Noel Nicola, música que vive en el alma
especiales
Más allá de su desaparición física, la obra de Noel Nicola no conoce el olvido. En ocasión del 50 aniversario del Movimiento de la Nueva Trova, del que fue uno de sus fundadores, retomamos esta entrevista.
Noel Nicola cantó a los amores secretos, a los de culpas y perdones y hasta aquellos del adiós definitivo. Con la guitarra florecieron las palabras, finalmente canciones. También abordó otros asuntos: lo social, la patria. Su mundo espiritual estuvo marcado por una época convulsa, de definiciones. Lo cierto es que su poética trascendió.
De las influencias mayores citaba a José Martí, César Vallejo y, en ocasiones, a otros poetas como Drumond de Andrade o Paul Eluard. En su obra está presente el coloquialismo, que llega a la antipoesía. En lo musical, el repertorio clásico de la guitarra que conoció de su padre, el profesor Isaac Nicola, Noel se valió por igual de la canción tradicional, la milonga y otros aires latinoamericanos, el rock y el reggae.
Se preparó teóricamente en el Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba, dirigido por Argeliers León del cual fue discípulo.
Una entrevista con el inolvidable cantautor me permitió ahondar en aspectos de la Nueva Trova y el Movimiento de la Nueva Trova que él dirigió por siete años.
¿Hay alguna fecha que se pueda dar como la del nacimiento de la NT?
-Yo no creo que haya una fecha, sino una serie de acontecimientos que se van encadenando para darle lugar. Primero está la discutida versión de que la canción Mis 22 años, de Pablo, es la que da origen a la Nueva Trova. Dicho así, no es exacto, y te digo esto porque recuerdo que esa es una tergiversación de una opinión del musicólogo Urfé, o de algo que yo mismo dije en una entrevista. Lo que yo dije fue que en esa canción ya están presentes los elementos de lo que va a ser la NT; es un antecedente, pero no influye ella sola en que otros compañeros tomaran ese rumbo creativo. No se puede decir, a partir de ella, que ya existía la NT. En 1966-67 empiezan a aparecer aisladamente algunos jóvenes con estas inquietudes. Nos fuimos conociendo.
¿Y qué fue lo que los unió?
-Por supuesto que la realidad social de aquel momento, todavía de aguda lucha de clases, de grandes definiciones: años 69 y 70... Elementos externos, aparte de la canción misma; nos sentíamos “distintos” a lo que ocurría en el terreno de la canción y nos identificábamos por lo tanto unos en los otros. Esto lleva a la cohesión casi forzosamente. La identidad en los planteamientos artísticos, formales, de la función del arte. Éramos un grupo de jóvenes revolucionarios que escogieron la canción como una manera de trabajar, de incidir sobre la sociedad. ¡Imagínate tú si eso no cohesiona!
¿Tú crees que el Movimiento tiene etapas definibles?
-Bueno, una etapa mientras no estábamos organizados, hasta diciembre de 1972. Después habría “microetapas”, quizás... pero creo que por ahí no anda la cosa, que las etapas de la NT deben analizarse mejor en el aspecto artístico, en los frutos, en los compañeros que van surgiendo con nuevas proyecciones, nuevos matices. Se nota una diferencia entre los primeros trovadores y grupos musicales de la NT y los que aparecieron unos años después. No diferencia de esencias, sino de matices, no diferencias abismales... y ya, hoy por hoy, creo que va apareciendo una nueva camada, o sea, que se nos viene encima otra etapa.
El cantautor se refiere a los antecedentes del MNT, de sus orígenes...
-(…)Bueno, deja ver por donde empezamos. Habría que situar sus comienzos buscando los orígenes, en general, de la canción cubana trovadoresca, en la romanza española, las primeras cosas de la época de Céspedes y Fornaris, ver cómo se va ligando esa época a los primeros sones de las lomas orientales, hasta que aparecen como tal la trova, los que empezaron a llamarse trovadores: Pepe Sánchez, Sindo, en Santiago de Cuba, por ahí.
La época de oro de esa trova, después la llamada “trova del son”. El trabajo armónico de Guyún y la influencia del jazz que da lugar al “filin” y si después pasamos por Marta Valdés y Teresita Fernández, pues ya tienes todo el hilo central de la historia que nos parió, en líneas generales, descontando, por supuesto, todas las otras cosas que influyeron sobre esa historia y sobre nosotros mismos.
