Incumplimientos castigan a la niñez

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Incumplimientos castigan a la niñez
Fecha de publicación: 
5 Marzo 2021
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Ahora, debido a la pandemia de la COVID-19, se habla de edades vulnerables, refiriéndose a las más avanzadas, pero en el caso de las de la niñez, deja huellas cuyas consecuencias pueden resurgir por los descuidos familiares y falta de interés de sus responsables a nivel oficial.

Esto se puede observar en un mundo controlado por la inequidad y la explotación derivada de ello, que hace que muchos niños se vean obligados a trabajar en condiciones peligrosas, no solo en países golpeados por la pobreza, como en la India, Paquistán y Filipinas, por ejemplo, sino en el Uruguay de hoy, otrora denominado la “Suiza de América”, donde en plena capital, Montevideo, hurgan en la basura, clasificándola, y entran y salen de los contenedores.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 115 millones de niños y niñas están involucrados en trabajos peligrosos en el mundo y 9,4 millones en Latinoamérica y el Caribe, cifras similares a las de once años atrás.

Trabajan en la ganadería, agricultura, industria, minería, servicios, hogares, entre otros. Estas actividades dañan su salud, desarrollo físico, mental y social, y su seguridad. Se vulneran sus derechos a la educación, salud, a jugar, descansar, vivir en un ambiente sano, estar con sus familias, entre otros, establecidos en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ratificada por todos los países de la ONU, excepto por Estados Unidos, el país que sigue siendo el más poderoso militar y económicamente del mundo.

Y esto, desde antes que el recién fenecido Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos, caracterizada por romper con todo lo que EE.UU. había convenido para favorecer la paz mundial.

Existe un programa planteado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Salud y la Infancia (UNICEF, por su sigla en inglés) que se extiende hasta el 2030, el cual nuestro país, a pesar del férreo bloqueo imperialista, ha cumplido de forma natural con creces, aunque, realmente, no necesita observar las metas de entidad alguna para hacer lo que está haciendo respecto al cuidado de sus niños.

PERO…

Lamentablemente, no es así en la mayor parte de este mundo en el que el imperialismo trata de imponer su unilateralidad, con el fin de lograr un mayor control, a pesar de declaraciones optimistas de sus adversarios. No se está aún muy cerca para lograrlo.

En este contexto, sin embargo, debe primar la atención a la niñez, y para ello se debe priorizar a los grupos rezagados, concentrarse en los países y regiones cuyas brechas de equidad son mayores; suscitar la voluntad política necesaria para abordar las fuentes arraigadas de la exclusión, y comprometerse a mantener a largo plazo los avances que se logren.

Y es que hay que tener en cuenta que, a medida que los niños crecen, las desigualdades iniciales se manifiestan en mala salud, desnutrición, malos resultados de aprendizaje, embarazos no deseados, bajos ingresos y altas tasas de desempleo en la edad adulta.

Se calcula que más de 81 millones de niños no alcanzan su pleno potencial de desarrollo, debido a causas como la pobreza y la malnutrición, así como que 6,5 millones mueren antes de cumplir los cinco años, lo que equivale a 18 000 por día.

Muchas de ellas se podrían haber evitado si se hubiera invertido a tiempo en sistemas de salud, nutrición adecuada y generación de empleos.

Así se afecta a la niñez y sus familias, que viven con privaciones, y a toda la sociedad, que pierde en cohesión, productividad y desarrollo.

De ahí la necesidad de eliminar la inequidad que afecta a niños y adolescentes, de lo que se tienen que hacer cargo las instituciones del Estado, los organismos de cooperación internacional y nosotros, los simples ciudadanos, que debemos ser críticos y comprometidos.

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