Volver al papel

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Volver al papel
Fecha de publicación: 
14 Agosto 2025
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Imagen tomada de https://pxhere.com/

Los medios digitales llegaron para quedarse. Ya casi todo encuentra su homólogo en una pantalla, y es cierto que agiliza, la tecnología ofrece muchas ventajas, pero nos deshumaniza. ¿Quién hace aún cálculos mentales o en papel? ¿Quién aprende números de teléfono? ¿Quién va a bibliotecas a consultar impresiones tradicionales?

Estamos tan adaptados que si de repente ocurre el apagón tecnológico que vaticinan las películas, será caótico. Es en serio que muchas personas no sabrán ni qué hacer porque sentirán sus vidas paralizadas, sus mundos perdidos.

Sobre la influencia de la tecnología se escribe constantemente. Es muy buena y también nos perjudica, nos hace dependientes, nos atrofia las mentes. La ciencia sugiere que nos embrutece, que con ella somos menos inteligentes porque no razonamos, no nos esforzamos para pensar, nos acomodamos a que los aparatos hagan cuanto le pidamos como si fueran nuestros esclavos, pero en realidad somos los humanos los sometidos a ellos.

Está confirmado que se pierde capacidad. No hay que ser muy experto para comprobar, por ejemplo, que se pierden habilidades. Las personas ya no escriben a mano, y esto hace que la caligrafía sea desastrosa. Este es solo lo mínimo de este caso. 

Sobre ello la neurociencia explica que no se trata de nostalgia por lo legendario, el ejercicio de escribir y leer en papel tiene ventajas porque está muy ligado al desarrollo cognitivo. Leer impreso nos hace perfeccionar la compresión y la memoria. Sostienen quienes saben que en ambas actividades el cerebro procesa con mayor profundidad, y esto no lo iguala el manejo de pantallas.

El asunto parece ser que se activan zonas cerebrales asociadas con la memoria episódica y la orientación espacial que nos conectan con contexto y entorno, factores que, a su vez, fortalecen el pensamiento y la concentración.

Asimismo, cuando escribimos a mano se refuerzan las redes neuronales, el cerebro se activa mucho más, se estimula la conexión entre hemisferios. Al hacerlo se implican distintas áreas: motora, sensorial y visual. Esa integración favorece concebir ideas más consolidadas, mayor creatividad, memoria y pensamiento.

En cambio, los teléfonos inteligentes, con sus constantes notificaciones y rutinas de desplazamiento, promueven la ligereza, y el cerebro llega a acostumbrarse a pasar de una actividad a otra de modo superficial, muchas veces sin haber terminado. Esto puede afectar la capacidad de análisis.

No se trata de negar el desarrollo porque la tecnología facilita muchos aspectos de la vida. La recomendación es a no renunciar a las bondades que encontramos en el papel —siguiendo el mismo ejemplo— a conectar con todo cuanto nos excite el razonamiento, nos mantenga activos y alertas.

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