Amplía:
-Las características de la trova han sido siempre parecidas, a grandes rasgos. Ha estado siempre la presencia de la guitarra como instrumento acompañante, o como instrumento a partir del cual se compone. También la intención poética, cuando no la propia poesía en los textos. Yo digo intención porque no se puede pedir a los textos de canciones que sean poemas (aunque se dan casos) pero sí la intención de que el resultado final se acerque a eso, un poco inasible que puede llamarse poesía, aunque del texto solo, despojado de la música, no pueda decirse que sea un poema. Siempre ha habido poesía en la trova, desde este punto de vista; lo que no puede ver esto solo desde el ángulo literario, desde el punto de vista formal de los poemas como tales, pues no creo que nunca se haya pretendido tampoco sustituir o suplantar la poesía como género literario.
Yo parto de que la trova, desde sus inicios, tiene esas características. Nosotros siempre hemos dicho que la trova cubana ha tenido hasta hoy tres momentos definitorios, diferentes cualitativamente unos de otros, desde la trova que hoy llamamos tradicional, más tarde el “filin” y después lo que llamamos la Nueva Trova. Hay quien ha podido creer que cuando decimos esto desconocemos una concatenación evolutiva entre un momento y otro. Esto no es así. Lo que sucede es que para analizar o describir una historia a grandes rasgos, se toman siempre los hitos, los momentos relevantes y fácilmente diferenciables entre sí que, por lo tanto, representan los momentos de los saltos a nuevas cualidades. Entre uno y otros siempre hubo una continuidad evolutiva hasta producirse una ruptura con lo anterior.
Por ejemplo, de la trova tradicional al filin fueron necesarios los trabajos de un Guyún, profundo conocedor de la armonización en la guitarra, y que desarrolló lo que se hacía en la trova tradicional; y entre la etapa del “filin” y la Nueva Trova estuvieron los trabajos de Marta Valdés, y surgida en la misma etapa –aunque un poco más desgajada del filin– de Teresita Fernández y los trabajos de César Portillo de la Luz, que trascienden en alguna manera esa etapa. Así más o menos, creo yo que se teje el hilo conductor que nos une a nosotros a Pepe Sánchez, a Sindo Garay, a Corona, a Rosendo Ruíz, a Villalón y tantos otros. Lo que no puede negarse son las diferencias artísticas y estéticas reales de cada uno de esos momentos entre sí, lo que los caracteriza. Nunca podría decirse que “la trova es una sola” para negar la existencia real, diferenciable, de esos momentos, y así la existencia misma de la NT, cosa que sucedió hace unos años y al parecer ya cayó en el olvido por suerte. Eso era un error comparable a que nosotros hubiéramos querido pensar que la NT era nueva y que había surgido de la nada, sin antecedentes, sin pasado.
Háblame de la guitarra, los diferentes formatos, el filin…
-A la hora de componer, los compositores más importantes en su inmensa mayoría usaban la guitarra. Yo creo que ello influye de alguna manera en la concepción de la obra, el instrumento, porque a la hora de interpretar es otra cosa. Desde la trova tradicional se han usado muchos formatos instrumentales diversos para resaltar interpretativamente las canciones, no ha habido límites... Fíjate, incluso en esa etapa, que Odilio Urfé ha definido como la “trova del son”, están los grupos soneros con sus distintos formatos y ya desde la etapa de la trova tradicional se usaba el cuarteto, el trío, la estudiantina... ¡qué sé yo! Estimo que ya el problema de cómo se orquesta la canción es otro problema, y el filin”, bueno, llegó a la gran orquesta y nosotros hemos utilizado diversos formatos orquestales para trabajar nuestras cosas... O sea, que lo importante es a la hora de hacer las canciones, en que siempre encontramos a una persona con su guitarra tratando de hacer poesía... ¿acaso el filin no es eso?
Entre los trabajos esenciales del cantautor está Noel Nicola canta a César Vallejo, poeta que siempre reverenció; se trata de diecinueve poemas llevados a distintos ritmos.
En sus más de 300 obras figuran las muy apreciables Comienzo el día, De cierto modo, Ámame así como soy, Laura milonga y lejanía, Se fue a bolina, Elvia que te suene verde, Por la vida juntos, Con las letras, la luz, Esa mujer es un dolor, Santiago desde lejos, Cuatro cosas bien, Cueca con tu nombre escondido, Detrás de una guitarra y esa joya musical, que es Son oscuro, una de las más difundidas. Otras exitosas que reflejan su personal estética las tituló Para una imaginaria María del Carmen y Es más, te perdono, cantada magistralmente por Miriam Ramos.
El cantautor falleció en La Habana, su ciudad natal, el 7 de julio de 2005. En su homenaje fue editado el álbum doble 37 canciones de Noel Nicola en el que intervienen intérpretes cubanos y extranjeros.
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