Espermatozoides: No van lejos los de adelante …

especiales

Espermatozoides: No van lejos los de adelante …
Fecha de publicación: 
29 Junio 2025
0
Imagen principal: 

Foto: Getty Images

Casi pudiera decirse que somos hijos del oportunismo, aunque suene tremendo, porque el origen de cada cual no se remite al espermatozoide más rápido, sino al que encontró el lugar y momento realmente oportuno, en detrimento de otros que antes se esforzaron.

Atrás ha quedado la añeja teoría de que el primer espermatozoide que llega al óvulo es el que fecunda.

Las investigaciones han demostrado que de los 20 a 150 millones de espermatozoides por mililitro presentes en una eyaculación, no son los primeros los que alcanzan la proeza de engendrar la vida.


Imagen: tomada de Shutterstock.com

Más bien, esos primeros son los que se inmolan, por decirle en un lenguaje algo metafórico.

Sucede que el óvulo está recubierto por la membrana pelúcida, o zona pelúcida, encargada de evitar que penetre más de un espermatozoide, y, a su vez, de atraerlos en una especie de coqueteo bioquímico.


Imagen: tomada de institutocefer.com

Y los primeros espermatozoides que con ella tropiezan, son los que se dedican a debilitarla para franquear el paso, pero en esa misión se debilitan y  solo aquel que llega después, encontrando ya la membrana más frágil, consigue atravesarla en el lugar exacto, en el momento preciso, y ocurre entonces el “milagro” de la fecundación y comienza el desarrollo embrionario. 

El óvulo escoge

Como mismo las mujeres han ido conquistando espacios en la vida pública y privada, dejando atrás aquel enfoque pasivo que las encasillaba solo en esperar y recibir, desde órdenes hasta objetos; también la biología parece demostrar que las mujeres nunca han sido tan pasivas como pretendían pintarlas.

Tanto es así que una investigación del genetista Joseph H. Nadeau, de la Universidad de Washington,  ha ratificado que el óvulo escoge o rechaza al espermatozoide que puede  entrar, una vez debilitada la membrana pelúcida, atendiendo a la calidad de su ADN. Es decir, aunque el espermatozoide sea el que haga la tarea dura de desplazarse y penetrar, el óvulo tiene la última palabra. 

El pentatlón de los espermatozoides

Desde su salida del epidídimo hasta alcanzar el óvulo, enfrentan grandes obstáculos. El primero es el  pH de la vagina -generalmente de entre 4,0 y 4,9-, lo cual implica un recibimiento hostil al recién llegado.

Análisis clínicos evidencian que los espermatozoides pierden una motilidad significativa cuando el pH está por debajo de 6,0 y solo una franja de pH cercana a la neutralidad permite su supervivencia y avance

Afortunadamente, la excitación sexual origina una onda de transudado vaginal alcalino que eleva el pH hasta cerca de 7, protegiendo temporalmente a los espermatozoides.

Superada esa primera “emboscada”, deben sortear el moco cervical, una especie de filtro natural que solo permite el paso a los de mejor motilidad y morfología. 
 


Foto: iStock

También les son adversas las contracciones uterinas que ocurren durante el acto sexual inducidas por la oxitocina -hormona liberada durante el orgasmo- y también por las prostaglandinas contenidas en el semen. Estas contracciones pueden ayudarlos en su escalada, pero también perjudicarlos, dependiendo de su sincronía y dirección.

Si están bien coordinadas y ocurren en el momento adecuado, pueden empujarlos hacia las trompas de Falopio, acelerando su llegada.

Pero si las contracciones son desorganizadas o muy intensas, pudieran redirigir espermatozoides hacia los fondos de saco uterino o hacia el cuello uterino, desviándolos así del camino fértil. 

Como resultado, más del 90 % de los espermatozoides son eliminados o quedan atrapados en zonas muertas del útero a los pocos minutos de la eyaculación y menos del 1 %  alcanza las trompas.

A ello se agrega la llamada inmunidad uterina, que hace que los glóbulos blancos los ataquen como si fueran invasores extraños.

Y, si fueran poco, queda también el llamado destierro trompánico. A pesar de su nombre misteriosamente poético,  en embriología alude a la bifurcación a que se enfrentan los espermatozoides que los conduce a una u otra trompa de Falopio. En una, está el óvulo recién liberado por el ovario durante la ovulación. En la otra, el fracaso.


Imagen: tomada de reproduccionasistida.org

Es así que cerca de la mitad de los espermatozoides llegados a este punto se encaminan hacia la trompa equivocada. Sin duda, pesan las probabilidades en la reproducción natural porque no basta con ser rápido, tener buena motilidad y llegar en el momento exacto, también hay que elegir el camino correcto.

Asuntos de calidad

La concentración espermática promedio (número de espermatozoides por mililitro de semen) se ha reducido un 53 % desde los años 70 hasta hoy, pasando de aproximadamente 101 millones/mL en 1973 a 47 millones/mL en 2018, en hombres occidentales, según un estudio publicado en 2022 por Human Reproduction Update .

