España: Incertidumbre electoral y franquismo omnipresente

La inmensa mayoría de las encuestas dan cuenta de que fue un error del presidente Pedro Sánchez el haber adelantado las elecciones generales para el próximo día 23 en las que se juega su puesto de dirigente y abre aún más el avance de la derecha y ultraderecha, vencedoras de recientes comicios regionales y municipales en España.

Como indicamos en un reciente comentario, decidió adelantarlas ante el riesgo de que un desgaste más largo de su Ejecutivo en los próximos meses, con una derecha envalentonada tras su rotundo éxito electoral, acabe con una mayoría absoluta del Partido Popular (PP) y Vox.

El gubernamental Partido Socialista Obrero Español (PSOE) perdió un millón de votos en esa consulta y ahora se espera que se acerque al millón y medio, mientras algunos de sus dirigentes admiten que solo la figura de Sánchez pudiera evitar una debacle mayor.

Otros líderes del PSOE califican de “kamikaze” que Pedro Sánchez haya vuelto a fiar toda la estrategia de campaña a su persona. Si desde la Moncloa se ha transmitido durante estos días que las entrevistas del presidente estaban dando oxígeno a su candidatura, algunos utilizaban datos para desmentir el “espejismo” y pronosticar un nuevo triunfo opositor.

Cierto, Sánchez goza personalmente de popularidad, a pesar de sus puntos de vista políticos, como eso de dar ayuda al régimen de Kiev en su confrontación con Moscú hasta las últimas consecuencias, mientras compra abundante gas a Rusia, a pesar de las sanciones de Estados Unidos y otros aliados de la agresiva Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Con virtudes o defectos, Sánchez no es para nada comparable a anteriores gobernantes del PSOE como Felipe González, quien durante 13 años no hizo nada digno para su pueblo y hoy es un correveidile del Imperio y “cúmbila” de la “gusanera” miamense, mientras las huestes franquistas se hacían más fuertes durante su mandato.

Los “populares”, desprestigiados en su más reciente gobierno por prácticas corruptas, vuelven a empoderarse, subrayo, con ganancias electorales en comunidades y regiones, por lo cual el futuro no es nada prometedor.

MÁS OXÍGENO AL FRANQUISMO

Todo se desarrollará bajo un escenario en que el franquismo, aunque no se mencione, estará presente, y más porque el desajuste de la izquierda da aún más aire a los herederos de la vieja guardia del fallecido dictador Francisco Franco.
Porque, apunto, otra victoria electoral de la reacción –bajo las reglas de la democracia representativa-  será un nuevo avance del siempre latente franquismo en la nación ibérica.

Allí nunca ha habido una condena oficial a la dictadura ni reparaciones a los familiares de sus víctimas,100 000 de las cuales se hallan aún desaparecidas, mientras perdura la impunidad histórica para los victimarios.

En España la justicia no está al servicio de esclarecer los crímenes de lesa humanidad. La ley de amnistía de 1977 se lo impide. Pero no solo eso: hay jueces que van más allá y lo que hacen es poner trabas a cualquier intento de modificar el statu quo franquista. 

Familiares han visto cómo un sinfín de querellas y recursos frustraban su derecho a enterrar a su gente donde consideren oportuno, no dónde decidió un dictador –corresponsable, además, de su muerte. 

Cuando lo que llaman justicia admite a trámite recursos delirantes de la extrema derecha, se hace partícipe de la impunidad posfranquista. Dificulta la investigación. Obstaculiza el trabajo de las instituciones. Desperdicia recursos económicos y humanos. Arruina las esperanzas de familiares que no esperan otra cosa que recuperar los restos de los suyos.