Ciego, campeón más que merecido

Ciego, campeón más que merecido
Fecha de publicación: 
1 Marzo 2013
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Capitalicidio. Así se puede evaluar lo sucedido en la Sala Polivalente Giraldo Córdova Cardín del lunes hasta el jueves.

Si el primer día nada le salió bien a Capitalinos, lo cierto es que en los siguientes no mejoraron demasiado, y siguieron repitiendo errores similares, sobre todo en los momentos decisivos de cada choque.

El del lunes es un juego para el olvido o para la historia, según como quiera verse. La anotación más baja en la historia de las Ligas Superiores de Baloncesto (LSB) entre dos equipos (105 puntos), y sobre todo la del quinteto de la capital (42): absolutamente desastroso. Entre las peores cosas vistas en ese desafío estuvo la pérdida de balón de los citadinos por demorarse más de cinco segundos en sacar, y luego la de los avileños por demorarse más de ocho en pasar a cancha ofensiva. Erratas bastante poco comunes en el baloncesto a este nivel.

El juego cinco prometía para los visitantes, por la ausencia de Vanier Reyes y lo que esto representaba para el juego bajo las tablas de los Búfalos. Los Azules terminaron bastante bien la primera mitad, pero la segunda volvió a ser de repetidas ineficiencias en las transferencias ofensivas, y en los tiros desde todas partes. Luego de un emotivo empate que forzó el tiempo extra, volvieron a jugar mal el final, como si fuera un equipo de novatos, especialmente Alexis Lavastida, y eso que es uno de los más veteranos de la Liga.

Llegó el sexto encuentro y los huéspedes no perdían las esperanzas, pero seguían apurando los disparos, no siempre desmarcados ni con el apoyo suficiente bajo las tablas para recuperar los rebotes, en lo que fue el mayor error de los subtitulares en todo el play off: forzar las jugadas en posiciones incómodas cuando todavía el tiempo les permitía maniobrar.

¿Saben cuántos cuartos ganó Capitalinos en la Cardín? ¡Solamente dos! Y en su momento solamente sirvieron para empatar los cotejos, luego volvían las pifias. Pesó sobremanera la lesión de Orestes Torres, y la banca, salvo Arlen Alorda porque Eliécer Lima terminó siendo regular, no aportó prácticamente nada.

Aquí entramos ahora en Ciego, no se desesperen los avileños. La ovación mayor para su líder Joan Luis Haití, que jugó con molestias y así y todo se echó el equipo arriba en los momentos cumbres, anotando, cogiendo rebotes y repartiendo asistencias. Igualmente las palmas para el veterano William Granda, la principal bujía ofensiva, y el jovencito Yasser Rodríguez, establecido ya como uno de los mejores organizadores del país, si no el mejor. Al resto del equipo, incluyendo la banca, la mayor de las felicitaciones, porque lo hicieron casi todo bien. No es que Capitalinos no sepa jugar baloncesto, es que Ciego lo maniató completamente.

Por último, una reflexión sobre el arbitraje. Aunque en las trasmisiones se habló maravillas, y no creo que lo hayan hecho mal, sí hubo momentos en los que el juego se les iba de las manos. A veces muy tolerantes, sobre todo con las faltas ofensivas, y otros demasiado duros. Sin embargo, lo más llamativo para mí fue que en los cobros de los tiros libres casi siempre los hombres estaban dentro de la botella antes de que se efectuara el tiro. En los primeros juegos los imparciales mandaron a repetir algunos cobros, pero da la impresión de que se cansaron, y eso terminó por la libre.

En este cierre de la LSB no puede obviarse tampoco las fallas en la transportación de equipos y la desastrosa labor informática y estadística más allá de la cancha. Son lunares que la dirección del básquet debe tapar en futuras ediciones.

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