El «caballo» Juantorena, el atleta excepcional

El «caballo» Juantorena, el atleta excepcional
Fecha de publicación: 
6 Noviembre 2012
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"Entrenador, me han dicho que hoy le hace una prueba a uno nuevo, uno que jugaba al baloncesto", "Sí, es ese chico", "¿Ese? ¿Cómo se llama?", "Alberto Juantorena, es de Santiago", "Alberto ¿qué?", "Juantorena", "Pues es alto, buena planta tiene, sí señor, pero, ja, ja, menudos pantalones, ¿de dónde los habrá sacado? ¿Y las medias? ja, ja, ¡vaya pinta!". "¡Alberto!", "Dígame, señor Zabierzowski", "¿Has calentado ya?", "Sí", "Pues ve allí, a la línea del 500, y sal cuando quieras". Y el joven Juantorena cubrió los 500 metros en 1 minuto y 7 segundos. Zygmunt Zabierzowski, entrenador jefe del equipo cubano, supo que tenía un diamante en sus manos, pero que, por el talento que se entreveía, no tendría que pulirlo demasiado.

A los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, viaja Alberto Juantorena como un novato. A muchos en su país natal, Cuba, les ha sorprendido su selección. Ha competido con el equipo cubano por Europa antes de los Juegos y ha adquirido una mínima experiencia. Está orgulloso de representar a su país y poder estar con sus compatriotas, muchos de ellos veteranos de los anteriores Juegos de México. Y en la capital bávara su comportamiento será espléndido. Solo meses antes, el 22 de abril de 1972, había corrido su primera competición, un 400 que había cubierto en ¡47.1! En Múnich, en las eliminatorias de 400 metros, bate el récord cubano, bajando de 46 segundos (45.94). En cuartos de final vuelve a bajar de 46 y en su semifinal se queda a solo 5 centésimas de la final olímpica. Asombra su potencia, su zancada y su manera de desplazarse por la pista.

En 1973 Alberto Juantorena consigue su primer título. Se proclama campeón mundial universitario, en la Universiada celebrada en Moscú. Con 45.36, récord cubano, bate al reconocido británico David Jenkins. Por cierto, que ese año ya corre un 800 y termina en 1:49.8. No será hasta 1976 cuando se dedique a esta distancia. En 1974 baja por primera vez de 45 segundos en la vuelta a la pista, llevando su marca hasta 44.7. Pero se lesiona en un tendón de Aquiles y es operado dos veces. La temporada de 1975 la empieza tarde y con una preparación muy limitada. Acude a sus primeros Juegos Panamericanos, en Ciudad de México, una competición que el equipo cubano siempre ha tomado con enorme seriedad. Allí es segundo, nada puede hacer ante el estadounidense Ronald Ray, que hizo la carrera de su vida, pero Alberto está contento, pues baja de 45 con cronometraje eléctrico y ello indica una buena recuperación. 1976 es año olímpico. Las apuestas le colocan como candidato al podio. Por supuesto, en 400 metros planos, como se dice allá en tierras cubanas. Al comenzar la temporada, nadie cuenta con él para las dos vueltas a la pista. Pero progresa rápidamente en esta última prueba y acude a Montreal con 1:44.9, suficiente para plantar cara a Mike Boit, Rick Wohlhuter, Willi Wülbeck, Ivo van Damme o Steve Ovett. Y es que hablar de Alberto Juantorena es hablar de los Juegos Olímpicos de Montreal. 1976 es el año principal en su trayectoria deportiva. En estos Juegos nuestro protagonista realizó una hazaña sin precedentes, pues ganó los 400 y los 800 metros, algo que nadie en la historia olímpica había conseguido ni conseguirá, y realizando una exhibición de clase y categoría como pocas veces se ha visto. Comienza con el 800. No está finalmente el keniano Boit, debido al boicot africano. En la final es primero en la calle libre (a los 300 metros, entonces se corrían dos curvas por calles). Se ve sorprendido por el indio Singh, que le supera en la campana. Pero a falta de 300, coge la cabeza y ya no la soltará. El estadounidense Wohlhuter le pisa los talones a falta de 150, pero el Caballo saca esa segunda velocidad que le caracterizaba y vence, fue segundo el belga Ivo van Damme. Termina en 1:43.50, nuevo récord del mundo, batiendo el crono que poseía desde 1973 el italiano Marcello Fiasconaro (1:43.7). Cuando hace pocos meses disfrutamos de la victoria de David Rudisha en los Juegos de Londres, muchos nos acordamos, por razones obvias, de Juantorena. En Montreal, en los 400 metros, el santiaguero era favorito, pero se dudaba de sus posibilidades, pues la final de la prueba era su séptima carrera en pocos días. Sin embargo, venció a la armada estadounidense y registró 44.26, mejor marca mundial sin influencia de la altitud. Será la mejor marca de su vida.

