Acto por el 1ro de mayo en La Habana: el regreso de los «obligados»

Iban así, con las banderas ondeando aún o listas para volver a desplegarlas; haciéndose selfies o fotos grupales...

Unos caminaban serios, pensando posiblemente en sus planes para el resto del día y hasta en la cola del pollo, puede ser, tiene toda la lógica del mundo.

Otros andaban pendientes a la primera lata que sonara pa' sumarse y tirar un pasillo. No porque a ellos no les interese la cola del pollo o no tengan otra cosa que hacer, sino porque la alegría y la «gozancia» los excede.

Hubo quienes subieron 23, bajaron San Lázaro o recorrieron Infanta arrollando con la conga, como mi amigo Danilo Serrano, que me envió este video.

Regresaban jóvenes, adultos, niños y ancianos. Regresaban con pulovers que decían «primero de mayo», «#CódigoSí», «una mejor juventud», «Cuba», con la foto del Che o con nada, así de simple: una camiseta o cualquier otro tipo de prenda al gusto individual.

El rojo, el azul y el blanco fueron los colores que más vi, pero había verde como la esperanza, amarillo como los girasoles, negro y hasta gris... 

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Al centro de la rumba, unos obreros cantaban «cafeteros sí», pero encontré en el mismo grupo a una viceministra, un trovador - diputado, intelectuales, periodistas...

Así va esta Cuba única y diversa. Con mucho por lograr, pero decidida a ser y hacer por encima de todos los dolores. Hacer y ser, tal cual, con la diversidad sabrosa de su gente que se mezcla y se acompaña, sin complejos, en el dominó del solar de la California y en el rumbón improvisado de este quinto día de mayo que parece el primero.

Así vuelve la isla obligada, sí, a navegar contra vientos y mareas cada día más fuertes, y sus hijos, obligados por la sangre y la fe, a remar con ella. Fuimos a la plaza, esta vez en el Malecón, porque ningún mal tiempo nos distrae de esa obligación enorme: trabajar por Cuba y amarla con todo el corazón.