ARCHIVOS PARLANCHINES: El hombre que les regaló un zoo a los niños

ARCHIVOS PARLANCHINES: El hombre que les regaló un zoo a los niños
Fecha de publicación: 
21 Agosto 2020
1
Imagen principal: 

Casi nadie en Baracoa, la ciudad primada de Cuba, ignora la azarosa historia de Anfiloquio Suárez Castellanos o el Rubio, para los más próximos, quien un día de 1936 les anuncia de manera profética a unos jovenzuelos expulsados junto a él de una carpa cirquera de Santos y Artigas que un día les regalaría un león, y, con el paso de los años, les entregará varios, junto a otros muchos animales salidos casi de la chistera de un mago.

Ariel Soler C. tiene razón al opinar, en un artículo publicado el 25 de febrero de 1990 en el diario guantanamero ¡Venceremos!, que la vida del Rubio, nacido el 27 de marzo de 1915, en Bermejal de Baracoa, está marcada por la perseverancia, las desventuras y una fortuna de pelo en pecho.

Pobre y con la cruz del inocente, huye de la rectitud casi salvaje de sus padres (a veces, le caen dos palizas diarias) y comienza a trabajar a los 19 años en la villa del Yunque, como un imberbe carnicero de pantalones cortos que agoniza cortando huesos y repartiendo carnes a cambio de las moneditas de la miseria. Después, se enrola en el negocio de la venta de camisas y se casa con la hija del dueño de la finca La Poa, hombre avaricioso y rufián que mantiene al matrimonio en la más completa inopia en un bohío que parece salido de un cuento de brujas.

Por suerte, sus progenitores le alquilan una casita de guano y allí, a los 22 años, recibe un primer puerco de 220 libras que alimenta con las frutas de un sembradío donde trabaja como obrero. Luego, adquiere otros 25, los cuales dormitan hasta en la sala, y terminan siendo un buen negocio: la Segunda Guerra Mundial, que estalla en 1939, provoca un aumento notable del precio de la carne de cerdo y sus bolsillos tienen un primer respiro. A esto se agrega que varios terratenientes de la zona lo contratan para atender sus porcinos con ganancias compartidas. ¡Su gracia en el cuidado de los brutos está en boca de todos!

Con estos recursos compra, primero, una granja bastante árida, donde, sin embargo, no faltan el agua y el palmiche, y más tarde, se apodera de La Poa, puesta en subasta pública por la bancarrota prematura de su suegro. Entonces, con la insolencia de su origen, Filo, otro de sus apodos, funda su primer microzoológico.

Lamentablemente, todo se complica en 1954 cuando Fulgencio Batista, acompañado por el coronel Chaviano, el Matón de Oriente, los no menos sanguinarios hermanos Tabernilla, y varios de sus ministros, recorre sus tierras y, gracias a un posible intercambio de animales, sella con el guajiro una amistad tan inusual como perecedera. El Rubio comienza a visitar la finca Chutine que el tirano tiene en La Habana llena de valiosos ejemplares de la fauna mundial y con frecuencia es bien recibido en el campamento militar de Columbia y en el Cuartel Moncada.

                     El Rubio y su hijo junto a Fulgencio Batista, cuando el militar golpista visita su finca La Poa.

La relación marcha bien hasta que un día agarra fuertemente por la espalda a Chaviano cuando este golpea con saña a un joven revolucionario, y casi al instante, se convierte en un sospechoso, casi en un enemigo, a quien al poco tiempo ya se la tienen jurada. Entonces, el hijo de Bermejal se vincula al clandestino Movimiento 26 de julio en la antigua provincia de Oriente, esconde en su cabaña a varios combatientes, participa en sabotajes y hasta balea, por error, un avión de pasajeros recibido en su Baracoa natal cuando debía llegar otro lleno repleto de personeros del régimen.

Por suerte, su antigua alianza con la curia batistiana lo salva en más de una ocasión de los testaferros que quieren registrar su vivienda y amenazan a su propio hijo. Un día, se va para monte. Ariel Soler C. cuenta en su reseña biográfica:

«Una tarde llegó hasta él Félix Pena y le dijo: “Te vengo a dar una mala noticia: no te han dejado nada, se lo llevaron todo”. La respuesta no se hizo esperar: “¿Se llevaron la tierra? ¡No!, ah, pues si quedo vivo lo hago todo de nuevo”. Así fue, el primer teniente Anfiloquio Suárez, jefe de operaciones G-3 del Ejército Rebelde en la zona, volvió a ser campesino tras el triunfo de 1959 y volvió a poner la finca como a él le gustaba, más bonita aún».   

En los años sesenta, este personaje, lleno de carisma y un amor proverbial por la naturaleza, crea un nuevo microzoológico en La Poa, donde hace maravillas: descubre nuevas mariposas y lagartos; estudia con profundidad al pitirre y atrapa, al cabo de once años de acecho, a un almiquí, ya casi extinguido, un fósil de la zoología cubana que logra vivir unos años en cautiverio. Todo esto sin olvidar al león de la promesa, el cual llega cachorro, manso y juguetón. Le ponen Duke y luego de volverse adulto se disgusta con su dueño, se pone malgenioso, y se escapa de la jaula en una mañana de bastante ajetreo.

En esta comunidad conviven en total armonía un hipopótamo, en su laguna amplia y cómoda, y un voraz cocodrilo que se fuga cierta vez, junto a monos, cebras, perros jíbaros, leopardos, hienas, lechuzas, pericos, gavilanes y sijúes. Gracias a los intercambios con el zoo de Santiago de Cuba, llegan a su propiedad otros seis leones, que se suman a otras 25 especies (algunas exóticas), las cuales con el paso de los años serán una dura carga para el amo de todo aquello.

El Rubio es Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Ciencias Biológicas y recibe la medalla de la Lucha Clandestina, la de Combatiente del Ejército Rebelde y la XXX Aniversario, entre otras distinciones que no logran detener su irreverencia. Ya setentón, le entrega su reino al Estado el 26 de julio de 1985 para que lo disfrutaran los niños, los verdaderos herederos de este hijo de la tierra, sabio e incorruptible ante las riquezas.

                     El Rubio sigue siendo una leyenda en Baracoa.

Con los animales donados por el naturalista Anfiloquio Suárez Castellanos se inaugura, ese mismo año, el Zoológico de Baracoa, que hoy tiene el nombre de Cacique Guamá, y se extiende en un entorno selvático suburbano. Allí, con más de 60 especies frutales que multiplican su verdor a cada trecho, se retoma la leyenda de su fundador honorífico, fallecido el 6 de agosto de 2002, para seguir alentando el clamoroso rugido del león de la profecía.

Entrada del nuevo Zoológico de Baracoa.

Comentarios

Tengo mis dudas acerca del nombre de la finca del dictador. ¿ Era Chutine o Kuquine ? Es probable que ud en su investigación haya encontrado algo desconocido para la mayoría de los cubanos. Por favor ayúdeme a rectificar si es que estoy equivocado o rectifique ud si escribió ese nombre por error.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.