Waldo Leyva: Sencillamente escritor

Waldo Leyva: Sencillamente escritor
Fecha de publicación: 
10 Mayo 2012
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El escritor cubano Waldo Leyva aún acaricia una antología de su obra recientemente publicada en España y ya le rondan dos nuevos libros: el poemario Intimidad de la madera y uno de entrevistas, Del otro lado del catalejo.

«Demoro mucho en entregar una obra. Es una característica mía», confiesa al abrir las hendijas de su mundo espiritual a Prensa Latina en medio de la «vorágine del trabajo que genera estar al frente de la oficina de Cultura de la embajada de Cuba en México».

Hablar de libros, literatura, de musas y creación lo transmuta. «Cuando termino un libro, generalmente paso un año o dos volviendo sobre él. Se lo paso a amigos para que den sugerencias y solo cuando me siento convencido, es que lo envío a la imprenta».

Es así como han ido tomando forma estas dos criaturas literarias de Waldo, quien vino al mundo en el centro de Cuba, en Remates de Ariosa, Remedios -antigua provincia de Las Villas, hoy Villa Clara-, el 16 de mayo de 1943, hace ya 69 años. Lleva el pelo recogido en la nuca, como en los tiempos en que alguien le aseguró que sería un joven poeta destacado de su generación. Posee el don de la conversación fluida y el sentido del humor, y suele hablar despacio, en forma de susurro.

«Del otro lado del catalejo es un volumen de entrevistas con pretensiones de ensayo, difundidas en publicaciones culturales, especialmente en la Gaceta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Durante años estuve vinculado con la fundación de revistas y el periodismo. Es un género que disfruto. La compilación que estoy preparando reúne algunas de aquellas entrevistas extensas que no estuvieron solo en función de la noticia».

Recuerda con especial cariño una hecha al fallecido actor y poeta Sergio Corrieri «en la que repasó, además de su vida, la historia del teatro cubano desde la década de 1950 hasta la fundación del Teatro Escambray, en 1968».

En cuanto a Intimidad de la madera (título que tomó prestado de un poema de otro de sus libros), considera que ha logrado mantener en estos nuevos poemas el tono y las preocupaciones que animan sus libros anteriores, especialmente El rumbo de los días. Saber esto le da cierta tranquilidad.

El escritor y su mundo

Graduado de actuación y dirección teatral, Leyva es autor de obras dramáticas, fue director-fundador del teatro de la Universidad de Oriente (este de Cuba) y también ha desempeñado roles como actor en el cine y en diversas puestas en escena.

Tiene más de una veintena de libros publicados, entre ellos De la ciudad y sus héroes (Premio de poesía, Editorial Arte y Literatura, Cuba, 1976); Desde el este de Angola; Con mucha piel de gente; El polvo de los caminos; Diálogo de uno y El rasguño en la piedra.

Más cercanos en el tiempo han salido de su pluma De la máscara y la voz (editado aquí en México); Breve antología del tiempo (Cuadernos el Vigía, Granada, España, 2008); Remoto adagio; Asonancia del tiempo, y Los signos del comienzo (Monte Ávila Editores, Caracas, Venezuela, del año 2009). A su fecunda labor literaria se suma el premio Casa de América de Poesía Americana del año 2010 (Madrid, España) con su poemario El rumbo de los días.

La antología Cuando el cristal no reproduce el rostro, incluye poemas de El rumbo de los días. El volumen acaba de salir en Zamora, España, como parte de la Colección Sinsonte, que dirige Juan Manuel Rodríguez, un excelente poeta y profesor español. A juicio de Leyva, esta propuesta de Sinsonte «es bastante generosa y amplia, recoge material de casi todos mis libros».

«Sinsonte -explica- compila básicamente poesía del Caribe. Tiene solo nueve títulos; el que inicia la colección fue dedicado a Nicolás Guillén y dio a conocer su largo poema "En un sitio de la primavera", uno de los más entrañables textos de amor de nuestra tradición lírica. De la Isla también fueron publicados libros de Nancy Morejón y Aitana Alberti, y ahora este mío».

El volumen Cuando el cristal no reproduce el rostro fue presentado en Tampico (Tamaulipas) y le aguarda otro posible lanzamiento en Puebla, «donde hay un núcleo significativo de poetas jóvenes, pero solo es cuestión de agenda».

Durante el diálogo, interrumpido a veces por llamadas propias de su responsabilidad, el escritor hace un repaso de las «profundas y amplísimas relaciones culturales que han existido siempre entre México y Cuba».

Nexos que «vienen desde el poeta José María Heredia (Santiago de Cuba, 31 de diciembre de 1803 - Toluca, México, 7 de mayo de 1839), pasan por José Martí (1853-1895) y Pedro Santacilia (1834-1910), el yerno cubano de Benito Juárez». Precisamente en este 2012 se cumplen 75 años de la primera estancia en México de Nicolás Guillén (1902-1989).

Las palabras van y vienen en la conversación con el entrevistado, quien da cuenta de otros sueños y proyectos como el concretado hace pocos días al «organizar aquí una tertulia con poetas mexicanos y cubanos para intercambiar textos, opiniones e ideas en una especie de descarga literaria».

Es que «sencillamente soy escritor», afirma al sonreír y comentar: «es lo que siempre refiero cuando debo llenar esas planillas que preguntan sobre responsabilidades y trabajos. Y aunque no me pagan por eso, es algo que me completa». Entonces le viene la nostalgia del deseo de presentar un libro en Cuba, porque «hace rato que no publico en La Habana».

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