Guiteras en el Gobierno de los Cien Días

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Guiteras en el Gobierno de los Cien Días
Fecha de publicación: 
12 Septiembre 2022
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Antonio Guiteras

El 12 de septiembre de 1933 el entonces presidente provisional de Cuba, Ramón Grau San Martín, dio a conocer quiénes integrarían su gabinete. Entre los miembros del que pasaría a la historia como Gobierno de los Cien Días estuvo desde entonces un joven revolucionario: Antonio Guiteras Holmes.

Guiteras había nacido el 22 de noviembre de 1906 en Filadelfia, Pennsylvania, Estados Unidos. Desde niño vino a Cuba con su familia. Para indagar sobre su rol en aquel gobierno, del cual fue la figura más progresista, Cuba Sí contactó a la doctora en Ciencias Históricas Francisca López Civeira, profesora titular de la Universidad de La Habana (UH).  

¿Cuál es la génesis del pensamiento independentista y antiimperialista de Guiteras?

Procedía de una familia, por la parte cubana, reconocida por su labor educacional y relacionada con el proceso independentista. Por la vía materna su ascendencia es irlandesa, con vínculos con el movimiento independentista en aquella tierra.

En el curso 1923-1924 ingresó en la UH, en un momento de mucha rebeldía e inquietud. Era la época de Julio Antonio Mella. Ya existía la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Se conoce que participó en algunas protestas, aunque no tuviera una posición central, por ejemplo, cuando la muerte del periodista Armando André. También apoyó el movimiento en torno a la huelga de Mella en 1925.

En 1927 destacó con la firma del Manifiesto del Directorio Estudiantil Universitario contra la Prórroga de Poderes, a nombre de la Escuela de Farmacia.

Cuando se graduó, su mamá y sus hermanas vivían en Pinar del Río. Fue para allá y trató de crear un laboratorio, pero no pudo por falta de recursos. Comenzó a trabajar como vendedor, en Las Villas y Oriente, de productos farmacéuticos de un laboratorio de origen norteamericano asentado en la zona occidental.

En Oriente se vinculó con grupos conspiradores contra Gerardo Machado. No resultaba sospechoso que se moviera en aquella zona, porque era parte de su trabajo. Allí fue uno de los jefes del alzamiento de La Gallinita en 1931. Mantuvo la línea insurreccional, con proyección revolucionaria, en esa región, hasta ser llamado para integrar el gobierno provisional, al frente de Gobernación y Obras Públicas y, luego, de una fusión de Gobernación, Guerra y Marina.  

¿Quién determinó que ocupara esas carteras tan importantes?

Parece que fue José Irisarri, en una posición de izquierda en el anterior gobierno ─la Pentarquía─, quien lo mencionó. Como había estado en levantamientos, se le vio con posibilidades de asumir esta posición, muy complicada, porque era el mando militar. Debía haber una depuración del Ejército, la Marina y la Policía, cuya jerarquía había estado muy vinculada a Machado. Sin embargo, hubo grandes dificultades por la falta de unidad dentro del gobierno.

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¿Antes de este punto Grau y Guiteras habían colaborado?

No hay evidencias de esto. En la UH Guiteras fue estudiante de Farmacia y Grau, profesor de Medicina. Se ubicaron en la oposición a Machado. Ambos estuvieron presos en algún momento. Es decir, compartieron determinadas circunstancias, pero no hay evidencia de relación personal.

¿Durante la gestión de gobierno cómo fue su relación?

Complicada, porque Guiteras llevaba muy clara la línea a seguir: una política a favor de los humildes, contra el dominio de los monopolios norteamericanos y de independencia nacional. Grau, de tendencia reformista, no tenía una línea definida: un poco a la izquierda, un poco a la derecha.

Guiteras se dio cuenta de todas estas contradicciones. El gobierno se movía entre la reforma y la revolución. Por otro lado, estaba Fulgencio Batista, clave por la parte militar y vinculado con la embajada norteamericana. Este representaba lo reaccionario.

¿Cómo fue la relación Guiteras-Batista?

Al otro día del golpe de los sargentos del 4 de septiembre, Batista, por iniciativa propia, fue a entrevistarse con el entonces embajador estadounidense, Benjamín Sumner Welles. Al principio Welles no le hizo mucho caso al sargento mulato, pero después se percató de que tenía fuerza. Fue la persona a utilizar por Estados Unidos y de ahí vino la alianza Batista-Welles.

Guiteras denunció a Batista por traición al gobierno encabezado por Grau. Pensaba que había que eliminarlo. Se hizo una tensa reunión donde Grau estuvo a punto de quitarle el mando a Batista.

¿Guiteras proponía ejecutarlo?

Había esta situación de si fusilarlo. Todo estaba en discusión. En la reunión Batista pidió perdón y se lo otorgaron. Se pusieron de acuerdo y esto hizo que Guiteras se distanciara. Él representaba la izquierda, la línea revolucionaria. Grau nunca fue de izquierda, siempre fue vacilante, se mantuvo en el medio... En un trabajo de 1933, Mongonato, efebocracia, mangoneo, Raúl Roa dice que Grau agotó la cuerda floja, porque se movió de un lado a otro, nunca tuvo una línea.

¿Cuál fue la posición de Guiteras ante el amotinamiento de oficiales en el Hotel Nacional?

