En Tokio, el atletismo de Cuba avanza pensando en el futuro

Al atletismo olímpico le resta aún la jornada de la maratón para escribir su último capítulo en los Juegos de la XXXII Olimpiada, celebrados en esta impresionante ciudad, pero Cuba ya se despidió del certamen con su incursión en la final femenina del relevo 4x400 metros, entre las actuaciones destacables en esta cita.

Siempre que termina un evento es lógico –y necesario– el análisis, al menos de manera preliminar y basado en la memoria reciente, que quizá no permita reparar en todos los detalles.

Para organizar las ideas en ese sentido, habría que comenzar por lo cuantitativo. Y la cantidad de medallas conquistadas ahora fue superior a lo hecho en Río de Janeiro 2016, cuando solo se aportó al medallero general una de bronce.

El subtítulo y las dos terceros lugares que propiciaron esta evolución, confirmaron además una tendencia, porque desde la edición de Montreal 1976 hasta acá, siempre ha habido un cubano en el podio del Deporte Rey de cada cita bajo los cinco aros. Algunas veces en lo más alto y otra con apenas un tercer lugar, como el conseguido hace cinco años por la discóbola Denia Caballero, que entonces salvó la tradición.

Ahora se creció en números. El salto de longitud aportó con la plata de Juan Miguel Echevarría y el bronce de Maikel Massó, en tanto con el otro tercer lugar regresa a casa la discóbola Yaimé Pérez.

Sin embargo, queda el sabor amargo de no sumar un cetro, algo que se disfrutó por última vez hace 13 años en Beijing 2008, con los reinados del vallista Dayron Robles y la martillista Yipsi Moreno.

En la línea de las comparaciones, sigue siendo imprescindible volver a lo sucedido en la ciudad brasileña. Hasta allí llegaron 32 representantes de la Isla, después de haber incursionado en 43 eventos internacionales previos de preparación. Entonces, solo cuatro lograron ubicarse entre los ocho primeros lugares de su especialidad, y con ello tributar puntos a la clasificación por países.

Cinco años después y en medio del replanteamiento de la preparación por el azote de la pandemia de la covid-19, la presencia cubana en esta ciudad se redujo solo a 17 atletas y fueron apenas 26 las competiciones que sostuvieron la accidentada preparación.

Siete de nuestros representantes se despidieron de la capital nipona entre los mejores ocho de sus respectivos eventos. Además, dos rebajaron sus marcas personales, y sobre todo agradó que algunas de las mejores noticias llegaran desde la pista.

Entre quienes brillaron sobre el óvalo, específicamente en la distancia de 400 metros, estuvo la cienfueguera Roxana Gómez, quien debutó igualando su marca personal (50.76 segundos) y la mejoró en semifinales, bajando por primera vez de los 50 flat (49.71).

Desafortunadamente no pudo completar la final. Verla a medio en la pista quejándose de dolor un jarro de agua fría para todos los amantes del atletismo, pero sobre todo para ella, que horas antes había quedado a solo 10 centésimas de segundo del récord nacional de Ana Fidelia Quirós (49.61 segundos).

Lo más lamentable es que no fue la única lesionada en el grupo antillano. Juan Miguel y Massó se lastimaron en la misma discusión de medallas, el triplista Andy Díaz no pudo siquiera presentarse por las molestias que le aquejaban, y la heptalonista Yorgelis Rodríguez se resintió de una ya conocida lesión en la rodilla que lastró su preparación y casi le impide llegar hasta aquí.

No estaría de más que los estrategas del atletismo cubanos hicieran un análisis más detenido sobre este tema, aunque para la comisionada nacional, Yipsi Moreno, no existió un problema específico. Según su experiencia, quizá puede haber influido la intensidad con la que se compitió aquí, luego de tantos meses de trabajo readecuado para sortear los contratiempos generados por covid-19, sobre todo teniendo en cuenta la juventud que impera en ese grupo.

«La pandemia fue un factor en contra y aunque no estamos totalmente satisfechos se puede valorar como un positivamente lo que hicimos aquí. Yo no soy de justificar nada, pero debemos tener en cuenta que estuvimos dos años con muy pocas competencias. Por una u otra razón no logramos todas las que hubiésemos querido. Para adaptarse a las altas intensidades hay que competir y modelar los rigores de este tipo de eventos», añadió la directiva.

Aunque algunos desempeños como el del saltador de altura Luis Enrique Zayas o de Denia Caballero en el disco, estuvieron lejos de lo esperado, varios atletas protagonizaron aquí las mejores marcas en esta temporada y otros demostraron la estabilidad que les ha permitido permanecer en la élite de sus especialidades.

Por ejemplo, Juan Miguel hizo entre la clasificación y la final sus dos mejores saltos del año. Zurian en los 400 metros con vallas y la mencionada Roxana hicieron algo similar. La triplista Liadagmis Povea luchó con buenos brincos en una competencia de gran nivel, en tanto Sahily Diago y Veitía estuvieron a la altura esperada, e incluso impresionaron durante sus presentaciones con el relevo.

«Creo que crecimos, que también aportamos a la delegación. El único dolor con el que nos vamos es que no pudimos aportar al color de la medalla que realmente hace que el país suba en el medallero. Pero todo el que sepa de deporte y esté dándole seguimiento a esta actuación, cuando se haga un análisis general, debe valorar también las otras medallas, las de haber llegado aquí en óptima forma deportiva. Esa era una de las tareas pendientes del atletismo. Todo se vieron listos y preparados, aunque algunos detalles los vamos a analizar», apuntó Yipsi.

La ex martillista también resaltó la juntad imperante en el grupo, al que le auguró un prometedor futuro. «Tenemos juventud para trabajar en el cuatrienio que se avecina. No vamos a apurar a nadie porque son jóvenes y hay que cuidarlos », sentenció.