En Matanzas, Museo de Esculturas de la Dramaturgia Cubana

En Matanzas, Museo de Esculturas de la Dramaturgia Cubana
Fecha de publicación: 
17 Junio 2016
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«El Museo de Esculturas en madera se integra a la Casa de la Memoria Escénica, que ya tiene veinte años de fundada. La idea es rendirle homenaje a la dramaturgia cubana de todos los tiempos. Es una manera de difundir y dar a conocer, desde un punto de vista artístico, la memoria escénica. Ya tenemos seis obras emplazadas, lo que nos falta son seis más para la primera etapa. Siempre tratamos de develarlas en alguna fecha significativa relacionada con el autor o con la obra. La primera parte es con dramaturgos matanceros o relacionados con Matanzas, aunque después pensamos continuar con la dramaturgia cubana en general.

Pelusín del Monte

«Entre las piezas escogidas para esta primera etapa están: Electra Garrigó, de Virgilio Piñera; Si vas a comer, espera por Virgilio, de Milián; El Quijote, de Alvio Paz, que aunque no es matancero, vivió y realizó aquí gran parte de su obra; René Fernández con Romance del papalote; Breme con Santa Camila de La Habana Vieja; Estorino con Vagos rumores; Milanés con El conde Alarcos; Edith, de Gilberto Subiaurt; Pipepa, de Jesús del Castillo; Ana en el trópico, de Nilo Cruz; Frijoles colorados, de Cristina Rebull; El concierto, de Ulises Rodríguez; Pelusín, de Dora Alonso…»

Adán Rodríguez Falcón es el artista que ha asumido el proyecto. Graduado de Pintura y Dibujo en la Escuela Nacional de Arte, fue durante 24 años diseñador en el grupo Mirón Cubano. Sobre esta experiencia, contó:

Santa Camila de La Habana Vieja

«Es la primera vez que trabajo la escultura en madera, pero ¿qué pasa?, que el diseño como tal, la ejecución de los diseños, la muñequería y ese tipo de trabajo que lleva el teatro, te dan la capacidad y la posibilidad de adaptar cualquier material, dominarlo, trabajar con él y lograr cosas».

Sobre los principales retos, resaltó: «El mayor reto es la madera, que es muy difícil; a veces es recortería de palos viejos que aparecen y tienes que transformarla y sacar cosas como este Quijote, por ejemplo, que es una pieza grande, y no vas a encontrar una madera así. Lo otro es que cada obra va a tener un aire distinto, según el aire de la obra; me refiero a la atmósfera, al tema. Si te detienes a verlas, no parecen de la misma persona».

Pero la labor no comienza y termina con la pieza en sí, le exige mucho más al creador: «No he visto todas las obras, eso me obliga a leerme los textos, informarme, investigar, para ir buscando todas las características. Uno va buscando una síntesis, una lectura directa».

 

El Quijote

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