La vieja oficialidad se parapetó en el Hotel Nacional. No por gusto, sino porque era donde vivía el embajador norteamericano. Cuando la situación se puso fea, se fue y los dejó. Querían utilizarlo contra el gobierno. En ese momento tanto Batista como Guiteras enfrentaron la situación. Este último, que había estado tratando de crear cuerpos militares con fuerzas revolucionarias para neutralizar los poderes anteriores, movilizó a sus seguidores y estuvo cerca de allí.

¿Cuál era la postura de los comunistas en ese tiempo?

El Partido Comunista estaba en la oposición. Ignoraba cuál era la ideología de Guiteras. Hay que tener en cuenta que en septiembre vinieron los restos de Mella. Guiteras era el secretario de Gobernación, Guerra y Marina; se supone que controlaba las fuerzas armadas. Sin embargo, el Ejército masacró a los que estaban en la manifestación del entierro de las cenizas. Ah, fue orden de Batista, ¿pero qué ve el que está afuera? Lo mismo se produjo con huelgas que hubo en centrales.

El Gobierno de los Cien Días fue combatido por la derecha y por la izquierda, precisamente por la falta de coherencia. Estados Unidos nunca dio su reconocimiento. De hecho, Welles devino el centro de la conspiración para derrocarlo. Incluso el Directorio Estudiantil Universitario (DEU), su principal apoyo, a partir de noviembre más o menos comenzó a cuestionarle su estabilidad y pasó a la oposición.

Con el Partido Comunista pasa igual. ¿Qué veía? Un gobierno burgués latifundista masacrando igual que cualquier otro.

¿Los comunistas cuestionaron a Guiteras en lo personal?

Cuestionaron al gobierno en su conjunto, a todos los que participaron en él. No establecieron diferencias. No vieron que había diferencias en su interior.

¿Qué argumentaron los golpistas del 1934 para legitimar su acción contra el Gobierno de los Cien Días?

Quien estuvo en el centro fue Batista, moviendo la cuerda en función de eliminar a Grau, presionando… Grau, con sus vacilaciones e inestabilidades ya una vez había propuesto ─cuando tuvieron el conflicto con Batista─ su renuncia, pero la retiró. Ahora, en ausencia de Guiteras, la presenta ante la llamada Junta Revolucionaria que ha convocado Batista.

Temporalmente lo sustituye Carlos Hevia, aunque al final quedó Carlos Mendieta, quien era el verdadero candidato. Lo que pasa es que Mendieta se había demorado un poco porque quería tener la certeza de que Estados Unidos lo iba a reconocer.

Pero no lo plantearon como un golpe, sino como que Grau “renunció”. Evidentemente, después de esto Guiteras no podía seguir. No tenía sentido. Al contrario, debió pasar a la clandestinidad.   

¿Quiénes fueron los continuadores, los herederos políticos de Guiteras tras su muerte?

La muerte de Guiteras fue un golpe muy fuerte. Pablo de la Torriente Brau, desde Estados Unidos, escribió que ese hecho retardaba la revolución hasta fecha indefinida. Raúl Roa afirmó que era el más completo hombre de acción. Claro, no solo lo era de acción, también de pensamiento.

La caída de Guiteras cierra de hecho el ciclo revolucionario. Joven Cuba, creada por él en 1934, seguiría existiendo, pero con el tiempo se degradó. El nombre de Guiteras fue utilizado por grupos gansteriles. Pero no hubo organización que mantuviera su verdadera proyección.

¿Qué respondieron los comunistas ante el programa de Joven Cuba?

Es este el momento en que comienzan a hacer conexiones. Después de la caída del Gobierno de los Cien Días empiezan a establecerse contactos entre el Partido Comunista y Guiteras. El Partido tuvo un militante joven encargado de hacer vínculo con él. De hecho, Carlos Aponte, el venezolano que murió junto a Guiteras, estaba escondido en casa de un comunista. Aponte anteriormente había tenido relación con Mella.

¿Cuál fue la impronta de Guiteras en ese gobierno?

Sin dudas impulsó medidas importantes. Entra otras, nombró tres mujeres alcaldesas. Eso nunca había pasado, las mujeres no tenían derechos políticos. Rompió con normas de la época. Indujo la intervención de centrales norteamericanos que trataron de crear dilemas al gobierno. Grau lo firmó, pero el impulsor fue Guiteras.

Lo mismo ocurrió con la llamada Compañía Cubana de Electricidad, monopolio estadounidense que estaba creando conflictos con los trabajadores para que fueran a la huelga y paralizar el país. Esto fue el 14 de enero de 1934 y al otro día cesó el gobierno.

En su artículo Septembrismo ─publicado en Bohemia después de la caída del gobierno─, analizó sus problemas. Cuando impulsaba las medidas más radicales encontraba oposición. Muchos se asustaron y empezaron a retroceder, por miedo a las posibles reacciones de Estados Unidos. Para que un gobierno pudiera mantener una buena proyección, reflexionó, lo primero que debía tener era unidad. En una parte dice: “Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la no intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males, el antiimperialismo económico…”.

Comentarios

Fue capaz de vislumbrar las contradicciones existentes en el gobierno que se movían entre la reforma y la revolución. También hay que reconocer que su línea a seguir, con plena claridad, eran a favor de los humildes, en contra del dominio de los monopolios norteamericanos y lograr la independencia nacional. Nuevamente gracias a Ariel Pazos Ortiz, traer historias del pasado reciente.j
hanaha46@nauta.cu

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