Rusia-Ucrania: Cuando el Imperio controla la información

Rusia-Ucrania: Cuando el Imperio controla la información
Fecha de publicación: 
22 Agosto 2022
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Desde USA me pregunta un residente cubano que cómo es posible que defienda a Rusia en lo que califica de agresión a Ucrania, pero no tiene en cuenta la declaración oficial de nuestro país, que se abstuvo de culpar a Moscú, porque, aunque no acepta que una nación invada a otra, los rusos se vieron obligados a defender a una población fronteriza ucraniana que durante ocho años fue agredida por los elementos nazis que influyen decisivamente en el gobierno de Kiev.

Esta guerra que estamos observando desde febrero último ha sido encendida por Estados Unidos, con el envío de su servil Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hasta las fronteras rusas, y permitir al mandatario ucraniano, Vladimir Zelenski, alardear de que convertirá nuevamente a Ucrania en una potencia atómica.

Todo ha sido manejado por los halcones que controlan el poder en Estados Unidos, no importa el presidente de turno, y más con un Biden que tiene como antecedente el tener un hijo muy cercano a Kiev, con sospechas de negocios turbios en su haber.

Y la desinformación que prima mentalmente en el inquilino de Miami, que de ahí es el que inquiere, es porque ha sido víctima de la manipulación que caracteriza a los medios del Imperio, con una base de grandes recursos que le ha permitido hacer creer a muchos sucesos llamados de falsa bandera.

El analista norteamericano Noam Chomsky destaca las trampas de la desinformación vinculadas a fortalecer las audiencias ignorantes, emotivas, sin pensamiento crítico y, sobre todo, el generar problemas y luego presentarse como el adalid de las soluciones. 

Cómo se explica que, durante 31 años, tras la caída del campo socialista y la fragmentación de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la Federación de Rusia exigiera a Estados Unidos y la OTAN garantías de seguridad, que impidieran cualquier atisbo de conflicto en la frontera occidental de Rusia, así como no incorporar miembros de la ex URSS a la organización militar y generar una política de cooperación y desarrollo conjunto.

Pero nada de esto se cumplió, y recuerdo como el jefe castrense de la OTAN se burló de Putin, cuando pidió que no enviara tropas a las cercanías de la frontera rusa.

Lo anterior agudizó el conflicto entre una política europeísta contra Rusia, manejada desde Washington, que ha generado una guerra causante de decenas de miles de muertes y grandes destrozos, amén de poner al mundo en peligro por el posible bombardeo por Kiev de la principal planta nuclear de Europa, ubicada en territorio ucraniano y que está controlada por tropas rusas.

Ello fue precedido, apunta el analista chileno-español Pablo Jofré Leal, por una agresión de ocho años llevada a cabo por Kiev contra la población del Donbás, que se vio obligada a conformar las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. 

Estas repúblicas estrecharon sus lazos con la madre patria rusa, ante los ataques de las fuerzas ultranacionalistas y nazistas ucranianas y la decisión de Moscú de defenderlas con advertencias claras a Occidente de que la violación de los acuerdos de no expansión de la OTAN y el seguir estrechando el cerco contra Rusia justificaban “una operación político-militar de desnazificación y desmilitarización de Ucrania”.

Ni Amnistía Internacional

Los medios norteamericanos manejan a su antojo la política desinformativa del imperialismo, algo que es exuberante sobre la operación militar rusa. Pero llama la atención cómo Amnistía Internacional, una agencia que, generalmente, falla a favor de ese Imperio, en esta ocasión ha descollado por manifestarse en contra de la política de exterminio de Ucrania a su propia población, actos en los que han llevado la voz cantante los elementos nazis que conforman batallones en el ejército ucraniano.

Como parte de la guerra de desinformación y manipulación a la que está sometida Rusia, se ha evitado darle relevancia al informe de Amnistía Internacional, presentado el 4 de agosto, que, con claridad y fundamento, acusa a Ucrania y sus fuerzas militares de instalar bases en hospitales, escuelas y barrios residenciales, desde donde se realizan ataques de artillería contra objetivos rusos. 

Según el informe de Amnistía Internacional, estas acciones ponen en riesgo a la población civil, advirtiendo que esto supone una violación del Derecho Internacional humanitario, al convertir a los civiles en objetivos militares. El informe señala, además, que las víctimas civiles ucranianas se producen como consecuencia de la respuesta rusa a estos ataques realizados desde zonas civiles.

La documentación para el informe se realizó entre los meses de abril y julio en las zonas de Járkov, Donbáss y Mikolayiv. La secretaria general de Amnistía Internacional, Acnés Calamar, señaló que “hemos documentado un patrón en el que las fuerzas ucranianas ponen en peligro a los civiles y violan las leyes de la guerra cuando operan en zonas pobladas”. En ese sentido, recordó que “estar en una posición defensiva no exime al ejército ucraniano de respetar el Derecho Internacional humanitario”.  

Durante estas investigaciones, el equipo encontró indicios de que las fuerzas ucranianas lanzaban ataques desde el interior de zonas residenciales habitadas y de que se habían establecido en edificios civiles de 19 ciudades y pueblos de las regiones citadas. 

El Evidencie Lob de la organización ha analizado imágenes satelitales para corroborar aún más algunos de estos incidentes. La mayoría de las zonas residenciales donde se emplazaron los soldados estaban a varios kilómetros de las líneas del frente. Existían alternativas viables que no pondrían en peligro a la población civil, como bases militares o zonas densamente boscosas en las proximidades, u otras estructuras alejadas de las zonas residenciales.

En los casos que documentó, Amnistía Internacional “no tiene conocimiento de que los militares ucranianos que se emplazaron en estructuras civiles en zonas residenciales hubieran pedido a la población civil que evacuase los edificios vecinos o la hubiese ayudado a evacuarlos; es decir, no tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población civil”. 

A pesar de este informe, de las declaraciones del gobierno ruso y su disposición a apoyar toda investigación internacional de la cual se le ha acusado de ser responsable, la estrategia de desinformación y manipulación occidental es una más de las ramas por las cuales se combate a Rusia, se niega el derecho a estar informados plenamente y se ha tomado partido, indudablemente, por Ucrania, dando cuenta de los intereses que mueven a Estados Unidos y la OTAN. 

No olvidemos que la guerra en Ucrania revela igualmente el doble rasero de Occidente sobre los problemas humanitarios, especialmente en el tema de las víctimas de los conflictos en Asia Occidental y el racismo imperante, como ha quedado demostrado respecto a la manera de reaccionar Europa frente al tema refugiados ucranianos, y cómo lo ha hecho cuando se trata de africanos, sirios y afganos, entre otros.

“¿Se dan cuenta?”, hubiera preguntado el fallecido colega y amigo cubano Alberto Dionisio Pérez, para señalar la ruindad del hecho. 

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