La Habana: Amor entre hocicos y bigotes (+ Fotos y video)

La Habana: Amor entre hocicos y bigotes (+ Fotos y video)
Fecha de publicación: 
22 Febrero 2022
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Imagen principal: 

Foto: V.R.

Faltaban solo 48 horas para el Día del Amor cuando el parquecito comunitario se vio inundado de ladridos y maullidos poco usuales a esas horas tempranas.

Una feria de Bienestar Animal Cuba (BAC) había llegado, inundando de un amor diferente la mañana del barrio habanero.


Foto: V.R.

En un gran corral jugueteaba casi una decena de cachorritos y en su cercanía, varios jóvenes, sentados sobre la hierba, aguardaban acunando en brazos a perros y gatos de distintos tamaños y edades.

Muchos vecinos, y también personas llegadas desde diferentes puntos de la ciudad, algunos bien lejanos, miraban, intercambiaban, y no pocos aguardaban su turno para los trámites de adopción. 

Todo era un acariciar de pelajes, chiqueos de nombres y exclamaciones de asombro por lo cómico que se veía aquel o lo quietecito que permanecía el otro, como si esperara posando para una foto.

Aunque los animalitos no lo sabían, en verdad esperaban por una adopción que finalmente les insertara en una familia, aportándoles el cariño y los cuidados que tanto les faltaron mientras deambulaban por las calles.


Foto: V.R.

Felizmente, estos habían sido rescatados por los muchachos de BAC, jóvenes cuya sensibilidad y sentido de la responsabilidad ciudadana, que asumen esta misión de forma totalmente voluntaria y sin remuneración alguna, son una prueba más para refutar aquello de que «la juventud de hoy está perdida» y de que «todo tiempo pasado fue mejor» .

Muy de su tiempo, Melisa Pineda, estudiante de sexto año de Medicina, mantiene arropada contra su pecho a una perrita de semblante triste, que parecía haber encontrado el paraíso junto al corazón de la muchacha.


Foto: V.R.

Era una de los tantos animales que aguardaban por una familia que les quisiera y acompañaba en su constante accionar a Melisa, que respondía preguntas, ayudaba... en su condición de miembro de BAC, de la que, a todas luces, se siente orgullosa.

Con verbo seguro y sin rebuscar palabras, que le nacen del convencimiento, explica a CubaSí que «somos una organización autofinanciada, sin fines de lucro, con sede en varias provincias, y nos dedicamos al rescate, adopción y rehabilitación de animales, sobre todo callejeros. Nos vemos cada 15 días en distintos municipios de La Habana para organizar estas ferias, pero aquí nunca habíamos estado y nos ha sorprendido la buena acogida, percibimos la sensibilidad en la gente hacia esta práctica».

Aunque falta mucho todavía por ganar en cuanto a la protección animal en el orden práctico, aun cuando ya existan leyes en ese sentido, Melisa comenta que muchas personas acuden a las ferias para adoptar.
 

 

 


Varios emprendimientos comercializaron sus productos, sobre todo naturistas, para perros y para humanos. Donan un porciento de las ventas a BAC. Foto: V.R.

Los perros y gatos que en esta oportunidad trajeron «llevan unos dos meses con nosotros, recuperándose de las calles, y ahora están aquí para ver si encuentran una familia que los acoja. Trajimos sobre todo perros adultos, pero también cachorros, que son de una perrita igual rescatada. Y aquí estamos, esperando».

Amplía sobre los beneficios de la esterilización gratuita que es una obligación a cumplir con las mascotas adoptadas, como parte del compromiso de adopción apoyado en un documento legal.

«No damos ningún animalito fuera de esos términos, y quien no esté de acuerdo con esos términos, no puede adoptar».

El documento al que se refiere contiene los más importantes artículos de la Ley de bienestar animal, y establece que a quien no asuma el compromiso obligatorio de esterilizar al animalito cuando tenga la edad adecuada y no cumpla con los otros requerimientos del buen cuidado, BAC puede retirárselo.

La futura doctora refiere que la exigencia de la esterilización es muy importante para evitar que continúen reproduciéndose y, como por lo regular son perros y gatos mestizos, satos, los que se dan en adopción, entonces, cuando se multiplican, hay quienes lanzan las crías a las calles repitiendo así un lamentable ciclo que atenta contra el bienestar de los animales y también contra la higiene y sanidad de la ciudad.


Foto: V.R.

A más de uno debe haber llamado la atención Richard Fernando. Fornido y alto, conmovía contemplarlo acunando con tanta ternura a su gatico recién adoptado, que casi se perdía entre sus brazos.

