Tokio 2020: Entre el glamour, la excelencia y notas en Do mayor (+Fotos)

Tokio 2020: Entre el glamour, la excelencia y notas en Do mayor (+Fotos)
Fecha de publicación: 
8 Agosto 2021
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Tokio cierra sus cortinas con muchas notas descollantes y le entrega la antorcha a París 1924. Foto: olympics.com

Pasarán a la historia los de Tokio como los Juegos Olímpicos de la inclusión, la solidaridad, la paz, la igualdad y el esfuerzo supremo. Lo digo con total propiedad. Desde la primera vez en que las delegaciones desfilan con un abanderado y una abanderada, pasando por la presencia de la pesista transgénero Laurel Hubbard; el gesto de compartir el título por parte del catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi en salto de altura, un 2.137 dorado que siempre será recordado, y algo que en 109 años no había sucedido en este excelso panorama…

Un año más de esfuerzos, subterfugios en planes de preparación para llegar en óptima forma a la cita, hasta la sonada victoria a la pandemia de Covid-19, un enemigo que nunca bajó su guardia, con alza de contagios en Japón en plenos juegos, y al que los organizadores le propinaron un KO organizativo con estrictísimos protocolos como su principal arma de lucha.

 

“Imaginen que, entre decenas de miles de atletas y entrenadores, representantes de Comités Olímpicos, periodistas, personal de aseguramiento, voluntarios y otros participantes en los Juegos, se detectaron 404 contagios de coronavirus desde inicios de julio, de ellos 29 en deportistas y ninguno con cuadro grave.

Además de estar vacunados en torno al 90 % de ellos, los participantes en Tokio 2020 se han sometido a constantes test del virus, sobre todo los atletas, de forma diaria. Se han realizado cerca de 600.000 test PCR, de los cuales un 0.02 % arrojaron un resultado positivo”, señaló el presidente del panel de expertos médicos independientes designado por el COI para manejar esas cuestiones, Brian McCloskey.

 

El pulso en la capital nipona

Han sido los de Tokio unos juegos enervantes de principio a fin, con una pletórica lucha por la cima del medallero que en fotofinish le ganó Estados Unidos (39-41-33) a China (38-32-18) y en el que los anfitriones japoneses (27-14-17), aún sin el respaldo de su “marcial” fanaticada, exprimieron exprimieron hasta la médula para agenciarse la tercera plaza.

Precisamente esas dos naciones fueron de las de mayor crecimiento respecto a la edición precedente de Río de Janeiro 2016: los nipones obtuvieron 15 cetros más, en tanto los del gigante asiático superaron en 12 su foja anterior. Estados Unidos y Alemania, con siete vellocinos menos, fueron de los descensos más notorios en ese acápite. Un detalle: Noruega no escaló lo más alto del podio en la Ciudad Maravillosa y ahora se colgó cuatro. ¡Gracias Kaster Walhorm, Ingebrigtsen y compañía!

El arbitraje, salvo contadas excepciones como los sonados despojos del púgil colombiano Yuberjen Martínez (52 kg), la rusa de la gimnasia rítmica Dina Averina en el concurso individual, y el cuestionado puntaje del sexto salto de los chinos en el sincronizado de plataforma masculino y que le allanó el camino a la gloria a la dupla británica del “tejedor” Thomas Daley-Matty Lee; se comportó de manera justa y coherente, a tono con los principios olímpico de justicia ante el juego limpio.

En Tokio, además, muchos atletas dejaron su impronta como íconos o leyendas: el luchador grecorromano Mijaín López obtuvo su cuarto cetro en línea bajo los cinco aros, por tercera oportunidad desde Londres 2012 sin permitir puntos en contra.

La sprinter estadounidense Allyson Felix extendió su impresionante palmarés en Juegos olímpicos a siete coronas, tres subtítulos y un bronce. Ahora avalada por su vellocino en el 4x400, y su bronce en la vuelta al óvalo en solitario con 49.46 y el récord mundial para corredoras mayores de 35 años o másters. ¡Vaya retorno soñado tras su maternidad!

En esa cuerda de los multimedallistas (fueron 168 en la capital nipona), no puedo dejar de mencionar a unos cuantos que realmente son impresionantes:

La primera para mí, la fondista holandesa Sifan Hassan. Y hablo, además de su doblete inédito en 5 000 (con caída y recuperación incluidas), y 10 000 metros; por su bronce en 1 500, con tres carreras sobre sus piernas, el desgaste evidente y desafiando todo precepto clínico sobre capacidades de recuperación con cada uno de sus músculos.

Tengo que detenerme en la natación. Una de las vedettes en Juegos Olímpicos y donde el estadounidense Caeleb Dressel, demostró estar esculpido en la misma fragua que Michael Phelps y Nathan Adrian. El tritón de 24 años nacido en Green Cove Springs, se agenció tres títulos individuales y dos como miembro de los relevos de 4x100 libres y 4x100 combinados. Incluyó primacía absoluta en los 100 mariposa y… se proclamó rey de los 50 libres, una prueba que se antoja obra de arte al deleite, con récord olímpico incluido de 21.07 segundos.

