EE.UU.: Caos mental

En este artículo: 
EE.UU.: Caos mental
Fecha de publicación: 
24 Enero 2023
0
Imagen: 

Algo corriente para el aficionado a las exhibiciones documentales norteamericanas es observar como a pesar de las apariencias que tratan de crear, trasciende la cada vez mayor caótica salud mental de la sociedad que ensalzan.
Así, es muy corriente como aquellos soldados norteamericanos que han colaborado en la depredación de Iraq y Afganistán, para poner solo dos ejemplos, reciben a su regreso poca atención oficial -por no decir abandono-, lo cual deriva hacia la situación de un mercenarismo al servicio de los peores intereses, o a una depauperación mental que lo puede llevar al suicidio. 

Ello es más notorio cuando se habla de la nación más rica del mundo, con todas las facilidades que el avance de la ciencia ofrece y hacia donde confluyen miles de personas en busca de una vida mejor, procedentes generalmente de países explotados por el Imperio hacia donde tratan de llegar por todos los medios.

Ahora se habla de que hasta el cambio climático puede provocar problemas de este tipo en una sociedad en la que no hay una Ley de Salud Mental.

Y es que millones de estadounidenses viven con problemas de salud mental, creados, además de los problemas antes mencionados, por factores biológicos como la genética, la química del cerebro, experiencias de vida como traumas y abusos, o un historial familiar con tal situación.

La Alianza Nacional de Salud Mental informó que uno de cada cinco adultos en Estados Unidos experimenta una enfermedad mental en su vida, y, en estos momentos, casi 10 millones de estadounidenses viven con un trastorno mental grave, como la ansiedad, la depresión mayor y el trastorno bipolar.

Según la Anexits and Depretion Association of América, este trastorno es altamente tratable, pero sólo alrededor del 37% de los afectados reciben realmente tratamiento. Es habitual que se diagnostique tanto ansiedad como depresión. Los síntomas pueden incluir preocupación excesiva, sensación de agitación, inquietud, fatiga, músculos tensos, dificultad para dormir y ataques de pánico. 

El trastorno depresivo mayor es la principal causa de discapacidad entre los estadounidenses de 15 a 44 años, y es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Algunos de los síntomas son: estado de ánimo deprimido, disminución del interés o del placer, cambios en el peso, el apetito y los patrones de sueño fatiga y sensación de inutilidad.

Los trastornos bipolares afectan a hombres y mujeres por igual, y la edad media para desarrollarlos es alrededor de los 25 años; las personas que padecen pueden experimentar episodios maníacos en los que su estado de ánimo y su comportamiento son drásticamente diferentes de lo normal.

El 90% de los adultos estadounidenses considera que hay una crisis de salud mental en el país, según encuesta de Cable News Network, en colaboración con Káiser Famiiy Fundation, que afirma que las personas que lo padecen pueden fallecer de forma prematura y no solo a causa de suicidio.

Debido a ello, cada año, 46 millones de estadounidenses padecen enfermedades mentales. Solo el 41% recibe ayuda, y de este por ciento está incluido principalmente el sector adinerado.

FUENTE PRINCIPAL

La pobreza es una gran productora de problemas de salud mental. Si estás constantemente preocupado por si tendrás suficiente dinero para pagar el alquiler, la comida y el transporte -y vives en una parte de la ciudad que es más ruidosa, tiene menos recursos, está excesivamente vigilada y tiene escasos espacios verdes- la mayor parte, si no es que toda, tu energía se destina a la supervivencia.

“Tu respuesta al estrés se activa constantemente”, afirma Sharon Lambert, profesora de psicología aplicada del Universito Collage Cork (Irlanda). “Tu cuerpo alcanza una carga estática porque sólo tienes capacidad para soportar cierta cantidad de estrés. Puedes enfermarte física y mentalmente. Si vives en la pobreza y además eres bipolar, o homosexual o mujer, esta carga de estrés puede ser aún mayor”, acota.

Quienes más necesitan servicios de salud mental de calidad en Estados Unidos son quienes menos probabilidades tienen de recibirlos. Una sola sesión de terapia puede costar entre 100 y 300 dólares si no se tiene seguro, y muchos terapeutas no aceptan seguros, y mucho menos Medicaid, porque las compañías de seguros no les pagan bien. 

Las clínicas comunitarias y las organizaciones sin ánimo de lucro que ofrecen terapia gratuita o de bajo coste suelen tener listas de espera de meses. Se calcula que el 54% de los adultos estadounidenses con un trastorno mental diagnosticado no reciben tratamiento.

Si alguien consigue acceder a servicios de salud mental asequibles, es muy probable que el médico que le atienda proceda de una familia con ingresos más elevados que no comprenda realmente su experiencia. El elevadísimo coste de un título universitario en Estados Unidos, entre otros factores, hace que el campo de la salud mental no sea tan diversamente cultural como debería. 

Según un informe de la American Psicológits Assen, el 86% de los psicólogos estadounidenses en el 2015 eran blancos, y ello subió al 88% en el 2019, expuso la Oficina de Estadísticas Laborales.

Parte del problema es que los estudiantes que se forman para convertirse en terapeutas asumen una deuda sustancial para obtener un título de posgrado, y luego se les pide que trabajen gratis durante e incluso después de la escuela, para acumular horas de capacitación, lo que simplemente no es sostenible, especialmente para muchas personas de color.

En resumidas cuentas, mientras siga existiendo una desigualdad lamentable en el acceso a la educación, la atención sanitaria, el cuidado de los niños y la vivienda asequible en ese país, habrá demasiadas personas en situación de pobreza que padezcan enfermedades mentales prevenibles.

Esta situación desbordará a los organismos que no cuentan con los fondos suficientes para satisfacer todas esas necesidades, y cuyo personal está formado por médicos a menudo mal pagados, con exceso de trabajo y agotados.

Sheila Savannah, directora gerente del Prevention Institute, una organización nacional sin ánimo de lucro, explica que, en la atención de salud mental tradicional, se presta poca atención a los conocimientos, los puntos fuertes y los recursos que el cliente podría aportar a su propia curación y a la de sus comunidades. En cambio, se hace hincapié en los problemas del cliente, y el clínico es el experto. “Se trata de una configuración que resta poder y refuerza los sistemas clasistas y racistas”, opina.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.