Grafiti de amor

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Grafiti de amor
Fecha de publicación: 
17 Octubre 2025
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Imagen tomada de Internet

No todo está perdido. He caminado más allá de mi manzana y encontré muchos carteles de amor, con estilos diversos, con lenguajes románticos, también directos, vulgares, mal escritos, pero con un mensaje claro que me dice que todavía el afecto puede salvarnos, como siempre he creído que es por su poder de mover en todos los sentidos.

A veces aseguro que estamos vacíos, que solo nos preocupa la parte práctica de la vida, que los problemas y la economía nos arrastran a ese abismo de incertidumbre y caos; entonces, después de detenerme en varios letreros pareciera que socialmente somos unos muy distintos, secos, apáticos, protestones, cansados, insensibles, y por otro lado, todo sentimientos.

Y está muy bien, las dificultades nos circundan, se nos aferran, pero sería un error muy grande dejarse llevar por completo y entregarse a la miseria cuando todavía queda esperanza para hacer y sentir.

Ya lo dijo José Martí, o le atribuyen la frase: “La única verdad de esta vida, y la única fuerza, es el amor. En él está la salvación…”. ¡Y cuánta razón! Por eso siento con optimismo cada manifestación que vi que me recuerda que somos seres de sentidos.

Quizás los grafitis que me tropecé fueron hechos por adolescentes impulsados por la pasión de la edad, por esas fiebres estacionales que hacen querer gritar sin pena lo que sienten y que el mundo sepa que su piso se mueve con toda la melaza y el dramatismo posible. ¿Qué les sucede luego? ¿Desaparecerán arrastrados por la marea del pragmatismo?

¿Quién no rayó alguna vez el pupitre, una pared o un árbol como para perpetuar una emoción, una unión, un mensaje? Estaba mal, pero el ardor y la rebeldía en ocasiones ignoran lo adecuado y en el fondo es también un poco ingenuo.

En mi recorrido de vez en cuando la declaración fue un simple “Te amo”, “Fulano + Mengana forever”, otras fue casi un discurso “Te amo, mi puchunguita, vivir sin ti no podré”; pero también piden perdón, ruegan o te exigen valorarte, como le dirían a una hermana, así, sin tapujo, por poco con imposición “Tienes que aprender a amarte, perra!”. En otros momentos te incitan a abrir los ojos: “Necesitas ser feliz”, una locución con muchas lecturas, pero yo elijo la más noble de todas.

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Fotografía de la autora

El grafiti es un concepto de comunicación visual que puede tener valor artístico. Se realiza en espacios públicos y generalmente sin permiso. Ahí radica el dilema, cuando transgrede. El término significa “garabato” o “rayón”. Sus mensajes pueden ser subliminales o directos para invitar a pensar, de crítica y protesta social, desahogos personales, publicidad. Igual son variados sus técnicas y estilos, desde una simple firma, frases cortas o elaboradas, sencillas y monocromáticas o complejas repletas de colores y adornos, incluso un dibujo.

Pueden ser hechos a mano alzada o con empleo de plantillas, cubrir toda una pared o a penas ser visible. De acuerdo con su composición será catalogado como arte urbano y aportar belleza al paisaje metropolitano, según el ojo con que se mire.

Sin dudas es expresión cultural auténtica y antigua presente en todo el mundo. Con frecuencia se relaciona con marginalidad. Es una actividad un poco anónima que asume riesgos porque a los grafiteros les gusta lo prohibido, el lienzo más provocador así sea en lo alto de un puente o delante de las propias autoridades que lo controlan porque les gusta el reto y la sorpresa. Justo como adivino las bases de los adolescentes que improvisan carteles apurados para causar asombro en las personas de sus deseos.

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Imagen tomada de https://www.traveler.es

Es enorme la lista de grafiteros de renombre, Banksy de Reino Unido, Os Gemeos en Brasil y Aya Tarek de Egipto, son solo algunos ejemplos. Sin embargo, un movimiento que cada vez tiene más fuerza es Acción Poética. Se trata de un fenómeno literario y artístico que partió desde México hacia otras ciudades del continente americano para expandirse al mundo y llenar espacios callejeros con poesía y textos positivos y sentimentales que hablan de esperanza, vida, nostalgia y amor.

Son carteles fácilmente identificables porque poseen una estética clara y determinada. A menudo son fragmentos de poemas pintados sobre muro o fachada con letras grandes y oscuras para que el contraste y las emociones hagan el resto. Es una manera también de universalizar autores, de hacer amenos los letreros porque nada es más placentero que la lectura optimista y las notas de amor. Es alta la probabilidad de que el transeúnte se detenga, reflexione y sonría, y hasta le haga fotos y envíe a sus seres queridos, como me sucedió con esa puerta de color amarillo en una zona popular y agrietada de La Habana.

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