Científicos revelan por qué el llamado Cocodrilo del Terror podía devorar dinosaurios

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Científicos revelan por qué el llamado Cocodrilo del Terror podía devorar dinosaurios
Fecha de publicación: 
23 Abril 2025
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Imagen ilustrativa: tomada de cnnespanol.cnn.com

El enorme reptil ya extinto que alguna vez se alimentaba de dinosaurios, tenía un hocico ancho como el de un caimán, pero debía su éxito a una característica de la que carecen los caimanes modernos: tolerancia al agua salada.

El Deinosuchus fue uno de los cocodrilos más grandes que jamás hayan existido, con un cuerpo casi tan largo como un autobús y dientes del tamaño de plátanos.

Desde hace unos 82 millones hasta 75 millones de años, este superdepredador nadaba en ríos y estuarios de Norteamérica.

Su cráneo era ancho y largo, rematado con una protuberancia bulbosa que no se parecía a ninguna estructura craneal observada en otros cocodrilos.

Las marcas de dientes en huesos del Cretácico sugieren que el Deinosuchus cazaba o se alimentaba de dinosaurios como carroña.

A pesar de su nombre científico, que se traduce como “cocodrilo del terror”, al Deinosuchus se le ha denominado comúnmente “caimán mayor”, y evaluaciones previas de sus relaciones evolutivas lo agrupaban con los caimanes y sus parientes antiguos.

Sin embargo, un nuevo análisis de fósiles, junto con ADN de crocodilianos vivos, como caimanes y cocodrilos, sugiere que el Deinosuchus pertenece a una rama diferente del árbol genealógico de los crocodilianos.

A diferencia de los aligatoroides, el Deinosuchus conservó las glándulas salinas de los crocodilianos ancestrales, lo que le permitió tolerar el agua salada, según informaron científicos el miércoles en la revista Communications Biology. Los cocodrilos modernos poseen estas glándulas, que recolectan y liberan el exceso de cloruro de sodio.

La tolerancia a la sal habría ayudado al Deinosuchus a navegar por la Vía Marítima Interior Occidental que dividió Norteamérica durante una fase de invernadero marcada por el aumento global del nivel del mar.

El Deinosuchus podría haberse extendido posteriormente por el continente para habitar marismas costeras a ambos lados del antiguo mar interior y a lo largo de la costa atlántica de Norteamérica.

El árbol genealógico revisado de los crocodilianos, presentado en el nuevo estudio, ofrece nuevas perspectivas sobre la resiliencia climática del grupo e insinúa cómo algunas especies se adaptaron al enfriamiento ambiental mientras que otras se extinguieron.

“Nadie estaba a salvo en estos humedales cuando el Deinosuchus estaba presente”, declaró el Dr. Márton Rabi, autor principal del estudio y profesor del Instituto de Geociencias de la Universidad de Tubinga (Alemania).

“Hablamos de un animal absolutamente monstruoso”, declaró Rabi a CNN y agregó
“definitivamente, medía unos 8 metros o más de longitud corporal total”.

 

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