El molesto Bukele: Deshacerse de él, objetivo de Washington

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El molesto Bukele: Deshacerse de él, objetivo de Washington
Fecha de publicación: 
19 Abril 2022
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El presidente salvadoreño, Nayib Bukele. - Foto: getty images

Que Nayib Bukele haya tomado medidas realmente controversiales y que pudiera haber tenido otro tipo de opciones, es posible, pero habrá que detenerse a pensar qué respaldo tuvieron anteriores gobiernos para llevar a cabo lo que está realizando en estos momentos.

Ahogada la ciudadanía por una ola de violencia que causó unas cien muertes en menos de cuatro días, el presidente salvadoreño decretó el estado de excepción, respaldado por un Congreso a su favor y unas fuerzas armadas que han sido atendidas socialmente y le han mostrado un fuerte respaldo.

Más de 12 000 pandilleros han sido detenidos hasta ahora, a los que suman algunos familiares, que los han respaldado, y aprovechado, en una larga trayectoria delincuencial, que se ha hecho endémica en el pequeño país centroamericano.

Contra Bukele, las autoridades imperiales esgrimen todo tipo de propaganda negativa, destacando la denuncia por la violación de los derechos humanos por el Estado más violador en ese sentido, sin que hasta ahora se haya reportado la muerte de algún pandillero en prisión, y hasta tergiversan admoniciones del mandatario para conminarlos a que cesen las disputas entre ellos, sus crímenes contra la población y otras actividades delictivas, desde la extorsión al narcotráfico.

Muy fácil invocar los derechos humanos que hacen personeros de Biden y embajadores occidentales en San Salvador, pero debemos recordar que las luchas entre pandillas que surgieron y se recrudecieron en anteriores regímenes, tienen sus orígenes en el propio Estados Unidos, entre los emigrados salvadoreños, y que nunca gobierno norteamericano hizo efectiva ayuda alguna ofrecida para zanjar el grave problema.

El hoy ex presidente Salvador Sánchez Cerén ideó un ambicioso programa ascendente a más de 5 000 millones de dólares para insertar a los jóvenes en la sociedad y darles una salida a tantos adolescentes y hasta niños que ingresaban en esos grupos.

Contaba con las promesas de los sectores acaudalados del país y de entidades humanitarias norteamericanas, pero fueron vanas, y nada se hizo.

DE MAL EN PEOR

Con el régimen de la ultraderechista ARENA las cosas fueron de mal en peor, con niños que se convertían en asesinos para ganar el reconocimiento de sus compañeros.

Cansados de gobiernos que mucho prometían y nada hacían, los salvadoreños se alejaron de las dos fuerzas tradicionales y eligieron limpiamente una tercera opción, representada en la figura de Bukele, un empresario de origen libanés, que ganó ampliamente y hasta incrementó posteriormente su popularidad, pese a la propaganda de la reacción interna y el imperialismo.

Tuvo que enfrentar un Congreso que impidió el cumplimento de ventajosos convenios comerciales, como el acordado con China, en tanto la judicatura, controlada por ARENA, preparaba planes para tratar de llevar a prisión al mandatario, tal como se hizo en Brasil con Inácio Lula da Silva, con el fin de impedirle que se postulara a la presidencia.

Posteriores elecciones legislativas le dieron a Bukele la mayoría que necesitaba para destituir a jueces corruptos, con los acostumbrados gemidos, y alaridos, de personeros del imperio en los que se calificaba hasta de dictador al presidente.
 

Desde que dio inicio el régimen de excepción en El Salvador, las autoridades salvadoreñas han capturado ya un total de 13.086 pandilleros en la llamada guerra contra las pandillas. pic.twitter.com/ZOP2mPAHWw

— RT en Español (@ActualidadRT) April 19, 2022

Bukele también molestó a Washington, cuando convirtió a El Salvador en la primera nación en el mundo en adoptar el bitcoin como elemento de cambio, en detrimento del dólar, la no continuación de las críticas al Gobierno Bolivariano de Venezuela, el no pronunciarse contra Cuba y la abstención ante la condena a Rusia por su operación militar en Ucrania.

HIPOCRESÍA

Todo en medio de las lamentaciones del presidente norteamericano, Joe Biden, por considerar que se pisoteaban los derechos humanos de los pandilleros, y del secretario de Estado, Anthony Blinken, quien arremetió contra la política de seguridad en el país centroamericano, e instó a “defender el debido proceso y proteger las libertades civiles, incluidas las libertades de prensa, reunión pacífica y expresión”.

El presidente salvadoreño le respondió que tenía un amigo periodista que querría tener acceso a la cárcel de Guantánamo -la cárcel estadounidense ubicada en territorio cubano ilegalmente ocupado-, denunciada por su política de torturas, tratos viles y reclusión sin juicio contra personas acusadas de “terroristas”, para ejercer su derecho a la libertad de prensa y comprobar si los detenidos han disfrutado de sus “libertades civiles” y de un “debido proceso”.

Pocos días antes, Bukele había acusado al gobierno de Estados Unidos de apoyar a las pandillas y sus “libertades civiles”, en respuesta a una publicación de Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, quien había señalado que “el gobierno de Estados Unidos continúa apoyando a El Salvador en sus esfuerzos por reducir la proliferación de pandillas”, pero llamó a “proteger a sus ciudadanos al mismo tiempo que defiende las libertades civiles, incluida la libertad de prensa”.

En este contrapunto con Washington, Bukele criticó semanas atrás las conversaciones en el plano energético entre Washington y el gobierno de Nicolás Maduro en Caracas, pese a que la Casa Blanca no lo reconoce como mandatario de Venezuela. “El gobierno de Estados Unidos decide quién es el malo y quién es el bueno y también cuándo el malo se vuelve bueno y el bueno se vuelve malo”. expresó.

Bukele se ha centrado en mostrar los comentarios positivos de la población que defiende la política de seguridad, así como la reducción de la cifra de homicidios. Sin embargo, el pasado fin de semana reconoció que podría haber un pequeño margen de error en las detenciones.

Algunos analistas dicen que EE.UU. esta preocupado, porque muchos pandilleros están solicitados por la Justicia estadounidense, pero lo que le molesta realmente es la reciente reforma judicial aprobada en la Asamblea Legislativa, sin “asesoramiento” de Estados Unidos, que no incluyó reformas relacionadas a los procesos de extradición de pandilleros.
Pero lo de las pandillas es otra nueva excusa del Imperio para deshacerse de un presidente que le es molesto y que, con virtudes y defectos, no tiene hasta ahora pelos en la lengua.
 

 

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