China-EE.UU.: Trump, irracional

Dando zarpazos por todos lados, desesperado por la lógica pérdida de confianza del electorado norteamericano, el presidente Donald Trump sube aún más las tensiones con Beijing, al incrementar las ventas de armas a Taiwán y dar el visto bueno a maniobras de su Armada en el Mar del Sur de China.

Para colmo de sus males, la economía norteamericana se ha deprimido en cerca del 35%, principalmente por el mal manejo de la pandemia del nuevo coronavirus, que ha convertido a EE.UU. en centro mundial del mal, mientras China aumenta discretamente su crecimiento y controla en gran medida la COVID-19, que, aunque se inició allí, tuvo como base viajeros procedentes del territorio norteamericano.

Al mismo tiempo, Trump rechaza consejos de expertos y mantiene una guerra comercial que amenaza a la economía norteamericana y el orden global, al tiempo que empeora aún más las relaciones con el gigante asiático.

Al peligro que representa las maniobras de buques estadounidenses tan cerca de sus costas, China ha respondido con la puesta en estado de alerta a importantes fuerzas navales y territoriales.

Y en lo económico, la respuesta de Beijing a las continuadas subidas arancelarias a sus productos, es un riesgo sistémico para EE.UU., que tiene una economía dopada por rebajas fiscales históricas, con déficits sin parangón, en pleno giro de su política monetaria y con un dólar débil. 

Representa, además, un peligro contra la seguridad global, por la afrenta a aliados geoestratégicos. Y contra el raciocinio, ninguna guerra comercial ha ocasionado riqueza nacional, sino tensiones o desastres globales.

Qiao Ling, un estratega militar chino, dijo que Estados Unidos está actuando con una mentalidad anticuada, lo cual, afirmó, provocará su declive.

Semejante mentalidad ha conllevado a Trump a una guerra comercial con China, olvidando que EE.UU. se convirtió en una superpotencia por su competitividad, aprovechando la explotación laboral humana, pero no desbaratando rivales, como pretende hacer ahora.

Para ejemplificar esto tenemos que el gabinete de halcones que asesora a Trump echa la culpa de todo a China, a la cual señala como un riesgo creciente para la industria norteamericana, principalmente la rama militar; de infiltrarse en compañías para robar su tecnología, e interferir en las elecciones de noviembre de EE.UU. para coadyuvar a que otro sea su presidente, como declaró el vicepresidente, Mike Pence.

Pero China ha subrayado que tiene muchas más respuestas a las sanciones promovidas por el gobierno de Donald Trump, lo cual el multimillonario no dudará en continuarlas, exponiendo al pueblo norteamericano a más profundos riesgos económicos y desprestigio político.

La actitud prepotente del irracional mandatario le tiene sin cuidado a los dirigentes de la República Popular China, acostumbrados a estas embestidas, que no han impedido que sus exportaciones sigan aumentando, y de las empresas de EE.UU. que han decidido retirarse del territorio chino, no muchas, ninguna ha regresado al territorio norteamericano, tal como Trump predecía.