Baloncesto masculino cubano: rendimientos, torneos y laberintos

El baloncesto masculino cubano tendrá un reto mayúsculo en las ventanas mundialistas que se avecinan, y cuyo principal objetivo será colarse entre las 12 selecciones que pugnarán en la América Cup de 2022.

Lo digo porque desde la composición del equipo, hasta el grupo en el que pugnarán los nuestros junto a Estados Unidos, México y Puerto Rico surgen las interrogantes, máxime cuando en ese apartado como en los restantes tres, y tras las ventanas de noviembre, febrero, y junio-julio, emergerán los tres mejores elencos para el torneo continental; del cual emergerán luego siete agraciados para la Copa del Mundo 2023 que escenificarán Filipinas, Japón e Indonesia.

Las restantes llaves se componen a razón de Argentina, Venezuela, Panamá y Paraguay por la A; Brasil, Uruguay, Colombia y Chile por la B; y Canadá, República Dominicana, Islas Vírgenes Norteamericanas y Bahamas por la C.

Pisando el escenario

Una mirada al panorama arroja que los estadounidenss son punteros del ranking (765.2 puntos), y sea cual sea el elenco que presenten salen como favoritos a dominar el segmento.

México (24-386.6), pese a ubicarse ligeramente por debajo de los boricuas (19-460.4), debe situarse segundo, a tenor de las actuaciones mas recientes. Hablamos de que boricuas y aztecas han disputado las últimas dos finales de lides Centrobasquest con un triunfo per cápita, y los aztecas fueron bronceados en la última versión de américa Cup en 2017, eso sí, con una generación distinta a la de ahora.

Entonces, sea cual sea la composición de los rivales, Cuba debería, en el mejor de los casos estar disputando la tercera posición del apartado, y se podrá modelar mejor las aspiraciones de los nuestros luego de que enfrenten a los estadounidenses en partidos de ida y vuelta bajo el formato de burbuja en Chihuahua, México, los próximos 28 y 29 de noviembre.

¿Por qué digo esto?

Primero por la carencia de team work que posee nuestra selección, con bastante diversidad en sus plantillas ne los últimos tiempos; a lo que se suma el estreno de Eduardo Moya al frente de la armada; el impasse producto de la situación epidemiológica generada por la pandemia de la Covid-19, lo cual evidenciaba que a fecha 22 de octubre aún el grupo de un estimado de 15 jugadores que se concentraría acá en Cuba aún no había comenzado a calibrar opciones de conjunto; y razón por la cual la Liga Superior de Baloncesto, nuestro principal escenario de crecimiento y confrontación doméstico tanto individual como colectivo, se había visto imposibilitada de desarrollarse.

Eso los dejaría a lo sumo con cuatro semanas de intenso quehacer para lograr la búsqueda de forma deportiva y obtención de ciertos parámetros deficitarios en las últimas presentaciones.

Me refiero a la efectividad en tiros de larga distancia y cobro de libres; ajuste en rotaciones defensivas e incorporación de otras variantes ofensivas como el llamado pick and roll, tan vital en el baloncesto contemporáneo.

Y fortalecer el componente físico en aras de llegar en buena condición a los últimos periodos de los choques, para poder intentar asfixiar a los rivales en defensa, ser más efectivos en las jugadas de transición o contragolpe, y poder patentar buenos cierres de partido, algo de lo que han adolecido nuestras selecciones desde hace buen tiempo.

Para ello se necesita que todos los miembros del plantel engranen y eleven sus capacidades para jugar con o sin balón, dentro y fuera de la zona de restricción, a la defensa y en transición…

Principios que si bien no son imposibles de lograr, no poseen los jugadores antillanos en toda su dimensión.

A lo cual habrá que sumarle, al menos para esta ventana inicial, la ausencia del centro zurdo santiaguero de 2.11 metros, Javier Jústiz, puntal en el juego interior y quien todavía con concreta el proceso recuperatorio tras sus lesiones de rodilla e intervención quirúrgica.

