amplio espectro. En la mira están países como Brasil, sancionados con tarifas por imponer regulaciones a la tecnocracia estadounidense. Cortar las alas de los libertarios, en una nación como Honduras, no es un riesgo menor.

 

Mis opiniones

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.