Ileana: Su «alzheimer» político

Ileana: Su «alzheimer» político
Fecha de publicación: 
27 Agosto 2014
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Se trata de la sexóloga Mariela Castro Espín, la diplomática Josefina Vidal Ferreiro y el médico ortopédico Antonio Castro Soto del Valle, vinculado a la esfera deportiva.

Lo dicho este sábado por Ileana constituyó, de manera implícita y soberbia, un reto a lo decidido por el secretario de Estado, John Kerry.

Según la versión difundida en Diario Las Américas, ella estima que viajarían «para hacer negocios».

Con el fin de justificar su nuevo arrebato, Ros-Lehtinen enuncia a su manera el programa de esos visitantes:

A Mariela Castro le concedieron un visado para asistir a reuniones en Nueva York y la ONU, mientras Josefina Vidal planea visitar a un «espía cubano convicto», Antonio Guerrero.

En el caso del Dr. Antonio Castro, agregó, visitará la Serie Mundial de Pequeñas Ligas y sostendrá diálogos con representantes de las Ligas Mayores de Béisbol.

Luego la congresista por Miami subrayó: A estos voceros de Castro «debe prohibirse entrar en los Estados Unidos».

No olvidó una maltrecha frase al decir que siguen ayudando diariamente a violar los derechos humanos en la «isla cautiva».

Antes de finalizar, le lanzó otros dardos a John Kerry:

Nuestro Departamento de Estado exige tan poco, que «simplemente respirar» te califica para ingresar a los Estados Unidos.

Y valoró como falsas sus prioridades, pues funcionarios del régimen de Castro tienen el privilegio de recibir visas.

Según la doblemente pequeña Ileana, Washington corre el riesgo de ser visto como «volviendo el rostro, mientras los abusadores visitan nuestra nación».

A tan supuesta vehemente defensora de los derechos humanos cabe hacerle tres preguntas:

¿Ha podido usted ver las escenas transmitidas por televisoras del mundo sobre lo que ha sucedido en Gaza?

¿Conoce la declaración de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, respecto al papel de Estados Unidos en esa franja costera?

Más preciso, busque la rueda de prensa de Pillay en Ginebra, el pasado 31 de julio, allí está la verdad, y no espere algo agradable para ustedes.

Tan extremadamente dura situación humana ¿provocó en algún momento, aunque fuese uno solo de sus numerosos e incendiarios comunicados?

Ha preferido guardar silencio, su lealtad hacia la ultraderecha que prima en Tel Aviv es demasiado elevada como para traicionarla.

Y porque su cada vez más evidente padecimiento de alzheimer político así lo establece. 

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