VOCABLOS: Conticinio (+video)

Hablemos hoy de un término que casi no se usa, pero que es muy bonita por su significado de paz, tranquilidad, justo lo que buscamos muchas veces.

Esta palabra llana, quizás un poco difícil de pronunciar, conticinio, se refiere a esa hora de la noche cuando todo está en pausa. Así lo explica el diccionario de la Real Academia Española.

Es un sustantivo masculino, un poco olvidado, que para algunos define un intervalo impreciso de quietud máxima que se alcanza en momento variable según lugar, mientras que otros son más específicos e indican que es hasta las cinco de la madrugada, por la misma razón, porque se supone que a esa hora, en un sitio no de fiesta, no existe bullicio ni algarabía porque todos duermen aún, hasta los gatos.

Su origen etimológico procede del latino “conticinium”, la forma sustantiva de “conticere”, que quiere decir callarse, guardar silencio. Puede ser orgánico o impuesto, pero, en definitiva, es ese instante en el que todos reposan y cesan los ruidos hasta el despertar.

La calma absoluta es difícil de encontrar durante el día porque somos seres escándalos, generamos jaleos, algunos bastante molestos. Por eso tantas personas aprovechan el conticinio, ese lapsus de tiempo breve cuando la noche se hace tan profunda e inmóvil que invita a la concentración para algunos inspirados, al descanso pleno para la mayoría.

Esta expresión desaparecida de nuestro vocabulario, suena hasta linda, musical, a intimidad, es casi un conjuro. Según leí por aquí, desde hace siglos ya San Isidoro de Sevilla la consideraba para tal fin. ¿Qué habrá ocurrido para que se encuentre ahora en desuso un concepto que tanto deseamos a cada rato? Conticinio es más que una casualidad de la jornada que agradecemos, es una necesidad, sobre todo en este mundo de alboroto a más no poder, donde a veces hasta dormir o estudiar es una epopeya por el exceso de barullo.

Fotografía tomada de https://onlinetours.es

¿Será que su desaparición se debe a que casi es imposible de encontrar en la actualidad? Prácticamente es un rato difícil de hallar de manera natural en las ciudades, casi exclusivo de escenario apartados como el campo. Y es lógico, las poblaciones no duermen, viven del ajetreo constante, siempre hay una persona que se mueve, un portazo, un perro que ladra, de todo tipo de sonidos.

Como dato curioso, y para amenizar este texto, comparto un video de un vals venezolano titulado Conticinio, en su versión instrumental, dirigido por su coterráneo Alfredo Rugeles e interpretado por la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, en el año 2007.

Este tema, que pertenece al registro folclórico del país suramericano, fue compuesto hace 102 años por Laudelino Mejías, y luego, otro bolivariano llamado Egisto Delgado, escribió más tarde su letra.
 

No se oye el rumor
es grato soñar teniendo un amor
sabiéndolo amar.
La grata ilusión que diste a mi ser
trocó mi dolor en arrullos y querer.
Este canto es nacido, mi bien
al calor de un amor
es mi dicha, mi gloria, mi edén
que disipa de mi alma el acervo dolor.
La ilusión que ha sentido mi vida
va embargada de inmenso pesar
en tu reja florida
congojas de pasión
y mi alma triste, doliente, suspira
embargada de inmenso pesar
a ti, niña querida
yo te ofrendo mi cantar.
Llegó el conticinio
todo es silencio, mi dulce amor
acércate y no temas, mi cariño
prenda querida, mi dulce amor.
Llegó el conticinio
todo es silencio, mi dulce amor
alienta la esperanza, mi cariño
prenda querida, mi dulce amor.