Lo cual incidirá notoriamente en el juego interior de los nuestros y le conferirá prácticamente responsabilidad total a la dupla Jasiel Rivero-Yoel Cubillas, además de Pedro Bombino.

Bálsamo en materia de juego

Precisamente el capitalino Rivero, junto a su coterráneo Karel Guzmán y el espirituano Yoanki Mensía devendrán ser puntales de nuestra armada, no solo por mantenerse en activo en ligas foráneas, como también Cubillas, Yuniskel Molina, Orestes Torres, Freddy Marín, Malvin Cairo y otros con performances más o menos estables en el circuito Latinoamericano de clubes.

En el caso de Rivero, Guzmán y Mensía lo hacen en tres circuitos cualitativamente superiores como la Liga ACB española, la Rumana y el basquet argentino.

Una mirada a los rendimientos de estos jugadores en sus respectivos clubes nos hace mantener la llama de aliento encendida:

El ala-pívot Rivero fue seleccionado el mejor jugador latinoamericano de la antepenúltima jornada en la Liga Endesa y alinea titular con el poderoso club Valencia. En cinco desafíos jugados promedia 11 cartones, 5.8 rebotes, 0.2 asistencias y 0.6 recuperaciones de balón para una valoración promedio de +11.2 créditos como parte de una media 22:37 minutos en cancha.

Karel Guzmán se ha convertido en un baluarte del U Banca Transilvania Cluj Napoca de la Liga nacional de Baloncesto en Rumanía, al punto de que en su última victoria de 85-70 ante el Targu Jiu en la cual su quinteto mantuvo el invicto, se erigió el máximo anotador con 18 cartones y obtener una VAL de +26.  

En dicha competición redondea 75 tantos y promedio de 15 por partido, líder anotador de su conjunto.

A lo que suma asombrosa efectividad producto de 16 canastas de dos en 20 disparos para un 80%; ocho de 13 en los triples (61.5 %) y 18 de 24 en libres (86.4 %) en su segundo año vistiendo ls casaca blanquinegra de esa franquicia.

Valores añadidos a su habitual explosividad, capacidad de salto inmejorable y pulmones incombustibles tanto en ataque como en defensa. Un escolta con visible crecimiento y mucho que apostar.

Mientras, Yoanki Mensiá, tuvo protagonismo en la segunda posición lograda por el Gimnasia y Esgrima que recientemente finalizó segundo en el torneo Súper-20 albiceleste.

En ese partido decisivo en el cual cedieron 66-80 ante el Instituto Córdoba marcó nueve tantos y capturó dos tableros en poco más de 27 minutos en la duela, rendimiento que acompañó de un promedio de 16.4 puntos por salida en los 12 choques en los que vio el tabloncillo, tres de ellos en el Final 8.

Piezas a las que casi seguro se le sumará el polifuncional camagüeyano Yorman Polás, quien desde hace varios años se desempeña en el torneo de alemania, siendo elegido mejor jugador defensivo en las últimas dos versiones; y el base armador Reynaldo García con loables performances en el baloncesto japonés con el Doosan-Bears.

Justo ese pudiera ser un posible quinteto titular, a razón de García en calidad de base, si logra su repatriación, Karel de escolta, Polás y Mensía como aleros tentativos, y el dúo rivero-Cubillas en la pintura.

Plantel que pudiera redondearse con Lisván Valdéz, Yuniskel Molina, Freddy Marín, Marvin Cairo, Osmel Oliva, Pedro Roque, Orestes Torres, Troyano, y Howard Saint Ross o Grismay Paumier, como nombres que también se han manejado de cara a las ventanas de 2022.

Considero que en el plano de talento individual poseemos condiciones para armar un conjunto competitivo, pero las esencias del baloncesto, en calidad de deporte colectivo, trascienden las meras potencialidades que pueda exhibir cada jugador.

Por lo que Eduardo Moya y su colectivo técnico, tendrán muchísimo que trabajar en un lapso sumamente breve de tiempo. Toca esperar para ver de qué serán capaces los antillanos.