EDITORIAL: El milagro del ballet

EDITORIAL: El milagro del ballet
Fecha de publicación: 
8 Enero 2024
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Imagen principal: 

Foto: Gabriel Dávalos

Este domingo el Ballet Nacional de Cuba cerró su temporada de Cascanueces en la sala Avellaneda del Teatro Nacional y los que asistieron a la última función fueron testigos y protagonistas de una hermosa demostración de amor por la danza.

La sala estaba completamente llena, no había un solo asiento vacío en la platea ni en ninguno de los balcones. Lleno total en una de las salas más grandes del país, extraño fenómeno si se habla de un arte tantas veces calificado de elitista.

Y es que en Cuba el ballet es hace mucho patrimonio compartido. Es, en definitiva, un arte auténticamente popular.

Que miles de personas hayan desafiado los problemas tan serios del transporte público, los rigores de la crisis para asistir a una función de ballet, habla de la capacidad de resiliencia del arte, de las gran reserva espiritual que representa y presenta.

En tiempos demandantes el arte es más que refugio: el arte es sostén y asidero.

Y el éxito de estas funciones tiene que ver también con la germinación feliz de la semilla que hace décadas sembraron los tres Alonso: Alicia, Alberto y Fernando.

Defender, preservar, estimular el ballet y todas las artes no es, como pudieran pensar algunos, un gasto estéril y caprichoso. Contra todos los obstáculos hay que defender el arte, la democratización plena del arte verdadero.

Un teatro repleto, aplaudiendo con entusiasmo y respeto a los artistas del ballet, es una muestra de la sociedad mejor a la que aspiramos.

Comentarios

Cuba lo tuvo TODO para tener el Arte Lírico a nivel del Ballet, pero el Lírico no tuvo un líder tan conocedor, decidido y longevo como Alicia Alonso.

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