En América Latina, el descenso observado es menor: de alrededor de un 27 % en ese mismo periodo, de acuerdo con el anterior estudio citado así como lo concluido por otros análisis regionales.

En general, se trata de una caída cuantitativa, menos espermatozoides por eyaculación; y, en muchos casos, también cualitativa: peores características en los espermatozoides restantes.


Espermatozoides vistos con un microscopio. Foto: tomada de  azeiss.com

Para que los espermatozoides puedan calificarse de alta calidad debe reunir características como: 

-Buena concentración: Más de 15 millones/mL es el mínimo aceptable (según la OMS). Por debajo de eso, se considera oligozoospermia.

-Buena motilidad (movimiento progresivo): Al menos el 40 % de los espermatozoides deben moverse. De ellos, un mínimo del 32 % debe avanzar de forma progresiva, es decir, hacia adelante y no en círculos.

-Morfología normal: Al menos un 4 % debe tener una forma anatómica normal (cabeza ovalada, pieza intermedia adecuada, cola recta y funcional.

-Bajo nivel de fragmentación del ADN: Se refiere a que el material genético del espermatozoide no esté roto ni dañado. Índices por debajo del 15 % son ideales. A partir del 30–35 %, se asocia con infertilidad, abortos espontáneos y enfermedades del embrión.

-Vitalidad: Mide qué porcentaje está vivo (aunque no todos se muevan), y esta debería superar el 58–60 %.

-Índices bioquímicos: se refieren a la integridad de la membrana plasmática, deben tener un bajo estrés oxidativo, y correcta reacción acrosómica.

El vínculo entre dieta y esperma ha sido bien documentado. No pocos estudios indican que los hombres que siguen una dieta rica en frutas, verduras, pescado, legumbres y grasas saludables presentan mejor motilidad y concentración espermática . Por el contrario, el consumo elevado de ultraprocesados, carnes rojas, azúcares y bebidas azucaradas se asocia con un aumento del estrés oxidativo y deterioro seminal.
 


Foto: tomada de lasexta.com

La obesidad también tiene un impacto directo en la calidad de los espermatozoides: altera los niveles hormonales, eleva la temperatura testicular y aumenta la fragmentación del ADN en el semen, factores que explican a una parte del alza en la infertilidad masculina.

A nivel ambiental, los disruptores endocrinos -como ftalatos, bisfenol A y PFAS usados en plásticos y pesticidas- se han relacionado con una disminución de la calidad seminal, con menor concentración y motilidad, así como con alteraciones hormonales.

Un reciente estudio asutraliano que implicó a casi 24 000 hombres, entre 2010 y 2024, documentó que alrededor del 50 % de la infertilidad masculina se debe al estrés oxidativo, promovido por la alimentación, el sedentarismo, la contaminación y enfermedades no diagnosticadas.

Según el PubMed, aproximadamente el 15 % de las parejas presentan infertilidad -definida como no lograr embarazo tras un año intentando-, y en al menos un 20–30 % de esos casos, el factor masculino es la causa primaria.
   
La OMS y otras revisiones científicas coinciden en que cuando se combinan causas masculinas, femeninas y mixtas, el factor masculino está presente en aproximadamente el 50 % de todos los casos de infertilidad.

 “El factor masculino es la causa exclusiva en aproximadamente el 20 % de los casos y es un factor contribuyente en otro 30 % a 40 % de todos los casos de infertilidad. En total, el factor masculino contribuye sustancialmente en aproximadamente el 50 % de todos los casos”, se indica en el artículo “Male Infertility”, actualizado el 25 de febrero de 2024.

La IA también en temas de fertilidad

La Inteligencia Artificial (IA) está emergiendo también como protagonista en reproducción asistida, transformando la selección de espermatozoides y óvulos.

Sus algoritmos evalúan motilidad, morfología y fragmentación de ADN con más precisión y estandarización que el ojo humano.

 


Foto: Shutterstock

Algunos sistemas como STAR (Columbia University) detectan espermatozoides en muestras con azoospermia, contribuyendo a embarazos tras años de infertilidad  mientras que existen plataformas que utilizan machine learning para evaluar la calidad embrionaria, elevando la tasa de implantación y reduciendo ciclos fallidos.

Se cuenta también en el campo de la IA con modelos predictivos no invasivos que identifican fragmentación de ADN sin dañar al espermatozoide y manteniendo su capacidad fertilizante.

Sin dudas, la fecundación natural es una batalla en la que sobreviven solo los más aptos pero ante este reto, la IA anda haciendo sus aportes que abarcan desde la detección y clasificación de espermatozoides hasta sistemas de evaluación embrionaria, todo ellos para reducir los márgenes de error en un binomio biología-tecnología en el que cada célula cuenta y cada algoritmo puede marcar la diferencia.


Foto: tomada de losandes.com.ar

 

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.