Hay premios que no se sabe qué premian
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Imagen tomada de https://www.france24.com
Los premios Nobel siempre han sido prestigiosos, a su alrededor se mueve mucha influencia, poder y dinero. Decir “Fulano es premio Nobel de Medicina y Mengana de Química” era hacer referencia a dos personas de alto valor porque así lo calificaba realmente su sabiduría o aporte a la sociedad o a un campo de acción. Y era fácil de comprobar porque casi siempre detrás de cada reconocimiento se encontraba una obra, una investigación, un invento, un hallazgo que nos hacía entender, o esperar, que era bien merecido.
Sin embargo, algunos de esos galardones son bastante subjetivos y a veces a una parte del auditorio no nos convence, no nos parece de peso lo que le sustenta porque creemos que no es suficiente y lo peor es cuando consideramos que es forzado, como con segundas y terceras intenciones. Porque el Premio Nobel también es propaganda y publicidad, ayuda a hacer más visible aún al sujeto, sino, busque cuanto subieron las ventas de los libros de cualquier Premio Nobel de Literatura después de su anuncio.
Es lógico. Los premios validan, y los premiados no son conocidos por todos, por tanto, después de publicada la noticia, las personas nos interesamos y buscamos de ellos impulsados por la curiosidad y porque suponemos que vale la pena.
Históricamente uno de los más controversiales que confiere el Comité Noruego del Nobel es el de la Paz. Se supone que reconoce la labor de una persona o institución con fines pacíficos, pero es sospechoso que Estados Unidos es el país con más personalidades y organizaciones premiadas en esta categoría siendo el mundo tan amplio y diverso (y este es tema para otro texto). No obstante, recuerdo con claridad cuando en 2009 se lo entregaron a Barack Obama presumo que basados solo en sus promesas de campaña, pues llevaba muy poco en su silla presidencial, y luego pudimos evaluar el comportamiento de la geopolítica internacional bajo su influencia que resultó contradictoria a su discurso inicial, por tanto, apresurada la condecoración.
Y no solo en esta área, en otras como la Literatura con Bob Dylan, por ejemplo, se ha generado debate por incomprensión. Los Nobel serán prestigiosos y se adjudican hace más de un siglo, pero tiene sus fallas, no son ajenos a la política, rozan la ética y, sobre todo, tienen gran peso en el contexto histórico. ¿A favor de quien?
Es todo ganancia. El premio Nobel también significa dinero, no serán millones lo que entrega, pero tampoco son cuatro pesos, es un cheque con varios números que varía. No obstante, lo más importante es el reconocimiento social, el cargar para siempre con tal cartelito, la participación en eventos con tamaña distinción como si fuera una corona con diamantes, la imagen pública de casi santo que evita que los más superficiales no investiguen y sí apoyen causas.
El de la Paz de este año me parece, además de una burla, muy oportuno. La opositora venezolana María Corina Machado recibió un impulso muy importante para sus propósitos políticos. Al beneficio económico se le suman ventajas vitalicias que le vienen muy bien a su retórica porque esa propaganda de pacifica nadie se la podrá quitar, pero hay que detenerse a estudiar su recorrido con objetividad.
No solo se debe evaluar su discurso pausado, bien estructurado, hay que ver qué ha hecho realmente. ¿Cuáles son las causas que ha apoyado, en realidad ha sido en son de paz? Muchísimas veces llamó al gobierno de Venezuela a la armonía, aunque su concepto en este sentido es la dimisión, el fin del proyecto socialista. En realidad nunca vi que calmara con sinceridad a su bando para que en plena época de guarimbas cesaran las hostilidades físicas y digitales, los enfrentamientos como si las calles fueran campos de guerra y la persecución de todo sinónimo de chavismo; es más, su idea para terminar el conflicto incluía la intervención militar extranjera y la presión de instancias internacionales para apretar la gestión de Nicolás Maduro que es lo mismo que al pueblo.
¿Esto es ser una persona pacífica? No debería bastar con tener actitud serena y eso se llama doble moral.
Ahora será casi voz oficial e internacional de la oposición venezolana. Ciertamente es la primera persona de su país en recibir ese premio y ahora tendrá autoridad mundial. Este es un peso importante. Cada palabra que diga será tomada en cuenta, será de gran impacto. Y esto me parece de todo menos casual cuando la nación bolivariana vive bajo asedio constante y a la vista de todos.
El Nobel de la Paz para María Corina Machado es una profunda ironía, una concesión cargada de cinismo político porque su labor no es genuina ni humanitaria sino agresiva y de confrontación, un instrumento de la guerra híbrida contra el proyecto de Hugo Chávez y ahora de Maduro. Por eso, el premio, vaciado de su significado real, no puede ser visto de otra forma que como un arma política, alineada con los intereses occidentales, esos mismos que proponen medidas y sanciones.












Comentarios
Zarza
yaima
Heem Gondes
yaima
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