Wifredo Lam, la universalidad desde la cubanía y la brillantez artística

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Wifredo Lam, la universalidad desde la cubanía y la brillantez artística
Fecha de publicación: 
18 Septiembre 2022
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Imagen principal: 

La jungla, el cuadro más famoso de Lam, está en el MoMA, al lado de Las señoritas de Avignon, de Picasso. Museum of Modern Art, New York, 2015. Digital Imag., Museum of Modern Art, New York/Scala, Florence © Adagp, Paris 2015.

Dos aniversarios trascendentes se celebran este 2022 en relación con el maestro de la plástica cubano Wifredo Lam, pues el próximo 8 de diciembre habrá jubileo por los 120 años de su nacimiento en Sagua la Grande, Las Villas, en tanto el 11 de septiembre último se conmemoraron cuatro décadas de su desaparición física, ocurrida en 1982 en París, Francia.

Aunque Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla —cuya firma era Wifredo Lam, sencillamente— no necesita de las convenciones del almanaque para recordarnos que ocupa un sitial de honor entre los grandes, sus compatriotas disfrutan homenajearlo por tales razones y deleitarse otra vez con muchas de sus obras exhibidas con honor por el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otras instituciones.

Su fama universal la ganó ante todo como pintor, pero también se interesó por la cerámica, la gráfica, el dibujo y la escultura, géneros en los cuales su entrega fue de alta calidad y en los que pudo mostrar su inquieto espíritu de innovación.

Movimientos de la vanguardia de su tiempo, como el cubismo y el surrealismo, lo tuvieron entre sus militantes o practicantes, según quiera decirse.

Su mayor mérito, según los compatriotas y numerosos expertos, es haber expresado, con su obra polifacética y polisémica, elementos esenciales de la identidad y cosmogonía de su Patria. Con ello se abrió paso hacia la universalidad y la inmortalidad.


Wifredo Lam en Cuba en 1956.

Desde luego, toda esa maestría estuvo vinculada a su inmenso talento y vasta cultura, pero, además, marcada por los conocimientos adquiridos en tempranos estudios en la prestigiosa Academia cubana de Bellas Artes San Alejandro, de La Habana.

Un año antes de su fallecimiento fue condecorado con la Orden Félix Varela, máximo galardón cultural de la nación. Entre sus obras sobresalen El rey del juguete (1942); Huracán (1944-1946); La jungla (1943), cuyo original se exhibe en un importante museo de Nueva York; La silla (1943), una joya de la colección de Bellas Artes, La Habana; y Mujer sentada (1927).

También son infaltables Malembo, Canto a Camosis, Presente eterno, Escalopendre, Arpas cardinales, Flor luna, Luz de arcilla y Rumor de tierra. Hay exposiciones descollantes como First Papers of Surrealism en Nueva York, así como en París, Praga, Milán, y en el Instituto de Arte Moderno de Chicago, por solo citar algunas.

Los presupuestos de sus imágenes, audaces, por primera vez utilizaron elementos culturales africanos y chinos. Para ello hay una explicación sociológica plausible, además de la referida a su formación académica.

De origen humilde, era hijo de un emigrante chino cantonés y de una criolla en la que se mezclaban genes africanos y españoles. Esto influyó en la formación de su personalidad y luego en su desempeño profesional. Las características de su familia eran reflejo de los hervores de la forja de la identidad nacional en un país mestizo por los cuatro costados.

Hoy, cuando muchas de sus obras se muestran en selectos museos y galerías de Europa, América, y en otros continentes, vale más que nunca la aseveración martiana de que «Patria es humanidad» en el sentido verdadero en que el Apóstol la enunció.

Cuentan sus biógrafos que la inclinación artística fue precoz en Lam, al mostrar desde la niñez preferencia por el dibujo y la pintura, algo de lo cual guarda muestras el Museo de Historia de su natal Sagua la Grande, como un tesoro.

Luego de vencer tres cursos en San Alejandro (1920-1923), viaja a España a estudiar pintura en la Academia de San Fernando, de Madrid, pagado por el Ayuntamiento de Sagua la Grande.

Recorrió casi toda la península ibérica, y de los retratos y paisajes académicos marcha seducido hacia los derroteros de temas y técnicas del arte moderno.

España fue reveladora y un golpe de gracia y de conciencia en su vida. Integró allí las brigadas artísticas internacionales, defendió la República española, y adquirió una postura política de izquierda, en lo cual influyó posteriormente, cuando se radica en París en 1938, su amistad con Pablo Picasso, con el cual tuvo de inmediato una comunión artística e ideológica.

Sus vínculos con el surrealismo y, en general, con la bohemia parisina, le abrieron las puertas de un mundo nuevo. En el Museo del Hombre de la Ciudad Luz encontró muestras invaluables del arte y la escultura africanas, de gran influencia en su quehacer en lo adelante.

Empezó a crear, en una evolución acelerada, con un estilo sobrio y con economía de recursos compositivos. Esa composición formal lo anunciaba como adepto al cubismo.

Pintó fecundamente en esos años y muchas de las obras de aquel tiempo integran hoy colecciones privadas en diversos puntos cardinales del mundo.

Durante la II Guerra Mundial es apresado por 40 días en Martinica junto a otros intelectuales y artistas vanguardistas, durante un viaje que había salido de Marsella.

Retorna a Cuba en 1941. Instalado en La Habana, también en su patria vive etapas decisivas en su carrera.

En la capital pareció dejar a un lado la influencia pictórica euroccidental, al menos en cuanto a la forma, y creó representaciones híbridas que nunca nadie había visto en ese giro.

Allí estaba en su majestad el universo de las tradiciones y experiencias de la infancia, incluso con su carga onírica y espiritual. Esos elementos nutrieron la nueva creatividad. Iban de la mano de recuerdos de la familia, el restallante paisaje insular, la suma de temas e íconos de sistemas mágico-religiosos de origen africano, extendidos en el Caribe y en Cuba. De su propia vida.

La jungla, definida como «el primer manifiesto plástico del Tercer Mundo», y La silla, se consideran esenciales reflejos no solo de su arte, sino también de un pensamiento que, sin abandonar realmente al surrealismo y cubismo europeos, apresa y expresa toda la espiritualidad y humanidad de los cultos sincréticos de Cuba y todo el Caribe.


La silla, 1943. Óleo sobre tela; 131 x 97.5 cm

En 1951 ganó el primer premio del Salón Nacional, La Habana. Pero era un espíritu libre con los pies tan ligeros como suelen tenerlos tales personas, y en 1952 regresó a Europa. No solo trabaja y crea incesantemente, siempre incursionando en técnicas diferentes como el collage y la litografía, la pintura de altares…, sino que amplía las conexiones que multiplicaban la resonancia de una obra de altísimo valor por todo el orbe.

Murió en París, no sabemos si «jueves y con aguacero», como deseara cierta vez para sí un gran poeta, junto a la familia hermosa que había fundado este cubano genial, universal.

Comentarios

He leido con atencion la veintena de parrafos escrito por la Sra. Martha Gómez Ferrals periodista y que tiene a bien deofrecernos una breve semblanza de la obra y vida de Wifredo Lam. Si! Amigo de todos digo yo. Por su obra generosa y lealtad ciudadana a sus ideas. Hay tanto que conocer y aprender de él, en favor de nuestro intinerario de experanzas ciertas como nacion. . Un saludo cordial
jfranrivero@yahoo.es

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