Haití: Asesinos acaudalados
especiales

Sumido en la pobreza, sacudido periódicamente por desastres naturales, ahogado por su deuda histórica y por la endémica inestabilidad de sus gobiernos, Haití parece vivir en una crisis permanente. Foto Getty images
Previa autorización de Estados Unidos, acaba de asumir la presidencia del denominado Consejo Presidencial de Transición (CPT), Laurent Saint-Cyr, quien se comprometió a enfrentar a las bandas armadas que aterrorizan a la población de Haití hasta erradicarlas y pidió a la comunidad internacional, principalmente a Washington, enviar más soldados al país, que vive una “situación catastrófica”.
“Las bandas no tendrán la última palabra”, afirmó el representante del sector privado en el Consejo, cuyo mandato de seis meses concluirá el 7 de febrero del 2026, con la investidura de nuevas autoridades en un contexto en el que las elecciones previstas para finales de este año están en un punto muerto.
“Ayúdennos a construir una fuerza multinacional más sólida, respetando la soberanía del país y los derechos humanos”, instó.
En el país opera la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS) que, liderada por Kenia, está integrada por policías de varias naciones - y soldados en menor cantidad -, pero en la práctica no ha podido frenar el avance de las bandas que controlan el 90% de Puerto Príncipe y se han desplazado a otras zonas.
El nombramiento de Laurent Saint-Cyr, celebrado en una oficina fuertemente resguardada en la capital de Puerto Príncipe, marcó la primera vez que miembros del sector privado de Haití ocupan tanto en la presidencia del consejo como en el cargo de primer ministro, dos cargos que comparten las funciones ejecutivas del país.
Saint-Cyr tuvo sus inicios en una compañía de seguros local, mientras que el actual primer ministro de Haití dirigió una empresa de internet.
Lo que evita decir la información oficial al respecto es que ambos integran el grupo millonario que mantiene en caos al país más pobre de Occidente.
En Haití, un grupo de familias posee medios y bancos, además de tener alianzas con países vecinos y dominar controles fronterizos para contrabandear armas. Los ricos que ganan millones con violencia han tenido el visto bueno del canciller trumpista, Marco Rubio, quien se esmeró al respecto en su reciente visita a la fronteriza República Dominicana.
BOCHORNOSA DESIGUALDAD
Haití tiene la tasa de millonarios más alta de cualquier país de América, lo que revela la profunda desigualdad que asola a esta nación que no es solo la más pobre del hemisferio occidental, sino también la más explotada, la más incomprendida y la más desigual.
En una entrevista titulada “Las familias gobernantes haitianas crean y matan monstruos”, el veterano autor, analista y activista haitiano, Jafrik Ayiti, pone la lupa sobre una decena de oligarcas de piel clara que controlan las principales actividades económicas y políticas de la nación caribeña.
“Familias” que se mantienen fuera de la atención de los medios internacionales, a los cuales sólo les preocupa la “crisis que genera la violencia de las pandillas”. Los paramilitares representan al lumpenproletariado de Puerto Príncipe, que empuñan armas y abrazan la violencia en un intento por controlar franjas cada vez mayores de los crecientes guetos de la capital. Aunque, sin duda, no son los peces más gordos.
Y es que hay tres fuerzas principales detrás de la crisis paramilitar de Haití: 1) una pequeña camarilla de magnates que detentan el poder económico y político; 2) la clase política corrupta, encabezada por los funcionarios antipopulares del Partido Haitiano de los Calvos (PHTK), y 3) lo más importante, el Estado imperial estadounidense que, durante más de un siglo, ha definido a Haití como una de sus colonias.
LOS SEÑORES DE LA GUERRA
Los Bigio, Apaid, Mev, Brandt, Boulos y un puñado de otras familias multimillonarias, junto con sus políticos contratados por el gobernante Partido Haitiano de los Calvos (PHTK), como Ariel Henry, Michel Martelly y el asesinado Jovenel Moïse, forman un Estado dentro de un Estado. Gran parte de lo que ocurre en la política haitiana, desde golpes políticos, llamados a intervención militar, hasta asesinatos selectivos, se remonta a la lucha de poder que ocurre entre los diferentes grupos rivales títeres del Core Group.
Es importante identificar y demarcar quiénes son los señores de la guerra, en su mayoría blancos, completamente aislados de las necesidades y la realidad del 99,9% de la población haitiana. Sólo esta pequeña camarilla bien conectada tiene los aeropuertos, puertos y contactos fronterizos privados necesarios para contrabandear armas y otros objetos de contrabando a Haití.
El sitio web Ayibo Post informa sobre la amplia cartera económica de la familia del multimillonario haitiano Gilbert Bigio, incluido su propio puerto privado recientemente construido de Lafito, justo al norte de la capital.
Los grupos paramilitares que destruyen al Estado haitiano han empleado el puerto para importar armas pesadas necesarias para superar a las del estado. Por ello, Canadá ha sancionado a Bigio, el ciudadano más rico de Haití, por su papel en la financiación del tráfico de armas y de las pandillas.
Lo que hace que estas acusaciones sean aún más interesantes es que el presidente dominicano, Luis Abinader, tiene relaciones con Bigio. Pablo Daniel Portes Goris es el director general de la empresa GB Energy de Bigio y asesor financiero de Abinader. Walkiria Caamaño y Joan Fernández Osorio también son ejecutivos de Bigio y trabajan para el presidente dominicano.
Individuos como Bigio han sido históricamente intocables en ambos lados de la frontera. Las élites dominicanas no son antihaitianas cuando se trata de trabajar con sus oligarcas que representan un 0,01% de Haití, y quienes facilitan el drenaje de las riquezas del otro tercio de la isla.
La clase política y económica dominante de República Dominicana históricamente se ha asociado con líderes haitianos corruptos contra el 99,9% de Haití y ambos poderes en la isla inciden en las situaciones políticas de ambos países.
Y quienes son puestos al frente de la gobernanza haitiana, son como este acaudalado y flamante mandatario, integrante de una de las familias que siempre han trabajado contra cualquier verdadero sentido de democracia popular en Haití.
Sólo una exposición exhaustiva de estos individuos, muchos de los cuales han trabajado estrechamente con el gobierno y las finanzas estadounidenses, revelará quién está armando y financiando a las pandillas en Puerto Príncipe.












Añadir nuevo comentario