La creatividad y la energía de unos «perros callejeros»
especiales
Los hermanos Darién y Dasiel Rosales, de la joven agrupación danzaria El perro callejero, de Santa Clara, obtuvieron buena parte de los premios del Concurso Nacional de Coreografía e Interpretación Danzandos. Foto: Sergio Jesús Martínez
No sorprendió que los integrantes del proyecto villaclareño Los perros callejeros acumularan la mayoría de los galardones del recientemente finalizado Concurso Nacional de Coreografía e Interpretación Danzandos, que tuvo como sede el emblemático teatro Sauto, en la ciudad de Matanzas.
Pocas veces coinciden público y jurado, y ahora sucedió, pues a los premios de coreografía e interpretación masculina sumaron el de la popularidad, así como otros reconocimientos colaterales en una cita que, contra todos los obstáculos, organizaron la compañía Espiral y el Consejo Provincial de Artes Escénicas matancero.
Y el hecho de que un proyecto joven y alternativo mereciera tanta atención habla de la creatividad y el entusiasmo de unos artistas que no provienen precisamente del sistema de enseñanza artística... y de la capacidad de convocatoria del encuentro que los ha premiado.
Danzandos sigue siendo una plataforma para los coreógrafos y bailarines emergentes en Cuba, y un espacio de confluencia privilegiado, pues también asisten y concursan algunos de los referentes de la danza cubana contemporánea.
Sobre Los perros callejeros y su propuesta escribió en su perfil de Facebook el actor y director teatral Rubén Darío Salazar, Premio Nacional de Teatro y miembro del jurado de esta XIV edición:
«Para su sugerente coreografía Simbionte, con un vocabulario técnico enriquecido por diferentes vertientes del movimiento, lo mismo utilizaban el body contact que elementos del break dance; intensa y lograda interpretación, vestuario, luces y otros recursos escénicos como el humo del polvo que remeda zonas de nuestra cultura tradicional popular... Felices y con combustible para seguir subiendo la cuesta del arte, en la que es facilísimo caerse o retroceder, como en la vida, se deben haber marchado a su ciudad en el centro del país, herederos de una región donde la danza contemporánea tiene una historia tan singular como hermosa y reconocida. Nada, que el perro callejero de la tierra de Martha Abreu vino a Matanzas no solo a ladrar, sino a morder y fuerte».
La cita matancera, que tiene a la incansable coreógrafa y bailarina Liliam Padrón como pilar fundamental, y a la compañía que fundó y dirige hace 35 años, Danza Espiral, como anfitriona principal, reunió a bailarines, coreógrafos, críticos y especialistas de varias ciudades del país, en un programa que incluyó clases magistrales, paneles teóricos, un concurso paralelo para estudiantes de academias y el homenaje a los Premios Nacionales de Danza Laura Alonso y Johannes García.
Añadir nuevo comentario