En 1977 Alberto Juantorena realizará otra nueva hazaña. En los Juegos Mundiales Universitarios, disputados en Sofía, Bulgaria, el Caballo (apodo que aceptaba de buen grado) bate su propio récord mundial de 800 metros. Corriendo en solitario desde el pistoletazo de salida, el de Santiago marca 1:43.44, es decir, 6 centésimas menos que el año anterior en Montreal. Por cierto, su compatriota Alejandro Casañas, el mismo día y en el mismo escenario, bate el récord mundial de 110 metros vallas. Su gran rival del año fue el keniano Mike Boit, al que no pudo enfrentarse en Montreal, pero que después de la cita olímpica se había quedado a solo 7 centésimas del 1:43.50. En ese año 1977 la supremacía del 800 queda bien clara, pues le vence tanto en la Weltklasse de Zúrich como en la Copa del Mundo, que celebró su esperada primera edición en Düsseldorf. La prueba del 800 entre ambos atletas en dicha competición levantó una expectación inusitada y la recta final entre ambos atletas fue memorable; en ella salió a relucir una vez más la capacidad de lucha y de sufrimiento del atleta cubano. Defendiendo la camiseta de las Américas, venció también en el 400.

1978 comienza con una devastadora noticia, la muerte repentina de su entrenador de siempre, Zygmunt Zabierzowski, que era como un padre para Alberto; su fallecimiento afectó mucho a nuestro protagonista. En agosto de ese año Juantorena consigue 44.27, a una centésima de su mejor marca, al proclamarse campeón centroamericano y del Caribe en Medellín. Pero a partir de ese año la trayectoria deportiva de Alberto Juantorena ya no será la misma. Multitud de lesiones y contratiempos merman su rendimiento, hasta no ser sino una sombra de lo que fue. No puede ser campeón panamericano, pues en San Juan, en 1979, es segundo en ambas pruebas; el no lograr este título en su carrera será una espina que siempre tendrá clavada. Acude a sus terceros Juegos, en Moscú en 1980. Pero las lesiones han hecho que su preparación haya sido limitada y en una final con un sorprendente gran nivel, a pesar de la ausencia de los estadounidenses, solo puede ser cuarto, con 45.09.

La edad y las lesiones le pasan factura. Relataba: "En los años posteriores, del 80 al 84, me faltaba esa segunda velocidad, el tanque de reserva, no remataba con la misma capacidad de antes, esa capacidad que tenía al principio y en la mitad de mi carrera".

No obstante, gana en los 800 tanto en los campeonatos como en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1981 y 1982, respectivamente. Su remontada en el relevo largo de 1982 fue absolutamente increíble. En 1983 afronta con mucha ilusión el primer Campeonato del Mundo, pues llega en buena forma y con un 1:45.04 en su haber. No corría tan rápido desde hacía cinco años. En su eliminatoria se clasifica con suficiencia pero al terminar pisa el bordillo en una acción poco habitual y se lesiona de gravedad en el tobillo derecho. Llora de dolor y de rabia, porque sabe en seguida lo que ello puede significar, quizá, el final de su carrera. Y no podrá acudir a los Panamericanos de 1983. Cuba no acudirá a los Juegos de Los Ángeles, en 1984, y él no disfrutará de su cuarta olimpiada. Sabe que 1984 será su última temporada y lo asume con sensatez; se exhibe por toda Europa con resultados discretos, era requerido en todos los sitios y todos queríamos verle. Juantorena lo sabía y fue muy generoso con sus apariciones. En Madrid, en su única participación en España en toda su vida, pudimos disfrutar con su presencia.

Desde entonces se ha dedicado intensamente al deporte y al atletismo pero fuera de las pistas. Licenciado en Economía, Juantorena es Viceministro de Deportes de Cuba y Vicepresidente del Comité Olímpico de su país, además de miembro del Consejo de la IAAF. Ha tenido seis hijos, uno de ellos, Alberto como él, ha sido un decatleta destacado. El que esto escribe ha tenido ocasión de saludar al "Caballo" dos veces, haciendo siempre gala el cubano de su proverbial sencillez y educación. Alberto Juantorena será siempre recordado como un atleta y una persona simplemente excepcional.

Visita la exposición del Centenario de la IAAF 1912-2012 que se encuentra en el Museo Olimpico y Deportes Joan Antoni Samaranch y abierta al público desde el pasado 13 de octubre, en horario de 10.00 a 18.00 horas y que permanecerá abierta hasta el 25 de noviembre, coincidiendo con la celebración, también en Barcelona, de la Gala del Centenario de la Federación Internacional de Atletismo.El precio único para poder visitar esta magnífica y exposición es de 4,55 euros.

miguelvillasenororozco@hotmail.com

@MigVillasenor

 

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