DESDE LA FERIA: "En Rusia nos hacen falta ídolos"

DESDE LA FERIA: "En Rusia nos hacen falta ídolos"
Fecha de publicación: 
10 Febrero 2012
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Zajar Prilepin siempre soñó estar en Cuba, desde que era niño. "Cuba es para mí como una religión, un símbolo. "Hay un grupo de música que tiene una canción que he asumido casi como un himno: Cuba junto a nosotros, dice el estribillo. Cuba es para nosotros un mito, por eso estoy feliz de estar aquí".

El joven escritor ruso, uno de los más activos de su generación, ofreció en la XXI Feria Internacional del Libro una conferencia sobre la reconsideración de la literatura soviética en la Rusia Contemporánea.

"Rusia perdió hace 25 años algo muy importante: su orgullo, la noción del valor propio. Es un gran país, tenemos una cultura riquísima y hasta cohetes, pero la mayor parte de la gente no siente que tenga algo para enorgullecerse.

"Ese sentimiento de orgullo, para cualquier nación, es incluso más importante que la política y la economía. Según algunas encuestas y estudios, somos el país más triste del mundo".

En su conferencia, Prilepin habló de la pretendida sustitución de mitos, de ideologías, tras la desaparición de la URSS.

"La gente pensó que lo que tenían hasta ese momento no era lo mejor, pero lo que se instauró después no fue precisamente lo que la gente pensaba, lo que soñaba".

El escritor está convencido de que los mitos, los ídolos, las figuras angulares que marcaban la cultura de la Unión Soviética no han sido reemplazados: "La ideología rusa de ahora mismo no tiene autoridades. Destruyeron lo que había antes y no han sido capaces de creer algo nuevo, mejor".

Su manera de probarlo es sencilla: comparar.

"La preservación del estado, del orgullo nacional, al menos estaba garantizada con el socialismo. La literatura y la cultura, por supuesto, tenían gran importancia en ese sentido".

Por eso la conferencia no fue estrictamente literaria, también se habló de política. Pero, ¿es de verdad posible hablar de cultura obviando su trascendencia social?

Prilepin, además de escribir, tiene una singular militancia: "soy miembro del Partido Nacional Bolchevique, que está prohibido acusado de ser de extremos, aunque nunca hayamos matado a nadie.
 
"Lo que sucede es que ahora en Rusia, los centros de poder le temen a la nueva izquierda, se desconfía de cualquier alternativa".

Prilepin dice que, mientras tanto, él sigue escribiendo en su país, criando a sus hijos, queriendo, de alguna manera, construir allá una Cuba alegre.

Está considerado uno de los más exitosos escritores rusos contemporáneos, recientemente una novela suya alcanzó un importante premio en China: "Pensé que con tantos chinos que podían leer mi libro, me iba a ser millonario, pero no sucedió", bromea.

Su obra ha sido traducida a 14 idiomas. "Al castellano no, lamentablemente, porque cuando debía viajar a España para hacer los arreglos, me entretuve tomando vino con algunos amigos en el campo y perdí el avión".

Para venir a Cuba decidió dejar de tomar un mes antes del viaje.

 

 

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