Estudiante de ingeniería informática, vino desde Río Verde «porque a mí me gustan mucho los animales, tenía un gato y hace poco un familiar mío se lo llevó, por eso, una amiga me dijo que aquí iban a hacer una feria, y vine. Ahora, este se va conmigo». 

Luna, la guerrera

Dailys Ruth sostenía de una correa a un muy sociable ejemplar que no dejaba de agitar la cola, y así estuvo durante todo el diálogo con la muchacha, también miembro activo de BAC en su filial capitalina.


Foto: V.R

El can contento no pareció ponerse celoso ni cuando la también estudiante de Medicina, de primer año, centró buena parte de la conversación en Luna, una perra adoptada. 

Habrá que confiar en que el cariño de sus nuevos dueños vaya haciéndole olvidar su triste historia.

Cuenta Dailys que esta perrita fue rescatada por ellos de cachorrita, como parte de esas camadas que dolorosamente dejan en la calle. Tuvo una primera adopción fallida, y después una segunda «en que la maltrataron tanto, que la tenían abandonada en una terraza bajo lluvia, sol y sereno. Cogió garrapatas y tuvo la enfermedad de la garrapata. 

«Es una guerrera porque cuando volvimos a rescatarla y el veterinario la atendió, tenía las plaquetas casi en cero y parecía que todo podía acabar mal, pero se salvó. La llevaron súper delgada a mi casa, como hogar temporal. Llegó desnutrida, con mucha anemia, pero poco a poco se le fue tratando y dándole el cariño que necesitaba, que necesitan todos, y se recuperó muy bien».

Al preguntarle por qué no se había quedado con la perrita, quedó abierta la puerta a otra historia de amor. 

Flora, la veterana

Explicó Dailys que su casa, en Marianao, no es muy grande y está en construcción, «pero allí siempre tienen cabida los pequeñines estos que necesitan ser rescatados.


Foto: V.R.

«No me pude quedar con Lunita porque no tendría ya espacio para darle “el temporal” a otro perrito rescatado. Además, ya tengo a Flora, que es también adoptada».

Cuenta que la perra fue atropellada y tubo fractura de columna, de pata y cadera, y debió pasar por toda una rehabilitación. 

«Es la mascota más vieja de BAC. Ahora tiene cuatro años, yo la adopté en septiembre del año pasado, y es uno de los casos más emblemáticos porque estuvo casi un año en rehabilitación». 

Dailys está en el subgrupo de Seguimiento y se encarga de supervisar la atención a las mascotas adoptadas. «Primero les pregunto mediante mensajes, les pido fotos. Si no me responden por la vía digital, entonces me persono en la casa, y si el animal no está en las condiciones necesarias, se le pone la denuncia al dueño».

Comenta que ahora, con la nueva Ley, ellos pueden hacer la denuncia y las autoridades pertinentes proceden. Y así han procedido varias veces, entre ellas, con los choferes que atropellan a animales en la vía y no los socorren. «Porque debían hacerlo, eso es una vida, pero muchos se van, les da igual».


Foto: V.R.

—Tú eres muy joven. ¿Qué dicen tus amigos de esto que haces? 

—Algunos sí me dan el chucho, me preguntan: ¿qué tienes que estar tú atrás de los perros callejeros llenos de pulgas, de garrapatas...? Pero en general, hay una aceptación por lo que hago. He tenido muchas charlas, por lo menos en mi aula, y me preguntan cuándo hay una feria porque quieren ir, se interesan por las adopciones, y yo les voy explicando, y sobre todo enseñándoles lo de la esterilización, que es una concientización que tenemos que lograr en la población.

Todo por Ginebra

Dinora Valdés Jaime tiene 81 años y vive sola con su esposo. Desde hace un tiempo, en su casa, ya demasiado vacía por la partida de los hijos, hay una gota más de soledad: su querida gatica Ginebra desapareció.

Me muestra una gatica barcina y asegura satisfecha que «esta es igualita a la que me robaron, porque yo sé que me la robaron, del balcón donde le encantaba estar.

«Yo la llamaba ¡Ginebra, Ginebraaa!, pero nunca volvió». 


Foto: V.R.

—Y esta ¿cómo se va a llamar?

—¿¡Y lo preguntas?! Ginebra, claro está.


Fotos con este marco las toma BAC a todos los que adoptan mascotas para dejar constancia gráfica del acto. Foto: V.R.

«Mírala, va a ser mi compañía y la de mi marido. Cuando él ahora me vea entrar, seguro dice: ¡Ginebra apareció! Malcriada que la tenía, se la subía arriba cuando él estaba viendo la televisión y ahí se quedaba, dormidita.

«A esta Ginebra la voy a cuidar como cuido a mi marido».

 

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