Canas en la vía
especiales
A finales del año pasado, la redactora publicó en este portal el texto Semáforos cortos y almanaques largos, a propósito de la necesidad de ayudar en el cruce de calles a una población habanera cada vez más envejecida, como el resto de los cubanos.
Ahora, en febrero último, doloroso datos dados a conocer en el “I Taller Universitario sobre Envejecimiento y Vejez. Hacia una mirada interdisciplinaria” ratifican esa necesidad casi urgencia.
Durante esa novedosa reunión concebida por la Universidad de La Habana, el secretario de la Comisión Nacional de Seguridad Vial, Reinaldo Becerra, reveló que de las 683 muertes por accidentes del tránsito acontecidos en 2018, el 29,4% fueron adultos mayores. De los 7 mil 730 lesionados, el 14% eran mayores de 60 años.
Es interesante subrayar que de estas lamentables cifras de habaneros mayores, la mayoría se encontraban en la condición de peatones en el momento de los accidentes.
En consecuencia, se exhortó en el taller –que bordó también otros tópicos asociados con el envejecimiento- a elevar los tiempos en pasos peatonales atendiendo a las necesidades de este grupo etario, a construir, reparar y liberar de obstáculos las aceras para facilitar la circulación de peatones, así como a fortalecer la responsabilidad de la familia en el cuidado de los ancianos con quienes conviven.
Sucede que la atención al adulto mayor, para resultar eficaz, requiere de un enfoque integral, y este tema de las aceras, calles, avenidas y carreteras queda incluido en el asunto.
Desde siempre, ha sido interés de la sociedad cubana la protección de sus ancianos. Una evidencia muy reciente y de gran peso lo es la nueva Constitución de la República de Cuba, aprobada mayoritariamente por la población este 24 de febrero.
En su artículo 88 la Carta Magna recoge el derecho de los adultos mayores a que el Estado, la sociedad y las familias, en lo que a cada uno corresponde, protejan, asistan y faciliten las condiciones para satisfacer sus necesidades y ayuden a elevar su calidad de vida.
El texto legal subraya en cuanto a los ancianos, que se debe respetar su autodeterminación, garantizar el ejercicio pleno de sus derechos y promover su integración y participación social.
También los abuelos son beneficiados por el artículo 68 que establece la protección mediante el sistema de seguridad social a las personas que por licencia de maternidad, paternidad y también otros familiares como los abuelos, estén al cuidado de menores de edad y no puedan trabajar.
En cuanto a la violencia familiar, de la que no están exentos los cubanos de la tercera edad, el artículo 85 la considera “destructiva de las personas implicadas, de las familias y de la sociedad, y es sancionada por la ley”.
Cifras de pelo blanco
Hoy, en Cuba hay más hogares con adultos mayores que con niños, y así seguirá siendo. Si en el año 2012 sumaban dos millones 41 mil 392 los ancianos, para el 2017 la cifra había ascendido a dos millones 251 mil 930, la mayoría mujeres.
Así explicó a la Agencia Cubana de Noticias María del Carmen Franco Suárez, subdirectora del Centro de Estudios de la Población y Desarrollo, de la Oficina Nacional de Estadística e Información.
La especialista recordó que el grupo poblacional que más está aumentando en la Isla es el los mayores de 60 años, en particular los de 75 y más. Dicho aumento tiene una tasa promedio anual de crecimiento de 1,7%, lo cual es conocido como el envejecimiento dentro del envejecimiento.
Entre las consecuencias de tal panorama demográfico se apunta el referido al tema de la fuerza de trabajo. En el presente, cerca del 61% de quienes ocupan puesto de trabajo en la esfera laboral tiene 40 años o más.
Considerando que la cantidad de trabajadores con 60 años o más duplica en su ritmo de crecimiento a la totalidad de la fuerza laboral en general, entre las preocupaciones derivadas del envejecimiento poblacional queda inscrito el tema del número de personas laboralmente activas con las que podrá contarse en un futuro cercano.
No obstante y según destacó la demógrafa Franco Suárez, el envejecimiento no es un problema para el país, es un reto.
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