Peña en Paraguay: el puño que tiembla
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Santiago Peña apostó por una “relación fortalecida” con Estados Unidos bajo el gobierno de Trump (EFE/Juan Pablo Pino)
Cada vez que sale a la luz un nuevo escándalo por corrupción en Paraguay, el presidente Santiago Peña se abstiene de dar una explicación al respecto, mientras sus ungidos y tarifados alabarderos repiten una y otra vez que al derechista mandatario “no le temblará el puño” para castigar a los culpables.
Lo más reciente fue que se abstuvo tres veces en pronunciarse sobre un entramado de corrupción judicial que involucra a legisladores, jueces y fiscales en pedidos de “favores” y “ofrecimientos de dinero”.
“No es el momento, chicos, vamos a encontrar otro momento para hablar”, respondió Peña a periodistas en una de las ocasiones, mientras crecían las certezas de que estaba protegiendo a elementos de la judicatura en uno de los tantos escándalos al respecto en que se diluyen las culpabilidades y se trata de decir que no había pasado nada.
Pero ahora hay evidencias más concretas a las que Peña no puede evitar que se conozcan, al extraerse conversaciones extraídas de un teléfono móvil del diputado oficialista Eulalio ‘Lalo’ Gomes, fallecido durante un allanamiento a su vivienda, cuyo contenido fue develado por el juez penal especializado en crimen organizado Osmar Legal.
El juez advirtió corrupción relacionada con pedidos de favores y ofrecimientos de dinero en conversaciones de WhatsApp de Gomes con el diputado del gobernante Partido Colorado Orlando Arévalo -quien renunció el sábado pasado a su curul-, así como las fiscales Katia Uemura y Stella Mary Cano y la jueza Sadi López, todas las cuales también dimitieron de sus cargos.
“Muchas gracias, ya vendrá el momento de hablar”, insistió Peña en una ocasión, en tanto el portavoz Guillermo Grance repetía el sofisma de que a Peña no le temblaría el puño al respecto, así como que el mandatario está ocupado en cuestiones calificadas de interés nacional, cuando en realidad estaba dedicado a las alabanzas a las políticas de Donald Trump, afecten o no a Paraguay, y estrechar los fuertes lazos que ya le unen con Benjamín Netanyahu y su quehacer genocida contra el pueblo palestino.
Para el heredero presidencial del corrupto millonario Horacio Cartes es muy fácil hacer el caso del perro a los pedidos de los gremios de que se respete la ley y se evite el impacto de la corrupción en la economía del país.
Al respecto la Unión de Gremios de la Producción expresó en un comunicado que “hay un Paraguay que se esfuerza para superar los problemas y salir adelante trabajando, produciendo, transformando y creando valor. Hay otro Paraguay que aprovecha descaradamente el fruto de esos esfuerzos, lo ostenta y se regodea en una impunidad que deteriora las instituciones que rigen la convivencia ciudadana”.
También la Unión Industrial Paraguaya indicó que las recientes revelaciones de conversaciones han dejado en evidencia una trama de manipulación y tráfico de influencias que traiciona los principios fundamentales del Estado de derecho”.
“Estas prácticas nos remontan a épocas en las que el poder se ejercía sin control ni transparencia, como en las autocracias medievales”, opinó el gremio, aunque, realmente, no hay que ir tan atrás porque, de una manera u otra, esto revela el día a día en esa nación desde la época del dictador Alfredo Stroessner.
En ese sentido, advirtió que “sin instituciones sólidas y transparentes, no hay inversión, no hay empleo y no hay progreso”.
“LOGROS” DE LA CORRUPTELA
Paraguay es uno de los países más pobres de América Latina y el que presenta mayor índice de corrupción en Suramérica.
Allí, la riqueza está concentrada en una pequeña fracción. El 1,6% de la población es propietaria del 80% del territorio y 25 de cada 100 hogares no tienen seguridad alimentaria, revelan agencias especializadas.
A esto se agrega que la nación está envuelta en redes del narcotráfico.
El ascenso del crimen organizado lo demuestran un fiscal paraguayo asesinado por sicarios mientras pasaba su luna de miel en Colombia, el alcalde de una ciudad fronteriza con Brasil acribillado a las puertas de su oficina y la muerte violenta de la hija de un gobernador, entre otros hechos.
En las selvas de su triple frontera, con Brasil y Argentina, se teje una problemática que deja a zonas de Paraguay bajo amenaza. Justamente allí, en las áreas limítrofes, se destaca la ciudad Pedro Juan Caballero, minada por el narcotráfico.
Una problemática difícil de erradicar, especialmente cuando los gobernantes, como Peña y sus antecesores, han estado involucrados.
El investigador experto en América Latina para el Istituto Affari Internazionali (IAI) de Roma, Tiziano Breda, señala que Paraguay tiene al menos tres elementos que favorecen la consolidación de ese fenómeno.
“El primero reside en la concentración de poder en las manos de un partido prácticamente y la falta de alternancia en el poder”, ya que el Partido Colorado ha gobernado la nación de manera continua desde 1954, con una sola excepción, entre 2008 y 2012, cuando el exobispo Fernando Lugo ganó el Ejecutivo, pero luego fue destituido en un juicio político precisamente impulsado por esa bancada, que recuperó el poder en las elecciones posteriores.
“Esto contribuye a consolidar redes clientelares y una especie de asimilación entre Estado y partido, que notoriamente favorece mecanismos de corrupción”, precisa Breda.
El segundo factor, resalta el experto, es la legislación laxa de controles insuficientes sobre el financiamiento de campañas electorales, que permite la financiación sin transparencia y favorece el clientelismo. Y, en tercer lugar, se encuentra la creciente presencia de actividades ligadas al narcotráfico.
Esto está demostrado porque el problema de Paraguay es que la corrupción es transversal a todas las instituciones públicas, no solo en la Presidencia, está enquistada en los tres poderes del Estado: en el Ejecutivo, en el Legislativo y en el Judicial, desde las más altas esferas hasta abajo, de ahí que solo sea fuego fatuo el involucramiento de Peña en actuar con el propagandizado puño duro, porque teme que se pueda hacer “yayita”.












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