Izquierda chilena a difícil desafío
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La candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara
El ambivalente e irregular desempeño del gobierno de Gabriel Boric hace muy difícil el camino hacia la victoria de la candidata del oficialismo para las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre próximo, en las que son favoritos los aspirantes de la derecha y ultraderecha.
Cerca de 800 000 integrantes de la izquierda y centroizquierda, a pesar de los numerosos candidatos, eligieron aplastantemente a la del Partido Comunista, Jeannette Jara, y algo que se dijo en ese momento de que no era la favorita del mandatario, no agradó a Boric, quien después salió a aclamarla, recordando su buen trabajo al frente del Ministerio de Trabajo.
Nada fácil resulta una aspirante presidencial comunista en una nación aún permeada por el pinochetismo, con oponentes fuertes en el entarimado de la derecha.
De ahí que el camino a seguir ahora, coincidieron candidatos rivales derrotados, es la imprescindible unidad para ganar el país y derrotar a la peor derecha en años, la de la fake news, de la campaña del terror, la que sacará toda su artillería mediática e ideológica para combatir a la candidatura de Jeannette Jara, en los comicios de noviembre próximo, aunque la aspirantura se oficializará en agosto.
La oposición instalará una narrativa de construir un monstruo de extrema izquierda que es inexistente, y frente a eso se debe tener una estrategia inteligente, que no alimente esos fantasmas, que no le dé más visibilidad, no hay que marearse con salir a pegarle a cada disparate que vaya a decir la derecha en esta elección, que de antemano sabemos que serán muchos, coincidieron voceros de los partidos integrantes de la coalición oficial.
Pienso que el obstáculo más grande de Jara, además de la militancia comunista -siempre tan injustamente denostada- es el fracaso de Boric como presidente y su reconocimiento de que no pudo hacer la mayoría de las cosas que se había propuesto para mejorar la vida del pueblo.
EVALUACIÓN
La evaluación de la gestión de la presidencia de Gabriel Boric, al iniciar su último año, requiere considerar las oportunidades y restricciones, así como la capacidad de gestión política del gobierno. Ciertamente, ha enfrentado considerables problemas para sacar adelante reformas debido a su contingente legislativo minoritario, a la falta de pragmatismo y capacidades adaptativas, a las dificultades del Ejecutivo para controlar la agenda política, y a una persistente dificultad para asumir los trade off (económicos y/o políticos) en ciertas reformas.
Para Marcelo Mella Polanco, académico chileno del Departamento de Estudios Político y doctor en Estudios Americanos, dice que Boric ha debido sortear tres restricciones y que “el reconocimiento ponderado de los logros y fracasos del gobierno del presidente Boric será una condición necesaria para acelerar la curva de aprendizaje del espacio político de la nueva izquierda que lideró el actual gobierno hasta el plebiscito del 4 de septiembre de 2022”, evento para enmendar la constitución pinochetista, que perdió.
Explicar el deterioro de la efectividad gubernamental en Chile como un problema exclusivo en la toma de decisiones del actual gobierno sin considerar las restricciones institucionales, constituye otra manifestación de autoengaño de la clase política y también una señal de instrumentalización electoral de problemas estructurales.
Si los actores que gobernaron el país durante los últimos 30 años sufrían el autoengaño de creer que todo estaba bien, los grupos políticos emergentes sufrieron del autoengaño de creer que nada estaba bien y que se trataba de un asunto de voluntad y convicciones.
Actualmente, la ilusión consiste en creer que todo lo que está mal de la democracia chilena se puede explicar por errores del actual gobierno. Existe, sin embargo, un problema subyacente en el sistema político que genera condiciones que dificultan la relación ejecutivo-legislativo, así como la gobernanza de los diferentes bloques políticos.
Y es que, repito, desde la perspectiva de las restricciones institucionales, un gobierno con contingente legislativo minoritario, con alta fragmentación partidaria y bajo los efectos de un superciclo electoral debe funcionar bajo condiciones externas que aumentan los costos de los acuerdos, limitando la efectividad legislativa.
LO QUE VIENE
Ahora la izquierda debe mostrar que Jeannette Jara lideró el alza del sueldo mínimo cuando Republicanos votó en contra, la jornada de 40 horas cuando Republicanos votó en contra, cuando la derecha inventaba cosas como decir que si fuera por las 40 horas los bomberos no irían a apagar los incendios o Alexis Sánchez no iría a jugar la Copa América.
Hasta con humor mostrar las ridiculeces de la derecha y lo que la izquierda ya ha hecho y lo que quiere hacer por Chile, como enfrentar el alza del costo de la vida y los arriendos, las dificultades para acceder a la vivienda, tener hijas o hijos, lo injusto del IVA. No gastar el 90% del tiempo en responderle a la derecha, porque es darle protagonismo y convertirlos en el centro de la campaña, cuando Jeannette Jara tiene que ser el centro de la campaña.
“Debemos contenernos, no marearnos, no darles más aire a ellos, hacer un ejercicio de aprendizaje. Hay que sacar conclusiones de lo que fue la campaña del terror para la primera Convención, hay que estudiar cómo en el extranjero se enfrentaron esas cosas de manera inteligente para no pisar el palito. Nos van a poner palitos todo el rato y tenemos que ser más inteligentes que ellos, ese es un desafío para hacer una buena campaña”, apuntan promotores de la izquierda, que ponen a consideración:
“Hablando del sistema político democrático chileno, del escenario político, ¿es una nueva época, es una señal importante, que una militante comunista haya ganado una elección como esta, cuando en el ámbito regional e internacional se ve un avance de la extrema derecha?”.
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