Un atentado suicida sacudió la capital siria este lunes 23 de junio, cuando un integrante del grupo yihadista Daesh (autodenominado Estado Islámico) se inmoló dentro de la iglesia de San Elías, en el barrio de Dwel’a, durante una ceremonia religiosa.

El número de muertos ascendió a 25 y los heridos superan los 60, según confirmó este lunes el Ministerio de Salud de Siria, citado por la agencia oficial SANA.

De acuerdo con reportes del Ministerio del Interior, el atacante ingresó armado al templo, abrió fuego contra los asistentes y luego activó el artefacto explosivo que llevaba consigo.

La organización Saraya Ansar al-Sunnah, vinculada a Daesh, se atribuyó la acción y amenazó con nuevos ataques, mencionando a la capital libanesa, Beirut, como posible próximo objetivo.

El atentado ha sido condenado por diversos gobiernos, entre ellos Rusia, que expresó su solidaridad con el pueblo sirio y las familias de las víctimas.

La iglesia de San Elías es uno de los espacios más importantes para la comunidad cristiana de Damasco, lo que convierte este atentado en una clara agresión sectaria.

Grupos extremistas como Daesh han atacado repetidamente templos cristianos, a los que consideran blancos legítimos por su visión fanática del islam.

Este episodio confirma que, pese a los retrocesos militares, las células yihadistas continúan operando en Siria, manteniendo en vilo a las minorías religiosas y reforzando el temor a nuevos ataques contra civiles en toda la región.