DE LA HISTORIA DEPORTIVA: La I Serie del Caribe albergada por el Estadio del Cerro y más allá

Escuchen peloteros: por encima de sus jonrones y lechadas, fildeos maravillosos y robos de base, el toque de bola sabrosón o la carrera impulsada en un momento decisivo, ustedes están haciendo historia al batirse en la Primera Serie del Caribe. Miren, los sucesos suelen ser grandes cuando tienen consecuencias, avanzan, y, entonces, amigos míos, ascienden a ser historia. Y ustedes son protagonistas de este pedazo que no se va a quedar tranquilo.

Torneo inaugural beisbolero de la región caribeña. Febrero 20 de 1949. Estadio del Cerro. Representa a la sede el equipo Almendares. Y a esos azules los dirige un buen player profesional, Fermín Guerra, quien ya los guió al triunfo en el campeonato cubano. Desafío final; los citados envenenan cinco picadas por dos a los integrantes del Spur Cola panameño el 25 de ese mes.

Les dije que tendrían su rinconcito en lo histórico, los líderes mucho más: el guardabosque Monte Irvin, titular de cuadrangulares con dos y de impulsadas con once. El as de average: el jardinero central Al Gionfrido con 533. El amo de la lomita: Agapito Mayor con tres victorias y el renglón de los reveses inmaculado. Compitieron también el seleccionado Mayagüez de Puerto Rico y el Escogido de Venezuela.

Precisamente un historiador deportivo destacado, Mario Torres de Diego, en su libro Efemérides Deportivas (Editorial Deportes, 20128), aporta otros datos de interés sobre dicho clásico.

Los alacranes derrotan "(...) a sus contrincantes en el torneo realizado en 1959, dirigido por Clemente Carreras, mientras el conjunto Habana ganó el de 1952 con Miguel Ángel González, Cienfuegos en los de 1956 y 1960 con Oscar Rodríguez y Antonio Castaño respectivamente, y Marianao los de 1957 y 1958, ambos con Napoleón Reyes. En las doce series que se realizan entre 1949 y 1960, los equipos cubanos juegan en toral 72 partidos y de los cuales ganan 62".

Deseo añadir que este último señor, convertido en contrarreovolucioanrio, fue uno de los que atacaron en el estadio Sabina Park a la delegación cubana en los Centrocaribes de Kinston en 1962; recibieron su merecido y tuvieron que huir golpeados ante nuestra contundente respuesta.

Añado estas líneas: debemos recordar a los lanzadores del Cienfuegos, Camilo Pascual y Pedro Ramos, buenos de verdad desde el box, con logros en las Mayores, sobre todo el primero. También brillaron en las citadas lides caribeñas. Torres de Diego no olvida a un buen bateador: "Se destaca la actuación del mejor jonronero de la III Serie, Jesús, Chiquitín, Cabrera con el más alto average de estos torneos con 619”.

Dedica espacio a Camilo Pascual (La Habana, 20-1-1934). Entre lo que expresa sobre este pitcher cito: "Pone de moda la curva de arco de barril que aún se recuerda en las Grandes Ligas donde transita durante dieciocho años, y debuta con los Senadores de Washington, desde 1954 hasta 1960. Participa en los Juegos de las Estrellas de 1959, 62 y 54".

Camilo y Pedro Ramos sobresalieron en el triunfo cienfueguero en la Liga Profesional de su patria en 1956 y luego, en el de la VIII Serie del Caribe efectuada en Ciudad de Panamá (5-1) En Caracas 1959, la undécima, Camilo asiste como refuerzo del Almendares, vencedor con 5-1, y el cubano es el campeón de pitcheo. Con 6 y cero se imponen los elefantes en la de 1960, la XII, albergada por Ciudad de Panamá, y el mejor desde la lomita es Pascual otra vez.

Con una visión correcta, depurada del dañino infantilismo de izquierda, Camilo Pascual Luis fue exaltado por sus enormes méritos deportivos al Salón de la Fama del Béisbol Cubano el 9 de noviembre de 2014.
 
Vuelvo a la obra de Torres de Diego: "Este es el último encuentro en la Serie del Caribe… por negarse los dirigentes de Grandes Ligas a que Cuba sea sede del evento caribeño (le tocaba el próximo año) debido al bloqueo de los Estados Unidos, que también se refleja en el deporte".   

La estúpida orden venía desde mucho más arriba. A pesar de poseer el más refulgente quehacer en el certamen, expulsaron a Cuba de él y, aunque hemos regresado de invitado, nos laceran con grandes limitaciones que también sufrimos hasta para actuar en el clásico actualmente.