Cañona imperial: Afganistán NO decide

Cañona imperial: Afganistán NO decide
Fecha de publicación: 
4 Octubre 2019
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Sorprendentemente, sin mucho anuncio al exterior, Afganistán celebró un simulacro de elecciones de la más “pura” democracia al estilo occidental, cuyos resultados serán dados a conocer en la segunda quincena de este mes, tres semanas después de haber tenido lugar.

Todo fue una pantomima montada por las fuerzas de ocupación norteamericanas, en la que participaron 15 aspirantes a la presidencia, entre ellos, el actual jefe de Estado puesto por Estados Unidos.

La endeblez del impuesto capítulo se poder observar en que de los más de 31 millones de afganos, solo estaban censados electoralmente unos 9,6 millones, y de estos se estima que la participación fue de menos del 20%, o sea, un millón 900 000.

Imagínense qué podía salir de esta prueba “democrática”, cuando sea electo, o reelecto, un mandatario con menos del 2% de la aceptación popular.

Algunas potencias ajenas a la agresión se apresuraron a dar el visto bueno a la pantomima orquestada en el sufrido país, víctima de la agresión y ocupación armada y ocupación de Estados Unidos desde el 2001, bajo el falso pretexto de castigar a Bin Laden y otros supuestos participantes en los atentados a las Torres Gemelas neoyorquinas y el Pentágono, en Washington, hechos no aclarados fehacientemente, y que sirvieron para exacerbar la política de terror del Estado terrorista norteamericano.

En cuanto al proceso electoral, éste estuvo antecedido por una dura oleada de violencia, extendida hasta el mismo día de la elección, todo antecedido por un acuerdo de paz fallido entre Estados Unidos y los talibanes, gracias a la demencial intromisión del ya despedido asesor de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, quien osó decir que no iba a pactar con los causantes de la muerte de miles de soldados norteamericanos, cuando estos estaban a miles de kilómetros de su país y en otro donde el imperialismo ha causado centenares de miles de fallecidos y otro tanto de incapacitados y millones de desplazados, además de la colosal destrucción de la poca infraestructura.

En total, 15 candidatos se presentaron para tratar de ocupar el puesto de presidente y formar un nuevo gobierno. Entre ellos destaca el actual presidente, Ashrar Ghani, quien busca un segundo término; el actual jefe del Ejecutivo, el exlíder de la resistencia antitalibán Abdullah Abdullah, y el otrora “señor de la guerra” Gulbuddin Hekmatyar.

Esta es la cuarta elección presidencial de Afganistán desde que las fuerzas dirigidas por Estados Unidos derrocaron a los talibanes y que ahora controlan más territorio que en cualquier otro momento desde que fue expulsado del poder hace 18 años.

Y desde aquel anuncio que hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que cancelaría las conversaciones con los talibanes —gracias a Bolton—, los ataques no han dado tregua.

Las acciones armadas y los enfrentamientos terrestres entre las fuerzas gubernamentales, las tropas norteamericanas y sus aliados con los talibanes y otros grupos que les apoyan se han vuelto el pan de cada día, y eso hace que la negociación de un acuerdo de paz sea el principal caballo de batalla de los candidatos, al menos de los tres favoritos.

Como se puede apreciar, el panorama es cada vez más sombrío, pero principalmente para los agresores y ocupantes, que están en una guerra contra una nación pequeña, que no pueden ni podrán ganar.

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