ZONA CRÍTICA: Libros, contra todos los obstáculos

Ahora que la Feria del Libro llega a todas las provincias del país, pudiéramos regodearnos en el triunfalismo. En medio de marcadas dificultades, hay voluntad institucional de preservar espacios para la socialización, la promoción de la literatura, de la buena literatura, pues hay propuestas de mucho vuelo en las librerías de la Feria.

Pero... la Feria, la producción editorial que, aunque deprimida, se mantiene, pese a todos los obstáculos, el sistema de librerías y bibliotecas, el programa de presentaciones y coloquios... todo eso no es garantía de que se lea más, o se lea mejor.

Habría que revisar los estudios de los centros de investigación de la cultura. Está claro que se sigue leyendo, pero hay evidentes lagunas en algunos sectores, en algunos públicos. Hay cierta regresión en el gusto, en la capacidad de análisis, en las prácticas cotidianas, en el ejercicio crítico que implica cualquier lectura.

Claro que aquí hay responsabilidades compartidas. Desde la familia, la escuela, hasta una muy personal. Ojalá que todos comprendieran los extraordinarios aportes espirituales, y prácticos, de la lectura. 

Pero al entramado del libro en Cuba, que enfrenta cotidianamente un aluvión de carencias, le corresponde también afinar estrategias y mecanismos. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma debe esforzarse en llegar, de alguna manera, a la montaña.

Y eso se traduce en planes que partan de demandas concretas, y que refuercen, sin concesiones, jerarquías literarias. Se dice fácil, pero es un empeño complejo. Y exige del acompañamiento de muchas instancias.

Pero cuando los almacenes están llenos de ejemplares que no tienen salida, aunque los precios bajen a lo irrisorio... o incluso, aunque los regalaran, hay indicios de que no se publicó pensando en un público potencial.

Y hay libros y autores (grandes libros, grandes autores) muy demandados... la oferta siempre está por debajo de lo que se necesita.