Entre damas, la ondina australiana Emma McKeon, lo hizo como ninguna otra. La hija pródiga de Brisbane, (27 abriles) emuló a Dressel en los 50 libres con respetabilísimos 23.81 que se antojaron lo mejor bajo el prisma olímpico, y sumó a sus alforjas títulos en el hectómetro libre, y los relevos 4x100 libres y 4x100 combinados, en el primero de ellos con plusmarca universal absoluta de 3:29.69 minutos.

A eso sumó tres bronces en los 100 mariposa, el 4x200 libres, y el 4x100 combinados mixto. ¡Impresionante!

Hay mucha más tela por donde cortar en este apartado, como lo de los holandeses Harrie Lavreysen y Annemiek van Vleuten en el ciclismo de pista y ruta; los sudcoreanos San An y Deok Kim en el tiro con arco, o los intratables chinos del tenis de mesa Chen Meng y Ma Long; además de la heredera de Usain Bolt en la pista atlética, la jamaicana Elaine Thompson, dueña por segunda ocasión de los 100, 200 y el relevo 4x100, con las segundas mejores marcas de todos los tiempos en solitario. Su palmarés sin el doble hectómetro, fue imitado de forma inédita por el bólido italiano Marcell Lamont Jacobs… Ellos, por solo citar algunos ejemplos connotados.

 

De hegemonías y otros demonios

Este penúltimo hasta luego llega hablando de hegemonías, ese poderío de naciones en determinadas disciplinas, algunos apuntes descollantes y como en ciertos casos, ha habido una ligera tendencia a la descentralización del poder.   

Creo que de los más rutilantes en esa cuerda hallamos los dominios de China en el clavados (7-5-0), solo escapándole ese título que Daley y Lee ensartaron entre mortales, giros y “agujas”.

Los propios chinos no dejaron prácticamente nada para nadie en el tenis de mesa (4-3-0) donde solo el doble mixto japonés pudo arañarles la pintura.

Y si de Japón hablamos, sus notas sobresalientes llegaron en el Nippon Budokan y en el Makuhari Messe Hall. Lo del judo (9-2-1) era presumible, tratándose de los padres de esta disciplina, sin demeritar el empuje de Francia (2-3-3); en tanto en lucha (5-1-1), aupados por sus chicas acreedoras de una cuarteta de vellocinos, lograron removerle el piso al santo y seña de esa disciplina, los rusos (4-0-4).

Por cierto, las hermosas chicas del Comité Olímpico Ruso, refrendaron su hegemonía en el nado sincronizado, donde lucen como ninguna otra en eso de realizar filigranas en el agua y enseñorearse.

Con pulsos más equilibrados cayeron los telones de otras disciplinas, donde Cuba, con siete hombres y sin contar con representación femenina, se adueñó de cuatro oros y un bronce. Los británicos y otras seis naciones, se agenciaron un pergamino per cápita.

Hungría (3-2-1), y Nueva Zelanda (3-0-0) se abrazaron como los más encumbrados del canotaje, de los 12 títulos puestos en disputa.

En la natación, se repartieron las mayores tajadas Estados Unidos (11-10-9), y Australia (9-3-8), con Gran Bretaña (4-3-1) y China (3-2-1) tensando la cuerda. Pero ojo, los estadounidenses alcanzaron su total de metales áureos más bajo en el nuevo milenio.

El ocaso llega con el deporte Rey, no lo puedo ocultar, me apasiona en demasía esta disciplina, donde el pulso fue bestial, al punto de que Italia escaló al segundo escaño con cinco primacías. Jacobs, Tamberi y compañía se “botaron”. De cualquier forma, los norteños (7-12-7) se impusieron, solo que por dos narices; en tanto Kenia (4-4-2), Polonia (4-2-3), y Jamaica (4-1-4) pelearon a brazo partido por el tercer peldaño.

Cierro con un dato de interés: España extiende a 25 años su maleficio en los deportes colectivos, luego de que en Atlanta 1996 su selección varonil de polo acuático derrotara 7-5 a Croacia. Ahora en Tokio, se empantanaron precisamente las chicas del polo acuático, además de su selección masculina de fútbol, víctima por 2-1 de Brasil. Eso solo en enfrentamientos por el título.

El reverso de la moneda los franceses, poseídos por aquel espíritu de los “Guerreros de la Galia”.

En esta oportunidad su cuantioso botín fue de 12 preseas del total de 33 materializadas. Las notas más descollantes a la cuenta del voleibol de sala varonil, su armada mixta del judo, los elencos de balonmano en uno y otro sexo, y entre touchés su elenco varonil del florete. ¡Vaya forma de aunar esfuerzos de conjunto!

Amigos, llega otro hasta luego. Espero no haberlos agotado con mis líneas durante estos 17 días. Lo confieso, resta una entrega, a la imagen y semejanza del rendimiento de la comitiva antillana. Usted, si lo desea, vuelva a acompañarme en esta cruzada final olímpica.

La cuarta corona de Mijaín, uno de los hitos en Tokio. Foto: BBC.
Sifan Hassan, nadie como ella en las distancias de fondo actualmente. Foto: El Comercio.
Caeleb Dressel, un monstruo de las albercas. Foto: Sport.es.
Francia, clases magistrales de cómo jugar mejor de conjunto. Foto: olympics.com
Toda la gloria del mundo cabe en las bielas de la ciclista holandesavan Vleuten

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